Yeri sabía que era una mala idea, sabía que no debería haber llevado a su casa a Seungwan; primero, porque de esa forma no estaba manteniendo la cruel imagen que quería dar frente a la rubia para que se desenamore de ella, y segundo, en esos momentos tenía en su poder aquellos archivos que su padre le había encargado eliminar, pero no podía hacerlo con ella allí. Pero a pesar de sus intentos, le fue imposible dejarla a la llorando en el orfanato.
—¿Por qué insistes en ser una mala persona conmigo, Katy? No lo eres, no entiendo por qué quieres alejarme de ti.
La pregunta que Seungwan hizo a penas entró a la casa, tomó por sorpresa a la castaña quién intentando evadirla comenzó a sacarse el abrigo en completo silencio.
—Katy, te pregunté algo —le dijo, aproximándose a la más baja y presionándola contra la puerta— ¿Por qué quieres alejarme de ti?
—No sé de que estas hablando, Wendy —respondió de una manera fría, girando su rostro hacia un lado.
—Agh, me estoy hartando de esto —tomó su mentón y prácticamente la obligó a que la mirara a los ojos— tú me gustas y sé que yo a ti también, ¿por qué haces esto?
Seungwan no esperó siquiera que Yeri reaccione, se abalanzó sobre la menor besándola y haciéndola trastabillar contra la puerta. La besó de una forma agresiva, brusca, casi como reclamándole que le de una respuesta de esa forma. Yeri no hizo más que dejarse llevar confirmando que había tomado una pésima decisión al llevar a la rubia a su casa, porque si bien estaba intentando evitarla era malditamente débil cuando la tenía cerca. No había forma de evitar que sus sentimientos fluyan a pesar de no querer que lo hagan.
Su abrigo a medio sacar terminó por caerse al suelo en medio del beso, junto a la foto de cuando ambas eran niñas que Yeri había separado de los archivos y decidió guardar. Al ver esto, la rubia se separó y bajó a recoger lo que se había caído provocando que el pulso de la castaña se acelere de repente y que todo su cuerpo quede helado. Apresurada por no ser descubierta intentó tomar la foto primero pero desafortunadamente la más alta le había ganado de mano y poseía aquella dichosa foto frente a sus ojos.—Wendy, yo...
—¿Qué significa esto? ¿Por qué tienes está foto? —le preguntó, levantando la mirada y viéndola a los ojos. En ese momento toda su cabeza entró en shock, pues después de tanto tiempo había podido reconocer a la castaña. Se había dado cuenta que tenía sus mismos ojos, sus mismos lunares, su mismos labios, que por esa razón su nombre coreano le sonaba tanto y también se sentía tan nostálgica cuando la besaba. Así es como reconoció a Yerm en Katy y observó como la misma se echaba para atrás, tragando saliva— eres tú...
—Wannie, escúcham-
—¡No me llames así, Katy! —gritó, guardando silencio después y procesando la información que acababa de descubrir. Su corazón latía con fuerza y se sentía lastimado, no podía creer que todo este tiempo la castaña sabía la verdad y se estaba riendo de ella a sus espaldas— ¿O debería llamarte Yerm? Seguramente Yerim ni siquiera es tu verdadero nombre —se mordió el labio y la contraria se puso pálida como la nieve, ninguna de las dos esperaba que la verdad se sepa de esa forma y en aquel momento— vaya a saber en que otra cosa me mentiste.
A la rubia le costaba cada vez más creer que la persona que la estaba ayudando a olvidar aquel amor de su niñez sea nada mas ni nada menos que aquella misma niña. Sintió poco a poco su corazón romperse, no fue capaz de decirle la verdad, dejó que se enamore de ella creyendo que era otra persona. Nunca en su vida se había sentido tan estúpida como en esos momentos, primero por no haberse dado cuenta y segundo, por haberse enamorado de quién jugó con su corazón.
—Todo tiene una explicación Wannie, solo necesito que en serio me escuches...
—¡Te dije que no me llames así! —explotó, empujando con fuerza a la mas baja contra la puerta y soltando las lágrimas que tanto estaba intentando guardar. Yerim se sintió culpable por haber las lastimado de esa forma a su Wannie, a la pobre joven de la cual se había enamorado hace nueve años. Se maldijo a si misma y de paso a su padre al ver como la contraria se abrazaba a si misma en modo de auto consuelo, estaba completamente herida y con el corazón roto, y era por su culpa. De manera inconsciente Yeri intentó abrazarla, pero fue apartada de otro empujón, encontrándose con la rota mirada de la rubia— ¡Ni se te ocurra tocarme! ¿Cuál es tu malduta excusa para haber jugado de esa forma conmigo?
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「 Grapes. ፧ WenRi 」
NouvellesAquella pelirroja que le había robado el corazón a Seungwan en el orfanato de su infancia y había desaparecido sin dar explicación alguna, vuelve a la vida de la joven que es incapaz de reconocerla a ella y a sus extrañas intenciones. Fanfic WenRi...