"La leyenda cuenta que un anciano vive en la luna y sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra, y cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan..."
Era Jueves en la cafetería de Alex, pese a ser invierno la terraza estaba bastante agradable y el café que tenía sobre la mesa aun vaporeaba y emanaba ese olor a café recién tostado que tanto me gustaba, mientras contemplaba el vapor salir de esa pequeña taza, miraba aquellos delgados hilos que se extendían por donde fuese que mirara, algunos muy tensos otros flojos y desganados, también estaban aquellos que parecían vaporear, dispersando al aire como el vapor de mi tasa, al principio mi madre pensaba que estaba loco o mal de la vista pero lo cierto es que tarde muchos años en poder descifrar que era lo que estaba viendo y con el tiempo logre acostumbrarme a ellos, en eso llego Carla, la mesera del local quien me traía esos croissant que tanto disfrutaba con mi café.
—¿Todo Bien?— me preguntó amable, yo con una sonrisa le digo que si, me fue inevitable mirar su hilo, estaba tenso y de un color rojo carmesí, lo que con el tiempo, había aprendido indicaba que el otro extremo estaba cerca, muy cerca.
En eso llega Alex quien durante el liceo fue uno de mis mejores amigos, su hilo también estaba tenso y de un color carmesí.
—¿De nuevo aquí Andres? Últimamente me vienes a ver muy seguido, empezaré a pensar que me extrañas o que que piensas que te daré café gratis— bromeó soltando una carcajada y golpeándome el hombro.
—Si claro, como si tu persona fuera tan agradable o generosa, solo vengo por tu café idiota— respondo mirándolo serio pero al segundo comenzamos a reír,
—Que se cuenta por tu familia Andres, hace tiempo que no se nada de tus padres— me pregunto mientras se sentaba junto a mi.
—Están bien en casa, y te mandan saludos, dicen que cuando los invitaras a tomar un café— soltando una risa.
—Lo cierto es que vengo por que creo que te puedo hacer un favor, ¿Hace cuanto que conoces a la Carla? La traes bien enamorada amigo mío— le dije susurrando como quien cuenta un secreto, con una sonrisa complice.
—De que me hablas Andres, lleva acá dos mes y ni pensar en algo mas que una relación laboral, ademas estoy seguro que la has visto ya y, ¿Crees que alguien como ella se fijaría en mi?— me respondió un tanto avergonzado, y lo cierto es que si los vieran en la calle nadie podría pensar que realmente estaban destinados a estar juntos, claro nadie excepto yo. Ella una chica guapísima, alta, tes clara como la leche y sus cabellos tinturados de un verde azulado, con algunos tatuajes que asomaban en donde se podía ver piel, y Alex... bueno, el era el ñoño del curso, tras sus lentes el peinado engomado y ese físico de Peter Anguila sabía se escondía un buen cabro.
—Si hombre, te lo digo yo se que le gustas pero creo que deberías de intentarlo, invítala a salir o lo haré yo, te lo digo— le dije al tanto levantaba mi mano para llamar a Carla.
—¿Se te ofrece algo más?— me dijo ella con un tono un tanto nervioso.
—Si, es que ¿Sabes qué? Tu jefe aquí, resulta que es muy tímido, bueno creo que ya lo conoces, y pasa que me estaba diciendo que le encantaría poder invitarte esta noche al concierto de Gepe que estará acá en la ciudad hoy, pero no se atreve, y por eso me encargo a mi que te pasara los boletos y que te preguntara— el pobre Alex no sabia donde meterse y me miraba con una cara entre incredibilidad y vergüenza, pero Carla solo podía sonrojarse, y sonreír, y sus hilos palpitaban al ritmo de sus corazones que ahora sonaban como si fueran uno.
—Bueno la verdad es que me encantaría acompañarlo pero preferiría que el mismo me lo dijera— dijo con voz temblorosa y mirándolo desde la altura al cada ves mas enterrado en su silla .
—¿Lo dices enserio, Carla? digo, claro que me gustaría invitarte a ver a Gepe esta noche— en eso me levanto de la mesa donde estaba
—Muy bien muchachos mi trabajo aquí esta hecho, me retiro disfruten su velada hoy, hagan que me sienta orgulloso de ustedes— mientras sonreía y me alejaba de ahí, cuando voltee a verlos estaba animadamente hablando y el hilo que los unía de sus meñiques era tan claro que parecía brillar. No pude dejar de pensar en donde estará el otro extremo del mío.
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El chico que veía los hilos rojos
General Fiction"La leyenda cuenta que un anciano vive en la luna y sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra, y cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan..." Fecha de creación: 30 de J...