Capitulo 46

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Llegamos a la puerta y la abrieron de inmediato, ahí estaba mi abuela y mi padre con cara de pocos amigos.

—¡Que tu no piensas!—dijo mi padre tomándome del brazo

—Como pensaste que hacer esto era lo mejor—dice la abuela

—Por que a diferencia de toda esta familia en vez de evitar el tema o hacerme la tonta, yo afronto los problemas—digo soltando me del agarre de mi padre  

—¿Afrontas? Eres la menos indicada para decir eso ¿Y tu anorexia la afrontaste? Y ¿Tus intentos de suicidio?—dice mi padre y esas palabras me dolieron inmensamente

—Ni usted querido padre porque no tuviste el valor de casarte con la mujer que amabas porque todos la tachaban que era una cualquiera—digo furiosa, siento una bofetada de inmediato  que me hace caer al suelo

—¡Carlos!—dice la abuela asustada

—¿Estas bien?—pregunta Juan Carlos quien se pone de cuclillas

—Sacarme de aquí—digo en susurro, estaba aguantando las ganas de llorar no iba dejar que me viera derrotada, me da su manos para ayudarme

Nunca me había golpeado siempre discutíamos pero nunca se había atrevido hacer esto, creo que ha cruzado una linea que nunca pensé que lo haría.

—¡Hija perdón!—dice al verme que me pongo de pie y trata de acercarme

—¡No me toques!—digo fuerte y evitando contacto empiezo a caminar pero escucho

—Juliette, necesitamos hablar del anuncio de tu compromiso—dice la abuela

—Creo que no es buen momento Majestad—dice Juan Carlos interviniendo

—Debemos poner fecha—dice insistiendo, es lo único que le importa verme casada

—Haz lo que quieras—digo sin ánimos de nada, lo único que quería era irme de ahi de inmediato

—El personal de mi familia llegan aquí mañana a primera hora y ellos decidirán con su comité, nosotros nos retiramos—dice y me da la mano para caminar

—Clarisse—dice mi padre, no le hice caso y segui caminando

—Tenemos que hablar—dice tomándome del brazo

—¡Suelta me!—digo violentamente y volteando a verlo

—Debería esperar a que pase las cosas, en este momento no se podrá arreglar nada—dice Juan Carlos

—Tu no la conoces por eso la defiendes—escupe enojado

—Aunque no la conociera como usted dice nunca dejaría que nadie le haga daño a una mujer ni su propio padre, hace unos días le pedí la mano de su hija y quiero que este enterado que desde ese dia ella no esta sola, me tiene a mi y siempre la cuidaré de todos hasta de su propia familia—dijo Juan Carlos, sus palabras me hicieron sentir protegida como nunca antes

—No hay que hacer esto más grande, solo fue una discusión que se arreglara hay que ir a dormir y ya mañana hablar más calmados—dice la abuela tratando de calmar y minimizar lo que acaba de pasar

—¿Solo una discusión? Siento que estoy viviendo el infierno de mi madre, no puedo creer que tu siendo mujer hayas dejado que pasara esto, ahora entiendo todo el sufrimiento que vivió mi madre ver que nadie te apoya—digo mientras caen lagrimas y empiezo a caminar

En el libro que hizo mi madre, menciono que algunas veces hubo golpes de parte de mi padre y que la abuela nunca la ayudo ni se apiadó de ella pero nunca quise creerlo pero hoy compruebo que todo es real.

Princesa RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora