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Capítulo Uno: a very normal school day.

[editado]

En mis oídos se escuchaba el retumbar de cada paso que se daba en la secundaria Bloomgred. Veía cada hipócrita sonrisa que se daban entre los estudiantes de cada grupo.

Un día normal, como en toda secundaria.

Di una última mirada a mi hermano, quien se alejaba rápidamente dirigiéndose en dirección a sus amigos, bufé al ver como una de las chicas junto a el trató de plantarle un beso en los labios, pero el la alejó. Comencé a caminar hacia mi casillero, donde se supone estaría Jane, una de mis mejores amigas.
Sentí como unas manos se posaban en mi hombro y como la barbilla de alguien se apoyaba en mi cabeza. Voltee la cabeza, haciendo que la persona sacara sus manos y barbilla de mí. Al parecer ya no tendría que ir hacia mi casillero.

—Jane, te he dicho que no cojas mis hombros— voltee los ojos y me crucé de brazos—. Me haces sentir más baja que tú.

Bien, tal vez si lo era. Ella era casi media cabeza más alta que yo y además sus piernas eran extremadamente largas, pero no se veía desaliñada para nada. Ella rió por lo bajo y empezó a caminar junto a mí. Luego de unos pocos segundos su silencio comenzó a ser más que raro, incómodo. Exhalé y puse las manos dentro del bolsillo de mis jeans.

— ¿Qué quieres?— Ella bufó y me miro decepcionada.

— ¿Cómo lo sabías?—alcé los hombros.

Eres una de mis mejores amigas dah, pensé.
Sonreí y ella frunció en entrecejo.

—Como sea, necesito tu ayuda. La verdad es que creo que preguntarte a ti sería mejor... Dj suele ser un desastre en estas cosas...— le lancé una mirada impaciente dándole a entender que siguiera hablando— No sé cómo invitar a Brad a salir.

Lo dijo tan rápido, que escuche lo que dijo en un murmuro.

— ¡Lo sabía, te gusta Brad!— le sonreí con suficiencia— Ya lo sabía, se nota.

Sus mejillas se tornaron rojas mientras apretaba sus libros a su pecho. Estaba realmente avergonzada.

—Adiós Hannah, ¡te veo más tarde!— se despidió antes de correr en dirección al gimnasio.

Volví a exhalar antes de emprender mi caminata nuevamente.

Pero, siempre es muy tarde para estar tranquila.

— ¡Hannah! ¡Corre!— miré como Dj corría en dirección a mí, con una estampida de chicas furiosas detrás de ella.

Oh, oh.

— ¡Joder!— tomó mi mano y corrió por el pasillo hasta que llegamos a un muro que nos ocultaba. — ¿Qué has hecho esta vez?

Ella miró el reloj en su muñeca y vaciló antes de hablar.

—Digamos que algunos globos con pintura han caído en la cancha— alzó los hombros, restándole importancia—. Debo irme.

Entonces corrió escondiéndose detrás de cada pared que encontraba.

Fue mi turno de ver mi reloj.

Genial, estoy perdiendo mi prueba de biología.

***

Lentamente caminé entre la multitud con mi almuerzo y mis cosas. La cafetería estaba llena había adolescentes por aquí y por allá. Alrededor de veinticuatro mesas se encontraban repartidas en el mediano espacio llamado cafetería. Miré las mesas una por una, examinando cada detalle. Posé mi vista en la primera. Como siempre, esta era la de los populares, aquella que tenía la mejor posición, en el centro de la cafetería, la que no tenía goma de mascar en la parte de abajo, esa que siempre estaba limpia. Al grupo que pertenecía mi amiga, Jane. Esa mesa es representada por sonrisa hipócritas, cabellos sedosos, excelentes notas, ropa de marca y petulantes miradas. Bah, según el resto eran ''perfectos''. La siguiente era la de los skaters. Cabello desarreglado, beanies, zapatos sucios, ropa al puro estilo hipster y trataban de hacer sus trucos raros en aquellas tablas de madera, que aun no entiendo cómo funcionan. Darcy -más conocida como Dj- pertenecía a esa mesa. Avancé mi mirada y visualicé la siguiente mesa, los nerds. Eran aquellos típicos nerds de película ochentera, enormes y horribles gafas, pecas y acné en grandes cantidades. Mi mirada se enfrascó en otra mesa, al otro lado del lugar. Los punk, mohicanos, malos tinturados, le seguían los góticos, exceso de maquillaje, una sensación de tristeza y mucha ropa negra, así siguiendo los estereotipos.
Y al final, estábamos los invisibles, los sin grupo. Como yo.

Nada estaba fuera de lugar.

Mi tiempo de observación se acabó, avancé hasta una mesa que estaba vacía, en una esquina apartada del resto. Coloqué mi bandeja sobre la mesa, tomé mi pera y le propiné una mordida, mientras, me balanceaba en la silla. Una voz grito mi nombre, me resbalé un poco en la silla, para que nadie me lograra ver. Sin embargo no funciono.

— ¡Eh Hannah!— Jane ya se encontraba sentada en su respectiva mesa— ¡Ven para acá!

Oh no, no me acercaría a aquel infierno llamado popularidad.

Susurros y bufidos se escucharon de parte de la mesa. Negué frenéticamente y le sonreí. Su sonrisa se desvaneció y la cambio por una mueca y un ceño fruncido. Vi como tomó su bandeja y se acercó a mí. Arrastró la silla para atrás, y se sentó. Su ceño seguía fruncido y sus labios con una mueca.

Oh, aquí vamos otra vez.

— Hannah— pronuncio lentamente— ¡Debes ser más sociable!

—No les caigo bien— susurré mientras enrollaba el spaggetti en el tenedor, luego lo metí a mi boca

—Vamos no son tan malos— volteamos y vimos a dos chicas peleándose por un labial, mientras los otros de la mesa se burlaban, hizo una mueca y volvimos el cuerpo hacia adelante— No tanto.

Reí y le deje seguir hablando.

—Vamos ¡Hannah!

Suspiré y volví a negar.

—Joder, te he dicho que no— gruñí mientras metía otro bocado de spaggetti a mi boca

Bufó y se levantó.

—Bien, como quieras— se encamino hasta su puesto.

Bien, les explicare porque no almorzamos juntas. El día que nos hicimos amigas, prometimos no ser de esas amigas que van juntas hasta el baño, pues todas pensamos que sería algo molesto. Cada una tiene su grupo, bueno excepto yo. Pero ese no es el punto. Dj, esta con los skaters, dice que son muy agradables, sin embargo no pertenezco ahí. Jane, bueno ella es popular, de esas que son consideradas perfectas. Pero no lo son. No es como las otras, ella es honesta y muy amigable. No es de las que puedes odiar.

Yo no pertenezco a ningún grupo, como ya les había dicho antes, por eso si no estoy con Dj o Jane, estoy literalmente sola. Bien, tal vez sea mi culpa o cosas así, pero que va. Estoy bien así.

Y espero que el resto de mi vida estudiantil sea así.





—Hannah, vamos— rió mi hermano deteniendo el auto— Jane es la popular y bella, Dj es la ruda buena onda, luego llegas tu— se sacó el cinturón de seguridad y me tocó el hombro— ¿Quién eres tu ahí?

—En serio, yo también te quiero.

Gruñí y saqué su mano de mi hombro. Las desventajas de tener un hermano popular. Josh Carter, último curso, popular. Era un idiota, egocéntrico, tarado, pero es mi hermano y lo amo así. Aquella discusión era diaria. Todos los días hablábamos de eso mientras escuchábamos el mismo viejo álbum de Beyoncé. Josh suspiró y me miró.

—Lo siento— dijo con una sonrisa egocéntrica.

Tonto, tonto, tonto.

— Vamos, bájate de mi auto, lo contaminas.

Le propiné un codazo y bajé del auto, dejándolo solo con sus quejidos de dolor.

Ja, por idiota.

Las 14 Desventajas De Ser Perfecto. ➳ [En edición] [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora