Un nuevo día

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Sonaba la  alarma, Esteban sabía lo que eso significaba, después de un bostezo el trato de levantarse, pero, pareciera que estaba encadenado a la cama. Acumulado fuerzas, al fin logro pararse de su cama, se frotó los ojos y un poco mareado se acerco a su armario.

   .-¿Qué debería usar hoy?-. Se pregunta y tras un profundo suspiro tomó lo primero que pudo encontrar, una chaqueta roja, pantalones de mezclilla un poco ajustados, una playera blanca y finalmente su par de tenis favoritos.

Salio un poco presuroso de su cuarto,  pero aún así logro no hacer nada de ruido; entro en su cocina y desayuno un simple plato de cereal. Finalmente, después de arreglar cualquier desorden que pudo causar,  tomo su mochila y se retiro lentamente a lo que sería su primer día en una nueva escuela, el en realidad no sentía nervios,  el estaba más que acostumbrado a esto, se presenta, lo llevan a su salón predilecto, se presenta ante la clase, bla bla bla...

Para su séptima vez, el ya esta más que listo para esta "nueva oportunidad"...

Una vez en su nueva escuela,  no se podía decir mucho, una gran pared que no deja ver el interior de esta, una vez en el gran portón,  pudo ver a algunos chicos entrar al plantel. Una vez adentro lo guiaron asía la dirección, en el camino pudo observar un gran patio central, al lado lo que parecía la biblioteca y más al fondo el gimnasio.  La dirección se encontraba al lado de los laboratorios y los salones de cómputo; una vez dentro una señorita ofreció llevarlo a su aula. Lo llevaron a la segunda planta del edificio más grande del plantel.

  Una vez adentro pudo observar un desastre. Alumnos corriendo de aquí allá, grupitos de alumnos hablando, un pizarrón lleno de actividades y finalmente un profesor dormido. Esteban
los observo con repulsión.- ¿Este es el el grupo?. - pregunto con un evidente desagrado. - Si,  lo es. - comento la señorita.

Después de que callaran al grupo, le pidieron a Esteban precentarce; pudo notar que todo el grupo lo vio con una mirada penetrante, el ambiente cambio...
-Mucho gusto, mi nombre es Esteban, es un placer conocerlos-. Después de esto le indicaron su lugar, junto a una chica de cabellos dorados y ojos castaños.
Una vez en su lugar ella se volvió asía el.- Hola, yo soy Nadia, mucho gusto.- la chica rubia parecía amable, acepto su amabilidad con un sonrisa picara; ella pareció sonrojarse, Esteban, no le dio importancia.

  Ella observo al chico nuevo con alto detalle, hombros anchos, cabello chino con mucho estilo, piel morena, con cuerpo delgado; incluso no pudo evitar ver su tren inferior, sus piernas eran bastante anchas, y muy bien contorneadas. Salió de sus pensamientos cuando el chico se sentó y le dirigió la palabra: - Este, oye, ¿tu llevas mucho tiempo aquí?-. Se le notaba algo nervioso; o incomodo, no sabia ella. Solo respondió. - Si, desde primer grado. -comento ella. - Ya veras que encajas bien-. Agrego. - Si es que tus compañeros dejaran de verme como si tuviera algo en la cara-.  Dijo el sarcástico, ella se río, pero era cierto, todos estaban viéndolos,  por un momento había dejado de lado el desorden de sus compañeros.

Esteban se incomodo un poco, pero no era la gran cosa, hablo un rato con la chica rubia, el descubrió que le agradaba, y el creía que se llevarían bastante bien.

Sonó la campana, lo cual significaba que era hora del receso, todos, incluida Nadia salieron presurosos. El prefirió quedarse al final,  pudo observar a dos chicos acercarse a el, uno bastante alto,  más que el,  de piel clara y cejas abundantes,  y el otro más pequeño que Esteban, moreno y con cabello corto, aunque con estilo.- Hola, soy Yael y el altote de allá se llama Miguel-.  Dijo el chico moreno señalando al alto.- Hola que tal, yo soy Esteban-. Por alguna razón los tres rieron. Ellos invitaron a Esteban a pasar el receso con ellos; el aceptó y la paso ese par de chicos, al rato los tres parecían entenderse de lo mejor, pero el chico alto hizo la pregunta que incomodo el ambiente.- Dinos, ¿por que se mudaron para aca?-. Esteban dio la misma respuesta de siempre, la misma mentira... -Negocios de mis padres...-. Miguel acepto la respuesta, para el fue un poco obvio.

La vida en un hiloWhere stories live. Discover now