Las cabañas eran más que impresionantes. Tres casitas elaboradas con madera muy clara, permanecían flotando sobre las orillas de Jeju, que se extendía en todo su esplendor hacia nosotros. Los cuartos estaban conectados por el medio, una plataforma plana que tenía un techo y sin paredes, solo cortinas. Enredaderas de hiedra sobresalían del techo, al igual que de estas, pequeñas flores silvestres de colores pálidos permanecían con los capullos cerrados. También había un pequeño puerto con dos canoas, sillones de madera entretejida sobre el suelo flotante y una alfombra persa color marrón que no tenía fin. Si así era el exterior, no podía esperar a ver lo que me encontraría dentro.—Este lugar es maravilloso —Dijo Sunmi mientras tomaba de la mano a Jungkook, guiándolo a través de las cabañas. La furia se apodero de mí, invadida por los celos, pero supongo que me lo merecía por actuar tan dramáticamente en el camino—. No puedo esperar a ver nuestra cabaña
—Se dirigió a Jungkook. Este solo asintió, sin añadir algo más.Hyojong no se quedo callado—. Al igual que yo no espero para ver la nuestra.
Trate de ignorar los sentimientos encontrados en mi interior y seguí observando el paisaje.—Veo que han llegado antes —Dijo Minjung, llegando mientras bajaba de su camioneta—. Quería enseñarles este lugar por mi misma, pero veo que lo han explorado ya.
—En realidad, acabamos de llegar mamá —Hyojong hablo mientras se acercaba a ella y colocaba una mano sobre su hombro—. ¿Podemos elegir ya nuestras cabañas?
Sunmi chillo excitada. Yo solo rodé los ojos y desee no estar en el mismo lugar que ella.
—Por supuesto. Solo quiero decirles que nos encontraremos en el vestíbulo después de que terminen de desempacar. Iremos a la ciudad por suministros.
—¿Por qué? Acabamos de llegar de ahí —Replico Sunmi mientras quitaba sus lentes oscuros y abrazaba a Jungkook. Después me miro, sonriendo maliciosamente—. Que valla el gato.
—¡Sunmi! —Jungkook, Hyojong y Minjung dijeron al unisonó. Esta ultima menos enojada que los dos primeros. Sentía que si alguien no me sujetaba de los hombros ya mismo, saltaría y la mataría de un golpe. Pero yo no caería tan bajo, aquí la única gata, era ella—.
Jungkook bufo y se separo de ella—. Yo iré con Yoongi. Recuerda, ese es su nombre. Yoongi, no gato.
Sonreí para mí al notar que la odiosa sonrisa de Sunmi se borraba rápidamente de su cara. Después caí en la cuenta de las palabras de Jungkook.
—Eh, no es necesario, yo...
—Bien, si ustedes dos van, entonces también iré yo —Añadió Hyojong, retando a su hermano. Perfecto, lo que me faltaba—.
—No se diga más. Acomódense en las cabañas y vamos a la ciudad —Minjung camino entre nosotros, dirigiéndose hacia una de las cabañas, sin sentir la tensión cargando el aire—.
(...)
—¡Oh, santo cielo! —Sunmi chillo de felicidad frente a mí, mientras colocaba una de sus manos bronceadas sobre su frente del mismo tono—. ¿Acaso estoy delirando? ¡No puedo creer que estos botines tengan el veinte por ciento de descuento!
Me limite a rodar los ojos, tragándome algunas palabras ofensivas en su contra.
—¡Tienen que ser mías! —Las tomo con delicadeza, como si se tratara de un bebe o algo parecido. Bufe exasperado por sus actos estúpidos—.
—Sunmi —Comencé a hablar, intentando mantener mi paciencia a tope—, te recuerdo que estamos aquí por suministros para los próximos días. No para comprar zapatillas. —Mire con desprecio las horribles zapatillas oscuras que sostenía en las manos. Ella me miro como si me hubieran brotado antenas en la cabeza—.
Froto con pereza su rostro y sonrió burlescamente, como si hubiera dicho algo erróneo—. No son zapatillas, querido. Se llaman botines, ¿Vale? Se nota que no sabes absolutamente nada sobre moda. —