Limpia mi alma capítulo 22

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Limpia mi alma capítulo 22

Los minutos pasaron con el muchacho dentro de su habitación en el hospital, Naruto permaneció absorto, distraído, obnubilado observando una de las paredes de la estancia sin siquiera pestañear con regularidad, totalmente ido, quizás por el efecto de la medicación o quizás por su estado mental altamente preocupante, el sonido de la puerta abrirse no hizo que su atención a la pared blanca se viera reducida ni un ápice, Tsunade Senju había vuelto con una bolsa en sus manos, la rubia Sannin le prestó atención en un silencio sepulcral durante unos instantes, esperando que el joven de ojos azules como zafiros perfectos reaccionara y deparara un poco de su interés en ella, no obstante, la vista del último jinchuriky que tuvo Konoha no se apartó del muro de concreto al cual parecía idolatrar o en menor medida, sentir mucha curiosidad por él.

Tsunade: Ejem...- Carraspeó su garganta la legendaria ninja médico-apostadora tratando de ganarse su interés, el chico parpadeó un par de veces moviendo su cabeza vacilante posando sus dos orbes en ella.- Traje lo que me pediste... supongo que las llaves de tu antiguo apartamento deben de estar en tu ropa...- El chico pareció no mostrar mucho interés en las palabras de la Godaime, pues volvió a mover su cabeza con pasividad hacia el pequeño casillero en que supuestamente deberían estar sus pertenencias...- Con tranquilidad, se levantó de la cama ayudándose de la muleta para evitar perder el equilibrio y caer al suelo, Naruto caminó a paso timorato hasta el casillero abriéndolo para toparse con su ropa perfectamente doblada y varios objetos tales como su juego de llaves, bolsa de utensilios ninja, su cartera y su protector shinobi puestos en una bandeja metálica, el muchacho tomó su cartera, una billetera de piel negra con el símbolo del clan Uzumaki bordado justo en la parte central delantera, su mano tembló al recordar que este objeto había sido un regalo de sus pequeñas Aru y Kae por su último cumpleaños... las muy pillas le habían quitado su otra cartera para así darle una sorpresa aún mayor... sus ojos... levemente vidriosos pasaron a su llavero un juego de unas 8 llaves sin nada a recalcar a excepción de dos adornos que colgaban haciéndoles compañía, uno era una flor de cerezo de un color rosa pálido, la mente del rubio pareció recordar con total exactitud el día del festival en conmemoración al fin de la Cuarta Guerra Mundial Shinobi, cuando aún no habían nacido sus pequeñas... recordó con una sonrisa triste como ganó ese llavero en una de las casetas y se lo ofreció a Sakura que para su mala suerte también había ganado uno igual además de otro llavero más... bonito a ojos del shinobi rubio, este era un tazón de miso ramen, concretamente uno exactamente igual al que servían en el Ichiraku, su mano se cerró temblorosa sobre el llavero dejándose llevar por los recuerdos ante la atenta y preocupada mirada de Tsunade Senju.

Naruto: Puedes dejar la ropa encima de la cama... sal, voy a vestirme...- La imponente mujer titubeó unos instantes, pero al final decidió seguirle la corriente al muchacho, dejó la bolsa en dónde él le había señalado y procedió a abandonar la pequeña habitación quedándose esperando en el pasillo junto a los 2 anbus que hacían guardia.

Naruto sacó todas sus pertenencias del recipiente metálico en donde estaban metidas y las dejó con sumo cuidado sobre la cama, sacó su nueva ropa del interior de la bolsa y sin esperar más, comenzó a desvestirse, se quitó el camisón blanco del hospital y su ropa interior, tomó unos nuevos boxers, los cuales le había traído la rubia y se lo colocó sin mucho esfuerzo, aunque tuvo que sentarse en la cama para poder hacerlo ya que no podía levantar mucho sus piernas, luego tomó unos pantalones muy parecidos a los que los anbus solían llevar, del mismo color y material, quizás la Senju los había recogido del mismo lugar donde se fabricaban o en donde los almacenaban, por lo menos eran cómodos pensó para sí mismo el ex-jinchuriky teniendo en sus manos una camiseta de interior también negra, sin mediar más palabras o en este caso, pensamientos, se la puso comprobando que la prenda también parecía ajustarse a su cuerpo con facilidad, ya solo quedaba por ponerse dos cosas, una larga túnica negra con capucha y una máscara facial del mismo color y extrañamente muy parecida a la que eternamente portaba su sensei, Kakashi Hatake.

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