Capítulo VII

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Era viernes y todos los viernes de ese mismo mes habían logrado que Yerim confirme tres cosas: a partir de las doce, los encargados del orfanato empezaban a irse y algunas veces dejaban a Wendy sola para que termine de despedirse de todos los niños de los cuales era responsable. Tiempo muy valioso que podría utilizar para buscar los archivos que su padre le había pedido los cuales pudo averiguar que se encontraban en una habitación dentro de la dirección de dicho orfanato. Y también, que ya era demasiado tarde para decirle a Wendy la verdad, había pasado un mes ya desde aquella noche en el baile y desde que había empezado a trabajar allí y no había posiblidad de contarle a la rubia su verdadera identidad.
Lo que no sabía Yerim era que también era demasiado tarde para evitar que la rubia empiece a sentir cosas por ella. Y la verdad era que Wendy, después de aquel baile y aquel beso en la mejilla, cada día veía alguna razón más para enamorarse de la castaña. Su sonrisa, su bondad, su gran y enorme corazón y también la increíble capacidad que tenía para alegarle hasta el peor de los momentos. Ella sabía que estaba mal, que Yeri tenía novio y no podía meterse en su relación, pero también sabía que por más que lo intentase no podía evitar sentir aquellos hermosos sentimientos.

Ambas chicas se encontraban en un parque, era el cumpleaños de uno de los niños y Yeri muy amablemente propuso llevarlo a dar una vuelta por la ciudad, Wendy no dudó un segundo en sumarse a esa idea y los directivos del orfanato tampoco se opusieron. Así que allí se encontraban, como última parada, viendo al niño de a penas seis años jugar en el tobogán y hamacas con una euforia que solo un niño de su edad podría tener.

—¡Jisung! ¡No corras tan rápido que puedes caerte! —le gritó Yeri, viendo como el niño casi tropieza con una piedra al ir corriendo desde el tobogán hacia las hamacas— si sigue así me va a dar un infarto.

—Pareces toda una madre, Katy —le dijo Seungwan, entre risas— seguramente serías una madre increíble.

El sonrojo en el rostro de ambas chicas al pensarse juntas, en pareja y con niños era muy notorio solo que ninguna sabía lo que estaba pensando la otra. Aunque Yeri de igual forma decidió cortar con esa situación y de paso seguir con su plan de alejar a Wendy de ella en el sentido amoroso.

—¿Si? No lo creo... Además Jaemin no quiere tener hijos.

La sola mención de Jaemin hizo caer un poco en la realidad al corazón de Seungwan que asintió ante esa respuesta y volvió su vista al niño que se había entretenido con un perrito chiquito que estaba por allí.

—Bueno, pero ahora son jóvenes, uno nunca sabe que puede pasar... Tal vez después estás con otra persona y esa persona si quiera hijos.

Yerim sintió esa afirmación como si Wendy estuviese hablando de sí misma, y justamente así era. Tragó saliva y pensó en que responder para poner un corte a eso, pero nada se le ocurrió más que una fría respuesta que reflexionó más de dos veces en si debía decirla o no.

—No creo que deberías opinar sobre eso, Jaemin y yo no vamos a romper.

Y lo hizo, se sintió mal por responderle así a la mujer de la cual estaba enamorada pero prefería lastimarla así que diciéndole la verdad, eso sería muchísimo peor.

—Lo siento, no quería sonar invasiva...

Quedaron en silencio, Yeri no respondió ante su disculpa y Wendy no quiso volver a entablar conversación. Pero no sacó su mirada de encima de la castaña y esta última no pudo evitar sentir su corazón latir con fuerza ante esos ojos sobre ella.

La rubia se mordió el labio, nunca antes había tenido tantas ganas de besar a alguien. Corrección, nunca antes quiso besar a alguien más que aquella pelirroja que se había adueñado de su corazón hace diez años atrás. Y era Katy quién después de tanto tiempo había logrado que empiece a olvidar a quién le había impedido enamorarse de otra persona a lo largo de su vida, hasta ese momento.

Pero Seungwan no era consciente que Katy era esa misma pelirroja cuyo apodo era “Yerm”, no lo sabía y no lo supo aún después de unir sus labios con los de ella, sintiendo aquel cálido beso idéntico a los besos que Yerm le daba en su infancia. Tenía el mismo sabor, la misma textura y el mismo sentimiento de amor puro.

Pero por una extraña razón, la rubia no era capaz de darse cuenta.

Al día siguiente, la noticia de que Yerim y Jaemin habían terminado se desparramó por toda la institución. Jaemin, al final de cuentas había decidido salir del clóset y aclarar que su relación con Yerim era falsa, esto lo había hecho al enterarse de toda la verdad sobre lo enamorada que se encontraba su ex novia de la rubia canadiense.
Aún sin la autorización de Yerim, Jaemin lo había hecho. No pensaba permitir que su mejor amiga arruine su vida amorosa por culpa de su padre así que quiera o no, él diría la verdad.
Seungwan se sentía un poco culpable, pensó que a causa de su beso ambos jóvenes se vieron obligados a tomar aquella decisión, aunque la verdad era esa, era solo cuestión de tiempo para que todos la descubran. Pues con cada día que pasaba el joven se encontraba cada vez mas enamorado de su compañero de clase, Lee Jeno.

Yeri intentó despejarse un poco de toda la euforia que aquella noticia había provocado y se fue al baño a lavarse la cara, no contaba con que la chica de la cual estaba enamorada se encontrara allí también, saliendo de uno de los cubículos y lavándose las manos.

—Katy...

—Hola Wendy —respondió seca, cortante cual cuchilla recién afilada— ¿qué quieres?

—Lo de Jaemin... ¿es cierto?

—Lo es —se lavó la cara y se peinó, notando como Seungwan no le sacaba los ojos de encima, le gustaba que lo haga pero no podía permitir que eso pasara, tenía que alejarla— ¿qué estás mirando?

—Te gusto, ¿verdad? Puedo notarlo, me miras de una forma distinta, casi como yo te miro... Pero sin embargo me tratas mal, ¿Por qué?

—Aléjate Wendy, antes de que sea tarde —la advirtió, tomando su mentón y presionándola sobre el lavamanos— no soy tan buena persona como parezco.

—¿Por qué no te creo?

Yeri la besó de manera brusca, mordiendo su labio al terminar el beso y apartándose de ella como si aquello no hubiese significado nada para su corazón, cuando si lo hacía.

—No soy de tener relaciones estables, suelo jugar mucho con las personas —mintió, acariciando su mejilla y riendo de una manera provocativa— ¿acaso quieres ser mi nuevo juguete?

Wendy tragó saliva, esta no era la Katy que había conocido, algo la había cambiado desde que empezó a interesarse en ella. Sabía que le gustaba, de lo contrario no hubiese correspondido su beso ayer. Pero, aún así, no entendía por qué insistía tanto en alejarla, ¿acaso pensaba que era idiota y no se daría cuenta del brusco cambio en su personalidad?

—Tu no eres así, estas fingiendo, no soy estúpida.

—Haz lo que quieras, Son Seungwan será mi nuevo juguete a partir de ahora.

Yeri salió del baño con el corazón en la boca. ¿Por qué había hecho eso? ¿De dónde había salido? Wendy no se había tragado ni una palabra de lo que había dicho y para colmo se había dado cuenta de la forma en que ella la miraba. Esto no estaba funcionando, pero aún así, no iba a dejar de intentar alejarla de ella.

Era tarde para decir la verdad y también era peligroso tenerla a su lado, la única opción era tratarla horrible para que se desenamore de ella.

「 Grapes. ፧ WenRi 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora