babysitters?!

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Babysitters?!

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Seijūrõ se removió incómodo al olfatear el aroma a comida deliciosa y casera en el aire. Abrió sus ojos poco a poco y frente a él halló el rostro de su mayor demasiado cerca. Sus labios entreabiertos, su respiración acompasada y sus párpados ocultando ese par de ojos grises que tanto le gustaban. Se sentía en un sueño hasta que recordó lo ocurrido el día y la noche anterior. Asustado, retrocedió y cayó del sofá con un golpe sordo que alertó a la persona en la cocina.

--Dios mío, Sei-chan ¿te encuentras bien? --Reo corrió a su rescate ayudandole a levantarse.

Akashi retrocedió sorprendido.

Era Mibuchi. Es decir, el Mibuchi Reo de diecisiete años. Su querido amigo.

--¡Woah! Te has despertado extraño, primero te caes y ahora me abrazas ¿qué sucede contigo?

No pudo evitarlo. Por un momento había creído que nunca volvería a tenerlo allí. Se permitió respirar aliviado por primera vez en veinticuatro horas y se alejó de su amigo sonriendo.

--Por cierto --sonrió burlón el pelinegro --, ¿Mayu-chan y tú...?

La sangre se agolpó en las mejillas de Akashi que hasta resultó cómico. Se abrazó a sí mismo comenzando a balbucear y retroceder hasta encerrarse en el baño. Reo apretó los labios conteniendo una carcajada. Su mirada viajó al bulto en el sofá que se movía entre sueños, parecía que buscaba algo (o alguien) y al no hallarlo su ceño se frunció y sus labios se abultaron. ¿Ya podía reírse?

Veinte minutos después, todos los presentes se sentaron alrededor de la mesa baja de la sala para comer un almuerzo improvisado. Todos tenían sus cabellos alborotados y salvo por pequeños detalles, las cosas parecían haber vuelto a la normalidad.

Mayuzumi observaba al pelirrojo de reojo entre bocados de arroz y éste le imitaba cada tanto. Reo lo notó y sonrió para sí mismo.

--Sei-chan, no me respondiste al final. Aunque por tu reacción puedo deducir que es lo que pienso ¿no?

El pelirrojo se atragantó con el agua alertando a Chihiro, quien de inmediato se lanzó a ayudarle dando palmaditas en su espalda y susurrándole dulcemente que respirara, que estaba bien. Cuando se calmó, miró al peliplata tímidamente y le sonrió del mismo modo.

--¿Entonces están saliendo? --habló Nebuya esperando a que Reo le diese más comida. Kotaro volteó a verlos también.

La pareja se sobresaltó y tras unos sonrojos y suspiros, asintieron. Los tres amigos restantes alzaron sus puños a la vez con alegría para luego bombardearlos a preguntas y comentarios vergonzosos.

Alrededor de una hora después, ambos chicos se despidieron de sus amigos y se fueron juntos. No hablaban mucho, iban pensando en varias cosas. Entonces, justo antes de cruzar la calle en una esquina Seijūrõ se asustó al ser jalado hacia atrás abruptamente y chocar contra algo cálido.

--¿Sei? ¿Estás bien? Cielos, ¿acaso no viste la señalización? --exclamó Mayuzumi apuntando hacia arriba, la luz roja.

Akashi se sintió idiota por su distracción. Buscó la mirada del mayor, sintiendose seguro al hallarla. Su mente proyectó lo ocurrido la noche anterior, los brazos y labios de Chihiro, su sonrisa y mirada brillante. Todo. Y creyó oír algún tipo de explosión en su interior.