¡Ay bocachancla!

112 11 9
                                        

—Vayan a freír espárragos ¡Bellacos galfarrones! —berreó energúmena, roja como un globo, el escupitajo de aborto. La Señorita carapasa, arrugada como cosa fea o monstruosa, me parecía que hasta de su boca salían moscas rancias y petulientas, todos los niños, incluyéndome, le teníamos recelo por chismear las travesuras.

Somos un grupito de picapleitos por lo general, encargados a ser, calientahielos, para los adultos. Y hoy, en nuestra ruleta mental, hallamos a la mujer esa, más antigua que los dinosaurios, dentro de su casa haciendo sus cosas de veterana. Como ya nos tenía clavado el ojo tarugo, le piñamos unos huevos en el jardín y a las ventanas. Ya sabrán cómo se habrá puesto la ogra, porque con su cuerpo de alfeñique nos sacó a escobazos y su perro mameluco, se puso tontaco; se le olvidó avisarle antes de darnos carrera.

Aunque no todo es increíble y fácil, porque yo, de pazguato, obtuve una trancadera de pierna, justo, al fugarnos por la cerca. Ganándome ladridos del animal y aporreos por la decerebrada vieja hedionda, quien me sostuvo de la oreja a dentro de su casa y llamó a mi mamá por el teléfono, todo bajo su ojo de águila tuerta, la muy cabezabuque, tenía memorizado el número de mi hogar.

—¡Tu hijo es un vándalo y un mequetrefe!. Me tiene la vida hecha cuadritos. ¡Llamaré a la policía para que se lo lleven a hacer labor comunitaria por vago y merluzo!. —yo le miraba decir todas esas patrañas de mí, desde el sofá de florecitas estampadas. La cueva de ella, era muy chica y todo olía a crema para trasero de bebé con hemorroides.

Me tenía cohibido allí, pegado con cinta imaginaria, hasta que mi representante, llegase a la casa de esa bruja, a rescatarme. Sentía como su entorpecida voz, se le hacía más rosca y galluda, mientras yo le pegaba unos mocos de recuerdo por sus cojines sonsos, de ocioso. Me quité los zapatos y mis medias agujereadas, me dieron impacto porque se lo indicó a quien le cuenteaba, robándose muestras. Tomé las estatuas de unos santos sobre la mesita del salón, y comencé a jugar a las muñecas con propósito de cólera, así que la meapilas, me lloró implorando que dejara de pecar en sacrilegio.

A todo esto, mi mamá llegó como antihéroe, ya que sabía del castigo de ella por mis patanerías. Me hizo el ridículo delante de la carapasa vestida de betún hasta los pies, para que esa, sintiera placer al verme como mugre del piso.
Decía sí, con su cuello piel de gallina, flexionada hasta atrás, y la otra mujer, me zapeaba en la cabezota, picando en su voz, insultos bobos de adultos.

—Roger, pídele perdón a la señorita Johanna. —con un pellizco, me obligó a casi deletrear a lo cabestro y tontín, "lo siento mucho", lloré, pero por mi ceniza suerte, estaba rabioso, quería patearle a su mameluco, como desquite, sin embargo, luego de eso, la dinosauria, se alegró de tal modo que endulzó su voz, para botarnos de su casucha con buen parecer.

Yo estaba molesto, y Winnifred, echaba vapor. Cuando volvimos al castillo, yo lo llamaba así, sonaba interesante el edificio, me castigó con su discurso de palabrerías hasta la madrugada, cabeceaba tanto que deseaba ser Clare, ella, la muy suertuda, dormilaba en su habitación. De igual forma, no calmaría mi sed de travesura, ni por su tortura que robaba sanguijuela, mi sueño.

Mi hermana carabola, era una bocachancla, le había dicho a mi mamá, que no había ido al colegio la semana pasada, la muy taruga y pataliebre, hizo que la fianza por salir de este infierno llamado sermón, se alargara hasta un infinito que nunca creí estar despierto. ¡Ay bocachancla estúpida!. Estuviese con mi mentirilla tranquilo, de no ser por la cabezahueca, de la bebecharcos. Se ganaría unas muñecas sin extremidades, me vengaré,  rufiana-aborto de mono.

—Hay cupos para la coral de la iglesia así dejarás tu vagabundeo de una vez. —quise rebotar un quejico lerdo, pero ella, se adelantó a mi cabeza de melón. —¿O prefieres que te mande con tu padrino que vive en Alemania?. No le dolerá meterte en la escuela militar, ni un poquito. —me contó la otra opción, yo salté como trucha, desde el suelo, donde llevaba rato boca a techo. Negué espantado, mi tío espantapájaros, era un caracartón, pero se destacaba por la manía pedorra de modales y su carácter o no sé qué, botarate. Más sus hijos, los lechuguinos y lamebotas de su papá, todos unos perfectos, me daban ganas de vomitar tan solo imaginarme conviviendo con esos. —Bien, ¡Y no quiero verte con esos vándalos analfabetas!. ¿Entiendes pillo? —yo le dije que si, tanto que me lo creyó, que papanatas.

Ni siquiera recuerdo cuánto dormí, pero sentí como me jalaba las patas la pedorra de mi hermana. Recordé su bocota entrometida, y le hice el feo a la orangután. Ella se enrojeció cuando la empujé a la fuerza lejos de mí, gimoteó y luego chilló enloquecida, yo me reía de la torobrava, estaba en trance de animal de monte, berzota, sin toque de hermandad por esa ilusa. Me hice el amoroso cuando quería escapar tontaca, le llené de mimos y abrazos, aunque seguía de sabandija por huir.

La conduje hasta la alcoba, donde teníamos plantas, luego de su descargue, y saqué una cucaracha, que se escondía debajo de la maceta. De zángano y canalla, se la metí por la espalda, cuando sintió el cosquillín que las patitas peludas del bicho tarantuleado, gritó la foca, despelucando sus dos coletas en la desesperación.

Ya Winnifred, entró de carapálida, dándome un pellizco muy malogrado, que me apagó mi risueño.
—¡Mamá! —abrazó a ella, la caratrasero de mono, yo me mordí mi mandíbula, me sentía amorfo, siempre baboseaban las dos, detestaba sus tonterías. —¡Me volvió a meter un bicho ese charlatán!

—Mentira, nunca lo he hecho —desmentí su verdad, pero no hicieron gesto de simpatía. Mi calamidad fue publicada por otros hechos que realicé, ahora la adulta, le creía a una capulla, en vez de un chico grande como yo. —Además la cabezahueca me troncó mi descanso. —después, Clare, insultó como diablilla, y mamá regañó a la bocachancla que bocinaba.

¡Ay bocachancla retrasada!. Por culpa suya, ambos debíamos de limpiar, cosa que odiaba con todo mi yo, no tenía porqué barrer, eso son cosas de mujeres, mejor obradas para aquello. Mi día estaba de pésimo, quería desquitarme, molestar adultos, jugar con mi grupo de amigotes a las canicas y con los autos coleccionables.

Y se puso color de hormiga, cuando lo supe en la tarde.

—Roger, haz la maleta tuya. —me obligó a mirarla como bichona, yo de tarugo me quemé con mi sopa despreciable por hacer eso, puaj. La verdad tenía mucho pavor, había escuchado a mi mamá caralluvia, por teléfono con una misteriosa, se le escuchaba alegre, y eso me asustaba a buques. —Conseguí oficio, los fines de semana. —confesó, yo calmé mi boconería sobre hablar de papá, ya que ella cambiaba de carapapa, y decía insultos.

—¿Entonces?... —intenté decir algo, señalé de que prosiguiera con mi cucharón, esta, lo bajó diciendo que era maleducado, también me pegó el la espalda y los codos como si yo fuese cantamañas.

—Conseguí a una amiga, ella, puede cuidar de ustedes, en su casa. Ya que donde trabajaré, queda a muchos kilómetros.—cuando decía, amiga, se refería a esas chismosas, conocidas de la peluquería, manejadas entre ellas como peleles. Todas unas botarates, insoportables, no entendía ni sus conversaciones embusteras sobre moda y belleza, eran todas pedorras y no soportaba ni un minuto de cuentos. —Si te portas bien, y le haces caso, te compro un auto coleccionable. Es muy nerviosa, tengan toque con ella, se los rezo. Bueno, sobretodo tú, Clare no da tanto. —indicó, ella sabía que me gustaba hacer picadillo a las niñeras, más a las atolondradas y mezquinas, con apodos de agrofas. Odiaba a los adultos, y esta mujer, sufriría un poquito con mi obstinación.

—De acuerdo mami. —como santo me hice, la papanatas, fácil creyó en mi. Será divertido unas nuevas travesuras, ya sonaba maquiavélico con una cantidad de hectáreas de campus mental con ideas desquiciadas.

—No creas que Clare no me dijo lo que hiciste la última vez...—¡Ay bocachancla!. Bocazas arpía y fanfarrona, te haré puré.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 15, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BriannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora