La fiesta

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-Una vez Ciel estaba libre de sus ataduras se quitó la mordaza bastante molesto de haberla llevado puesta, se sacudió el polvo y se acercó a su agresor ahora sujeto por Sebastián
Sin titubear le arrebató la máscara de su rostro mirándole con superioridad y desprecio-

Ciel: Deshazte de el Sebastián.

Sebastián: Como usted desee.

Sebastián cogió la pistola que te tenía el agresor y le mató con su propia arma. Mientras cayó en el suelo, Sebastián avisó a sus otros sirvientes para que limpien ese desastre.

Sebastián: Ciel sabías quién era ese hombre? Me pareció que era parte del otro bando...
-Ciel sabía perfectamente quien era, de donde venía y para quien trabajaba pero le parecía demasiada perdida de tiempo darle importancia ahora, se froto las muñecas aún dolidas por las ataduras y empezó a hablar sin alzar la vista-

Ciel: No teníamos que hacer algo hoy...? A que esperas para terminar de prepararme?

Sebastián: Con todo este escándalo ya es hora de tomar el té con Elisabeth así que irás a su fiesta sin las clases de baile. Espero que no hagas un desastre como la última vez...

-Preparó su ropa para ir a casa de Elisabeth. Un traje muy elegante con hombreras y costuras de alta calidad. Limpió los zapatos para que queden relucientes.

-Ciel se miró con algo de náusea, antes de suspirar y dirigirse a la puerta con Sebastián-

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-Ciel se miró con algo de náusea, antes de suspirar y dirigirse a la puerta con Sebastián-

Ciel: Demonos prisa, cuánto antes vayamos antes nos iremos.
Ugh a veces desearía tener que bailar contigo en lugar de con ella....

-Dijo en voz alta sin darse cuenta-

Sebastián: Oh que halago mi querido amo, no sabía que me tubieras tanto aprecio.

-Sebastián abre la puerta de la mansión para que pudiera pasar.-

Sebastián: A la calle se encuentra su carruaje amo haz el favor de entrar dentro.

-El rostro de Ciel se ruborizó levemente al percatarse de que Sebastián le había oído, aparto la mirada y mantuvo silencio hasta llegar a la mansión de Elisabeth donde ella ya esperaba impaciente su llegada.-

-El carruaje se dirigió hacía la casa de Elisabeth, después de un largo viaje llegaron

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-El carruaje se dirigió hacía la casa de Elisabeth, después de un largo viaje llegaron.-

-Sebastián abrió la puerta del carruaje para que pudiera salir su amo. -

Ciel creo que es hora de que tu y Elisabeth creéis un amor más duradero, es decir, dale todas sus necesidades que desee y no la defraudes.

-Ciel se bajó del carruaje con la ayuda de Sebastián y alzó la vista hacía la mansión

Ciel: Sigh... acabemos con esto

Ciel y SebastiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora