II

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Todo comenzó en el último año de preparatoria.

Inició el año escolar, habían demasiados cambios al decir verdad pero por suerte mi amistad con Noah es la misma.
Un día estábamos llegando a clase y nos encontramos con Alicia Reynolds, la típica chica popular de la preparatoria, ella se nos acercó.

-Hola Noah. - Exclamó ella sonriendo.
-Hola.. - sonríe cansado al contestar.
-¿Te quedaste despierto hasta tarde otra vez no? - dije.
-Si... ¿Cómo supiste?
-te conozco de toda la vida, ¿te quedaste leyendo verdad? - sonreí.
-Me conoces perfectamente - ríe leve, es tan lindo.
-Si si bueno, Noah prometiste ayudarme con francés - dijo Alicia.
-Ay cierto, lo olvidé pero te ayudaré en el receso.
-mm... Si claro - se fue caminando de forma coqueta.

Después de eso ambos nos fuimos al salón de clase. Tocaba química y es una de las materias que nos gusta en común.
Terminó la primera hora de clase y tocó la campana para cambio de hora, mientras que esperábamos al profesor nos pusimos a conversar.

-¿Qué haces? - dije viendo a Noah.
-Te dibujo - sonríe mientras mantiene su vista en el papel.

Me acerqué para observar el dibujo, aún seguía en el boceto pero al decir verdad empezaba a tomar cierto parecido hacia mí.

-Te está quedando hermoso - exclame.
-Gracias Mellisa - aún con la vista en el papel, mientras dibujaba doy una sonrisa con un sonrojo leve.

¿Sonrojo? Espero no se note mucho, no quiero que piense algo raro.
Pasó el tiempo y las clases llegaron al final del día escolar. Noah en la hora de receso se fue a ayudar a Alicia, no negaré que sentí un poco de celos pero tan solo los ignoré.
Al salir de la preparatoria Noah me acompañó hasta mi casa y me dijo que al día siguiente iba a contarme algo, bueno no negaré que me emocioné en ese momento pero no debo hacerme ilusiones, puede ser alguna pregunta o me puede pedir algo.

Al llegar a casa él se despidió de mi con un beso en la mejilla como de costumbre. Entré y subí a mi habitación para hacer mis deberes, luego me bañe y encendí el televisor.
Ya eran las 11.45 pm y no podía dejar de pensar en lo que me podría contar Noah mañana. De tanto pensar, con el tiempo quedé dormida profundamente.

Una mala decisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora