Día D, Hora H

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D. Jonhson estaba ultimando los preparativos para el día de la exhibición ante el Tribunal. Apenas llevaba ropa, y quizá lo más destacado de su macuto fuesen unas zapatillas deportivas chillonas. El ambiente en su casa era bastante tenso desde que había hecho pública su intención de formarse en una Academia Militar. Su madre había puesto el grito en el cielo; su padre no se había opuesto frontalmente, pero sí había insinuado que no aguantaría allí ni dos días. Su hermana mayor no se había pronunciado al respecto, pero su hermano menor sí se había posicionado del lado de su madre. 

No obstante, ni nada  ni nadie habían disuadido a David. Estaba más ansioso que nunca. Había olvidado su deseo de mostrar "algo" novedoso en el firmamento para acabar creando como proyecto de admisión unos artefactos- cuanto menos curiosos- adosados a un prototipo de aeronave poco común. Había enviado los planos de su proyecto a la dirección que La Confederación había estipulado en su correo de bienvenida, y a cambio, solo había recibido un escueto mensaje:

"Estimado Señor Johnson; queda usted convocado para la prueba de admisión el Día D, a la Hora H. Solo los Valientes serán admitidos.;

Atentamente, G. Banks, director de la Academia Militar y Diplomática."

David no sabía qué significaba eso. Ni siquiera ponía el lugar donde debía presentarse. Lo único que tenía era una fe ciega en que sería admitido.


B. Firenze llevaba días dándole vueltas al significado de "Día D, Hora H". Para ella solo había un día D, y ya había tenido lugar el 6 de junio de 1944. Ni siquiera podía referirse al día 6 de junio, si ya casi había terminado el mes de julio. Bailey también había descartado la posibilidad de que la prueba fuese llevada a cabo en las Playas de Normandía.

Con su proyecto finalizado, y mordiéndose las uñas con ansiedad, llevaba días centrada en qué significaba aquello. Estaba convencida de que era una prueba más de La Confederación.

-Un momento... -el corazón le dio un vuelco.

Corrió a coger lápiz y papel, separando las cifras de la fecha.

-1+9 son 10... 4+4 son 8. El día 10 de agosto. Y ese nueve... el día 10 de agosto de 2019. ¡Tiene que ser eso! -exclamó- pero... ¿Normandía?

Empezó a garabatear cosas como una loca, mientras extendía un inmenso mapa sobre el suelo de su habitación. 

-¡No! ¡Bailey! ¿Cómo eres tan estúpida?- el pulso le iba a mil- ¡Las playas de Normandía! ¡Eso es! Utah, Omaha, Gold, Juno... Juno... ¡Sword! ¡Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword! Puñetas. ¿Cómo soy tan tonta? El Monumento a los Valientes... solo los Valientes... pero no tiene sentido...

Bailey decidió investigar cómo llegar o qué había cerca al Monumento a Los Valientes de la playa  de Omaha.

-Sé que es allí. No tengo ninguna duda. Sé que es allí... tengo que comprar un vuelo a Caen... igual puedo alquilar un coche para llegar hasta la playa... a las seis y media. La Hora H eran las seis y media de la mañana...


10 de agosto de 2019- 6:00 A.M. 

Playa de Omaha. Frente al Monumento a Los Valientes, Normandía, Francia.

Milo Delano Kennedy acababa de apearse de una motocicleta alquilada en la ciudad francesa de Caen. Saber catalán le había ayudado bastante a poder llegar hasta allí. Había conseguido descifrar el supuesto enigma gracias a contactos de su familia, y a su capacidad de persuasión personal. Iba completamente trajeado, solo cargaba un maletín con su proyecto. Había decidido ir sin nada y, si era admitido- él estaba totalmente confiado en que así sería- compraría todo posteriormente. Milo era demasiado seguro de sí mismo, y demasiado inteligente- aunque menos de lo que él mismo se consideraba. Se sentó en la arena, próximo al Monumento: puntiagudo, grande, hacia el  cielo... sin mucho sentido ni lógica para él. Echó un vistazo a su alrededor, pero solo había jóvenes algo alegres por el alcohol de aquí para allá: nadie que, aparentemente, pudiese ir a un sitio tan prestigioso como La Academia.

En la cuerda  floja- Walking a tightropeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora