Nadie recuerda lo que fuimos, solo quedan antiguos libros y periódicos que nos hablan un poco de lo que era la vida aquí antes. A decir verdad no parecía un lugar muy idílico: guerras, crisis económicas y hasta epidemias agresivas que acababan en el olvido aun a sabiendas que en los lugares pobres permanecía viva. Aún así sería genial que volviéramos a eso. Hoy en día las cosas son aun mas complejas, aunque muchas veces lo veamos como algo normal, no significa que estemos ya hartos.
El mundo se sumergió en una catástrofe cuando los militares tomaron las riendas del mundo. Ahora los poderes económicos, políticos y judiciales se ven manejados al antojo de unos pocos soldados sin conocimiento alguno. Los subyugados, o sea, los que aceptaron los mandos militares, viven en pequeñas congregaciones en sitios estratégicos viviendo para enriquecer a sus queridos soldados mientras que fuera de todo aquello estamos los hippies. Mi abuelo decía que así nos llamaban por antiguos movimientos cargados de paz hace muchísimo tiempo. La verdad es que es bastante agradable pensar que nos habían relacionado con esa clase de personas. Al igual que mi nombre tiene un significado cargado de un sentimiento positivo, aunque, intentaron usarlo en nuestra contra. A decir verdad, el mio viene de una antigua zona llamada África, donde los animales reinaban y las personas muchas veces callaban o al menos eso decía mi madre. Ella me enseñó muchas cosas de ese estilo, de como a veces hay que callarnos y arrodillarnos ante la naturaleza. Después de todo, es esta la única que nos llegó a reinar en nuestra totalidad. Nadie puede libarse de su reino ya que, si no eres parte de este, estas muerto. Supongo que por eso, antepongo la vida en todos los casos.
Quién sabe si en la tierra de antes, alguien hubiese pensado como yo.
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Paz armada
Teen FictionNadie sabe como ocurrió pero, el mundo se dividió en tres bandos: los soldados, personas preparadas para matar no como los que conocemos; los subyugados, personas que aceptaron la opresión militar y los hippies, nada que ver con los de los sesenta...