Capítulo 3

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Después de irme de allí (por fortuna no tuve que saltar por la ventana del baño, ya que me habría roto todos los huesos del cuerpo), me dirigí a la primera clase del día, la cual se encontraba cerca del lugar donde me caí. Cuando entré en el aula, me di cuenta de que iba a ser un año algo difícil, puesto que la cantidad de personas que allí se encontraban era enorme y, pese a que mis escasas habilidades sociales habían mejorado considerablemente todavía me costaba algo relacionarme con el resto del mundo. Elegí un sitio desde el cual se pudiera ver bien al profesor y me dispuse a, como no, leer. Al poco tiempo, entró el profesor que nos iba a proporcionar la información necesaria sobre los horarios y las diferentes clases y actividades.

- Buenos días a todos, soy el Sr. Kaufmann y seré vuestro profesor de Antropología durante este curso. Antes que nada, me gustaría empezar mostrando la estructura del plan de estudios y los créditos necesarios para poder cursar una asignatura. Bien, en primer lugar...- se vio súbitamente interrumpido por alguien llamando a la puerta.- ¿Sí, joven? Adelante.

Oh, no. 

- Buenos días, señor. Siento llegar tarde, me he perdido intentando llegar hasta aquí. Llegué a la ciudad ayer mismo, por lo que no tuve la oportunidad de visitar previamente la universidad y no conocía nada. No ha sido hasta hace un momento cuando me he encontrado a un conserje que ha tenido la amabilidad de conducirme hasta aquí.- dijo el causante de la interrupción del Sr. Kaufmann. 

- No se preocupe, joven. Vaya y tome asiento.

El chico hizo caso de lo que el profesor le indicó y fue a tomar asiento al único sitio disponible en toda el aula (nótese el sarcasmo), el cual, como no podía ser de otra manera, se encontraba detrás del mío.

- Vaya, vaya, koala- susurró acercándose a mi oído-. Parece que volvemos a encontrarnos. - sin necesidad de que le estuviera mirando, juro que pude percibir que estaba esbozando su típica sonrisa socarrona. 

- Vete al infierno, Harrison. - le espeté

- Créeme Kyler, vengo de allí. 

- ¿Ah, sí? Pues vuelve, que seguro que te echan de menos.- me giré finalmente, poniendo fin a esa estúpida conversación.

Tras la charla de una hora en la cual el Sr. Kaufmann nos dio las claves sobre el desarrollo del semestre, me dispuse a guardar mis cosas y a marcharme. Justo cuando iba a salir del aula, Luke volvió a bloquearme el paso, como el incordio andante que era.

- Venga Kyler en serio, necesito hablar contigo. 

- Dios Luke, déjame en paz. ¿Por qué coño no puedes entender que por más que lo intentes no voy a escuchar nada de lo que salga de tu estúpida boca? Ahora déjame pasar, que llego tarde.

En realidad no llegaba tarde a ningún sitio, lo que pasaba es que esa mañana con los nervios no había desayunado, y en ese momento comer era más importante incluso que seguir respirando. Lo aparté de mi camino y todo pareció seguir su curso mientras avanzaba hacia mi destino, la gloriosa cafetería llena de deliciosa comida. Fue entonces como por enésima vez en el día de hoy me vi interrumpida.

- Kyler, joder, espera.

Luke me agarró la mano donde tenía la cicatriz que me dejó el accidente que tuve un año atrás. Al principio sentí un fuerte dolor, y por un minuto, todo se volvió negro.

Cuando logré percibir lo que me rodeaba con claridad, sentí que algo no iba bien.

Y fue entonces cuando me vi a mí misma hace dos años, en la primera fiesta a la que fui.

Fue en ese instante donde me percaté que lo que yo creía que eran alucinaciones habían regresado.

Pero esta vez no estaba sola. Mi yo de 17 años estaba acompañada de una versión algo más joven de Luke. 

Y los recuerdos que tenía sobre esa noche comenzaron a reproducirse frente a mis ojos de una forma tan real que parecía que me encontraba dentro de ellos.

Y tal vez, sólo al vez, posiblemente así fuera.


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