Epílogo

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POV JULIANA

Han pasado casi dos años desde que conocí a Valentina y puedo asegurarles que es el amor de mi vida, y porque lo sé, porque estar con ella es increíble.

En tres días cumplimos nuestro primer aniversario de casadas y no puedo estar más feliz por todo este tiempo en el que hemos estado juntas.

Ahora mismo me encuentro en el avión rumbo a casa, ella no sabe que llegaré hoy, es una sorpresa, una de tantas que le he preparado para celebrar nuestro aniversario.

Y sé que es complicado pero con Valentina todo es muy fácil a pesar de que muchas veces no me encuentro en casa disfrutando su compañía por mis compromisos, ella hace que nuestro tiempo sea maravilloso.

La mejor decisión que pude haber tomado fue abordar ese crucero, en el cual encontré mi mayor felicidad. 

Nunca se lo he dicho a Valentina pero lo mío con ella fue amor a primera vista, cuando ví esos ojos y esa sonrisa simplemente, no pude hacer nada para parar los sentimientos que fueron surgiendo.

Y es que para mí Valentina fue desde el primer instante una luz que iluminó mi vida, con su sonrisa, sus ojos, sus cuidados y hasta con esos pensamientos suyos que a veces la hacen estar viajando en su propio mundo.

El recorrido a casa ha terminado y no saben las ganas que tengo de abrazar a mi bella esposa, sé que se va a alegrar muchísimo cuando sepa que no estaré con ella solo una semana, me quedaré en casa por mucho más tiempo.

Una vez en casa me dirijo a nuestra habitación pero ella no está, bajo a la cocina y la cocinera me informa que ella se encuentra en el jardín trasero con una visita.

A pesar de que no quiero interrumpirla mis ganas de verla y abrazarla son tantas que no puedo esperar y tomo rumbo al jardín pero antes de atravesar la puerta escuchó una voz masculina y me detengo.

_Lo que tenemos que hacer es muy simple tú le das la demanda de divorcio y te toca el 50% de todo lo que ella posee, al no haber contrato prenupcial es lo que te corresponde_ No puedo creer lo que estoy escuchando, el sobre que sostengo en la mano lo estoy arrugando de impotencia, así como mi corazón se arruga de dolor.

_Eso es todo lo que tienes que decir porque si es así creo que ya terminamos de hablar_ La voz de Valentina es sería, suena cansada y pienso en por qué nunca hablo de esto conmigo, las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos.

_En un par de días te tendré listos los papeles, serás millonaria Valentina_ No puedo seguir escuchando esto, subo a la que pensé siempre sería nuestra habitación y me dejó caer en la cama, triste, derrotada y sintiéndome traicionada por quién había pensado sería la mujer con la que pasaría el resto de mis días.

Me encerré en el baño a llorar, tire el sobre en el bote de la basura, ya no lo necesito ni siquiera habrá algo que celebrar, y sé qué tal vez yo tengo la culpa de que Valentina no quiera estar más conmigo pero de verdad que no puedo soportarlo, sé que nunca estoy en casa con ella para estar a su lado, me he perdido de su compañía pero saber que en parte yo puedo ser la culpable no aminora el dolor.

Y justo no dejo de pensar en eso había tomado una decisión importante, pero ya es tarde, nunca pensé que mi Val me dejaría y me siento destrozada.

Pasados varios minutos salgo del baño porque no tiene caso que siga aquí escuche entrar a alguien a la habitación y lo más probable es que sea Valentina, no quiero que me vea asi.

Me arregle lo mejor que pude y aunque aún se me ven rojos los ojos por tanto llorar ya no me importa, saldré a hacerle frente a esta situación que me está matando por dentro.

Contigo... siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora