Las anotaciones de Satie y la egolatría del interprete

2 0 0
                                    

Los artistas con billete para genio no mezclan bien con el amor. En el interior de esos individuos arde una llama que solo ilumina su egolatría y su capacidad creadora. Hablan del amor, crean para el amor, interpretan desde el más profundo amor: al sonido, al color o a la palabra; pero son incapaces de amar otra cosa que no sean ellos mismos y su obra.

Eso le sucedió a la pobre María. Su profesor, un pianista con un ego mayor que su técnica, la engatusó desde Chopin, envenenándola después con Bach y adormeciéndola con Tchaikovsky. Ella, demasiado sensible, hubiera podido resistirse al hombre y a su encanto, pero fue incapaz de oponerse a la fuerza de Kachaturian, la sensibilidad de Ravel o la sensualidad de Satie.

Puedo imaginarme la escena. La alumna ante cualquiera de las Gnossienne sin saber cómo enfrentarse a la ausencia de compás; sola ante una fila de notas sin marca rítmica alguna y él, crecido ante la joven cautiva, explicándole desde sus dedos sobre el teclado el significado de las anárquicas anotaciones que acompañaban las figuras: Sur la langue(1), Du bout de la pensée(2), Très luissant(3)... Mientras las manos de él rozaban el teclado sobre cada uno de los comentarios, ella debía sentirse acariciada a su vez... Porter cela plus loin(4), Seul pendant un instant(5)... Y él contándole la historia. Explicándole, con voz melosa y siseante, lo que perseguía Satie: la evocación de la Creta minoica y el laberinto de Knossos, el minotauro, la fuerza y virilidad de ese semihombre-semitoro suavizada por la sensualidad de las notas de la Gnossienne. Pobre mamá, cómo la entiendo. Fue incapaz de resistirse. Sucumbió.


////

Obra musical de referencia

Gnossienne Nº 1 de Erik Satie


NOTAS

1 - Sobre la lengua

2 - Desde el fondo del pensamiento

3 - Muy brillante.

4 - Llévelo más lejos.

5 - Solo por un instante.

La Palabra entre el ArteWhere stories live. Discover now