Parte 2 - Robar o morir

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El salón real volvió a quedar en completo silenció, El arquero mágico y el Mago eléctrico continuaban levitando en posición de loto, encerrados en sus campos de magia y energía, cada uno al lado del Fantasma Real, antiguamente conocido como el Rey Mágico; este observaba a Bandy y Larry con cierta perspicacia.

—¿Cuál es tu nombre niña? —preguntó con aquella voz vieja, que se oía como si fueran varias voces a la vez, con ecos que aparecían y desaparecían.

—Soy Bandi. —respondió no demostrando miedo.

—Bandi... —repitió—. Un nombre sin complicaciones, ¿y tú, esqueleto? ¿cómo te llamas? —preguntó el Rey apoyando su codo derecho en el brazo del asiento real, a pesar de tener un cuerpo traslucido, podía materializarse cuando quisiera.

—Larry señor, mi nombre es Larry. —respondió con una firmeza que hizo que Bandi lo volviera a ver, nunca lo había escuchado hablar con respeto hacia alguien.

—¡El pequeño tiene modales! —dijo el Rey, el príncipe oscuro que estaba escoltándolos, escapo una risa burlona disimuladamente, Larry entrecerró las cuencas sin volverlo a ver.

—Antes de encomendarles el trabajo tengo que comprobar si serán capaces de lograrlo. —dijo el Rey.

—¿Trabajo? Ni siquiera hemos acep... —trató de decir Bandi.

—Arquero. —dijo fríamente el Rey, los ojos blancos luminosos y resplandecientes del Arquero mágico se abrieron al instante, y como de la nada, energía mágica se acumuló frente a él formando una flecha destellante, que sin titubeos la disparó casi a la velocidad de un parpadeo, y en un instante impactó con una de las paredes de la Sala Real levantando una nube de polvo y escombros.

—¡Que rayos les pasa! —dijo tosiendo Bandi no entendiendo lo que había pasado, todo había pasado demasiado rápido; se sorprendió cuando vio que Larry estaba frente a ella con su espadita desenvainada envuelta en llamas, había conseguido desviar la flecha.

—Ja,ja ¡Magnifico! —dijo el Rey carcajeandose.

—¡No hemos dicho que hare...! —trató de decir una vez más Bandi.

—Mago Eléctrico. —dijo el Rey con aquella frialdad; Bandi se asustó y se lanzó cubriendo a Larry; sin mediar palabras una potente descarga los impactó a ambos, y de la explosión se levantó una nube de polvo y escombros.

El Rey Mágico trataba de buscar los restos de ellos, tras la nube de polvo, cuando de pronto comenzó a escuchar la tos constante de Bandi, envuelta en escombros.

—¡Magnifico! Nunca había visto a una Bandida, me habían dicho que antes de embestir, ningún golpe puede dañarlas, pero sinceramente creí que eran puras exageraciones. Ahora veo que no lo era, has sobrevivido con tu magia y además salvaste a tu amiguito. —comentó el Rey Mágico.

—¡Usted, Rey de los muertos está loco! —dijo Bandi enfurecida dejando de toser, el reteñir del metal resonó en toda la sala, cuando todos los Guardias desenvainaron sus espadas con ímpetu; el Rey Mágico escapó una carcajada, y les hizo señal a los Guardias que no hicieran nada.

—Creo que no estas entendiendo, Bandi... —dijo seriamente el Rey—. No tienes opción, desde el momento que cruzaste las murallas de mi reino, ¿piensas que eres la única que lo ha hecho? Sin embargo todos los que vinieron antes de ti, no pasaron la prueba. —le explicó el Rey.

—Y ¿Qué es lo que quieren? —preguntó Bandi casi resignada.

—Eso ya se oye mejor. —dijo el Rey—. Bueno, déjame relatarte, hace años en la primera guerra mágica, el Rey Bárbaro logró hacer retroceder a mis tropas hasta el punto de regresar a nuestro reino, pero eso no fue todo. —le contó el Rey.

Choque MágicoWhere stories live. Discover now