Capítulo 1.

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Allison pov:
Ya se había terminado el último día del verano, eso solo significaba levantarse todos las semanas temprano, obviamente menos los feriados.

Siendo sincera solo quería dormir, comer y así sucesivamente, hasta que rodase por las escaleras, nada más que eso, pero para mi hermosa suerte, no cumpliría eso hoy.

Al minuto empecé a escuchar un chillido que me irritaba cada vez que lo oía. Miré, era mi despertador qué parecía un desquiciado chillando.

—Aghh—Murmuré intentando agarrarlo y pagarlo.

Protesté lanzándolo contra la pared, hasta...que dejó de sonar. Necesitaba un poco de tranquilidad a estas horas, ¿no?

Me levanté de mala gana para luego bañarme. Mis piernas estaban cansadas y no las culpo, porque yo también lo estaba.

[...]

Luego de bañarme,me puse lo primero que encontré; un short azul oscuro, una blusa negra que no apriete ya que odiaba con todo mi ser las cosas apretadas, mis vans y por si acaso, supuse qué no haría tanto calor, entonces me puse un saco negro qué combinaría.

Terminé de cambiarme, cepillar mis dientes y peinarme mi cabello en una coleta (como casi siempre lo hacía). Bajé las escaleras porque pensaba que mi hermano me estaría esperándome con el desayuno o algo así. Era como una pequeña costumbre que él, me espere.

No había ningún rastro de él en la cocina, eso era raro.

-¡Mujer nos matarás! tendrás que volver a subir las escaleras otra vez - sentía que mis piernas hablaban.

Quizás piensen que soy una loca o algo así, pero están en lo correcto. No estoy como para que digan o piensen "Llévenla al manicomio urgente."

Volví a subir las malditas escaleras. ¿A  quién rayos se le ocurre subir y bajar en las escaleras tantas veces?

—A ti, tonta.-me contesté a mí misma.
Solía hablar conmigo muy seguido, era un poco raro para las personas normales. Para mí en cambio, era lo más normal qué podría hacer.

—Matthew.- dije tocando la puerta de su habitación—Despierta se hace tarde.-miré mi reloj 6:56 a.m. marcaba, quedaba un poco más de tiempo.

Nadie respondía, entonces me dí media vuelta y estaba allí.

—¡Buu!- a una sola persona se le puede ocurrir hacer éstas cosas, ese era mi querido hermano. (Noten el sarcasmo.)

—No estoy para bromas.- le dije dándole un leve empujón.

—Está todo preparado para desayunar, vamos.-dice bajando las escaleras. Me resultó extraño ya qué no había visto todo preparado.

—¡Espera!- grité, él volvió a subir las escaleras.

—¿Qué?-responde.

—Hermanito...¿Me podrías llevar en tu espalda?-respondo lo más inocente posible.

—Vale, sube, sólo porque se hará tarde.-responde soltando un pequeño suspiro.

—Por eso eres mi hermanito preferido.-digo casi ahorcándolo para no caerme.

—Soy el único.-dice de mala gana.

—Da igual, eres mi preferido, tontito.-respondo bajándome de su espalda.

[15 minutos después...]

—¿Vamos?-me dice, mientras agarraba las llaves del coche.

Luego me mira con el ceño fruncido de arriba a bajo.

Luchando contra él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora