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– Hey.-La rubia saludó, sin poder creer lo linda que es su novia. Joana observó que la rubia traía consigo unas rosas, una caja de chocolates y una bolsa.
– Hola.-Joana se acercó un poco y dejó un corto beso en la mejilla de la rubia.
– Pasa.–Cris pasó a un lado de su novia y dejó las cosas que traía en una mesa, Joana la siguió con la mirada.
– ¿Y eso?.–Cris se dio vuelta.
– Es para ti.–Joana sonrió.
– Yo también tengo algo para ti.–Cris sonrió. Joana se acercó a ella para besar cortamente sus labios.– Espérame aquí.–Cris asintió. Pasaron unos segundos y ya Joana estaba de vuelta en el salón, pero esta vez con una caja entre sus manos.
– Toma, y por favor ábrelo cuando estes sola.–Cris sonrió y besó cortamente los labios de su novia, como agradecimiento.
– Felices siete meses.–Joana sonrió.
– Felices siete meses, guapa.–Cris dejo un beso en la frente de su novia.– Tus ojos son tan perfectos.–Sonrieron. Joana no mentía, los ojos de la rubia son hermosos. Cris se sonrojaba.
– Muchad gracias, guapa.–Sonrieron.– ¿Nos vamos?.-Joana asintió y Cris le extendió su mano.

Caminaron unos minutos hasta llegar a un parque, de ahí tomaron un bus que las llevó fuera de la ciudad. Joana tenía su cabeza reposando en el hombro de Cris. Cuando llegaron al lugar, bajaron del bus. Cris soltó la mano de su novia y se adelantó a acomodar el lugar, se quitó la mochila y buscó el mantel, ya encontrado, lo puso sobre el pasto y comenzó a quitarle algunas arrugas que tenía. Joana por lo mientras miraba a su novia mientras acomodaba las cosas, y comenzó a mirar aquel lugar apartado, empezó a apreciar mejor la belleza de aquel lugar, de cómo se veía el cielo, de cómo se veía la ciudad de lejos, de cómo resaltaba el color verde del pasto.
Y cuándo giró para ver a su novia, notó que el lugar ya estaba listo. La pelinegra se acercó con una sonrisa.
Cris, que estaba de rodillas, se levantó y le volvió a extender su mano a Joana, la cual aceptó; caminaron hasta el mantel y se sentaron sobre él, se observaron por un momento y ambas admiraron el color de sus ojos, observaban sus gestos y cada movimiento que ambas hacían.

Ambas sentían aquella sensación que ya conocían desde hace tiempo.

Joana habló, causando que la rubia volviese de su transe.

– ¿Que trajiste para comer, Cris?.–La rubia sacó de su mochila unos platos, junto a unos sándwiches y dos frascos con jugo.
– Espero que te guste, Cariño.
– Cris, cocinas delicioso, me comeré todo y no te daré nada.
– Que egoísta.–Bromeó, provocando una carcajada en su novia.– Pero gracias.

Las dos rieron y tomaron cada quien uno de los sándwiches, miraron la ciudad que estaba tan lejos de ellas.

–Sin duda, este será mi lugar favorito.–Dijo Cris.–Es perfecto.
– Sí.–Joana observó a Cris que seguía viendo la ciudad, Joana dejó su emparedado sobre el plato y colocó su mano sobre la de su novia. Cris giró a verla.– Este lugar es tan perfecto como tú.
– ¿Cómo yo?.–Cris negó.– Que va, no soy perfecta.
– Sí lo eres, Cris. Eres tan perfecta; que deberían ocultarte, para que solo fueras mía y nadie más pueda verte.–Cris sonrió y besó cortamente los labios de su novia.
La rubia comenzó a reír.
– ¿De qué te ríes?.–Preguntó la argentina curiosa.
– De ti.–Intentó ocultar su risa.
– ¿De mi?.–Preguntó un poco confundida.
– Sí, de ti.–Rió.– Te ves tan tierna, tan inocente, tan linda y tan egoísta.–Lo último hizo reír a Joana.
– Es que, eres tonta.–Cris volvió a reír.
– Pues, esta tonta ya no te hará halagos.
– ¡No! No lo hagas... Lo siento.–La última parte la susurro.
– Está bien.–Comenzó a reír.

Después de un rato de comer y hablar, Cris propuso jugar a algo. Joana aceptó.

– Las traes.–Dijo Cris levantándose y comenzando a correr.
Joana apenas reacció a lo que sucedió, empezó a perseguirla.

¿En realidad estas chicas tienen dieciocho y diecinueve años?

– ¡Las traes!.–Y Joana corrió en sentido contrario.

[•••]

Unos minutos después de perseguirse, Joana todavía tenía que alcanzar a Cris, pero estaba cansada.
Aún así no se rindió y la persiguió hasta se la atrapó, pero cayeron.

Cris se levantó para que Joana pudiera reincorporarse, cuando lo hizo Joana tomó la mano Cris y la haló para que nuevamente cayera sobre ella.

Se miraron.

Y volvieron a sentir esas aceleraciones y cosquilleos como los que sentían la primera vez que se vieron. Joana apreció el hermoso color azul de los ojos de Cris, apreció cada fino detalle de ella.
Cris posó sus manos sobre las mejillas de la argentina para deslizarlas hacia su nuca. Comenzó acariciar su cabello, y su mirada comenzó a toparse con los labios de la pelinegra.

La pelinegra simplemente se dejó llevar y comenzó acercarse a la rubia, lentamente. Hasta que podían sentir sus respiraciones muy cerca.
Y es ahí donde Joana acortó la distancia de sus labios, entrelazando sus labios con los de Cris y moviéndolos a la par.

Empezaron a sentir como fuegos artificiales explotaban en sus estómagos, como sus corazones estaban apunto de salir de su cuerpo, empezaron a sentir aquel hormigueo recorriendo sobre sus cuerpos. Aquellas sensaciones que sintieron en su primer beso.

Y sin embargo, a pesar del tiempo que tenían de novias, ambas seguían teniendo el mismo efecto en la otra, como en el principio.

– Te quiero mucho, Bonita.–Susurró la pelinegra con aún sus ojos cerrados.
– Yo también Guapa, y no te imaginas cuanto.–Susurró esta vez la rubia para segundos después su novia volviera a conectar sus labios.

Instagram; Arcoíris. [CROANA] |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora