FASE 2

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-Mátame si puedes-

Sangre y lluvia recorriendo todo mi cuerpo, los últimos latidos de mi corazón le daban juego, demostrando el miedo que le tenía. Era una extraña mezcla, entre tembloroso y dudoso me preguntaba que ocurriría si ese cuchillo que se encuentra a su lado se clavara en lo más ondo de sus entrañas.

Sufrirá tal y como él lo ha echo ¿O no?

Le tome sin atisbo alguno y en un pequeño momento de distracción le clavé el cuchillo.

Noté como atravesaba cada una de sus partes, comenzó a salir sangre y el me miró con sus profundos ojos.

Enmarcó una falsa sonrisa en su cara mientras se desplomaba al suelo.

Me miró desde donde estaba.

-Alysson....- decía con uno de sus últimos alientos, puesto que el golpe fue fulminante.

-Vas a morir, juro que lo harás.

- Mátame si puedes- contesté yo.

Dejó de respirar 

Había vuelto a matar a otra persona más.

En mi interior sentía pura satisfacción, una vida menos, arrebatada por mi.

Me encanta jugar a ser Dios y matar a quien me plazca.

Ver sus caras de sufrimiento me divierte a niveles inexplicables.

Observar como dedican su último aliento a mí.

Joder, eso sí que era la mejor sensación del mundo.

Aunque, son ellos los que acaban pidiendo que los mate.

Ellos se acercan a mí, no yo a ellos. Les advierto que no me sigan, que no me hablen, puesto que su vida, corre peligro conmigo.

Pobres ignorantes.

Creo que está más que demostrado que la curiosidad mató al gato.

Sirenas de policías y ambulancias se podían distinguir a través de la lluvia.

Me limpie las manos me recogí el pelo en una coleta y metí al cadáver en mi coche como ya acostumbraba, el miedo para mí no existía. Más bien eran sentimientos fingidos.

Les hacía creer que ellos me matarían antes de que yo acabase con sus vidas, pero yo tenía controlado hasta el mínimo detalle en la situación.

Fui al descampado abandonado que yo usaba como cementerio y allí dejaba todos los cuerpos que abandonaban la vida a causa de conocerme.

Tras terminar la faena, volví a mi casa, donde tenía numerosas fotos de diferentes personas a las que asesinar.

¿Quién sería la siguiente?

La lista contaba con varios chicos de la misma edad, los elegía a ellos por qué sabía que iba a ser difícil conseguir algo.

Pero cuando algo te cuesta más, más satisfacción provoca lograr tu objetivo.

Dylan Prescott: 20 años, moreno, ojos grises, 1.85 metros, trabaja en una cafetería, personalidad fuerte, aparenta ser infranqueable, pero en el fondo seguro que no lo es, todos lo hacen. Tatuajes por todo el cuerpo y pendientes en las orejas un perfecto badboy de un cuento cliché.

Que pena que no vaya a estar mucho tiempo más en este mundo.

Me hace mucha gracia la gente que se tapa con máscaras falsas, piensan que no les puedes ver todas sus mierdas, solo hace falta hacerse su amiga para que lo suelten todo. Son demasiado predecibles.

Perfecto para calmar los aires, este último era peleón. De los mejores a los que he matado sin duda.

Dylan, tú vas a ser el siguiente.


Relato realizado para el #CC19
Cuenta con 540 palabras.

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