Second chance! ── ℳ𝘪𝘳𝘢𝘤𝘶𝘭𝘰𝘶𝘴 ℒ𝘢𝘥𝘺𝘣𝘶𝘨.

ii

 📍   Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, Ezeiza, Argentina. 

Por mas que la castaña se prometió no llorar, fue inevitable no hacerlo. Nunca había salido del país, ¡Ni mucho menos viajar sola, sin sus padres! Tiene 16 años, no se sentía lista para eso. Se preguntó como su amiga rubia lo había logrado un año atrás. Observó como Chloé abrazaba a sus padres para despedirse, por lo que decidió no perder tiempo y abalanzarse sobre su hermano.

─ ¡Te voy a extrañar mucho, Luquitas! ─ Sollozó.

─ Yo también te voy a extrañar, pero no me llenes de mocos. ─ Intentó apartarla, bromeando

─ ¡Sos re forro! ¡Mamaaa! ─ Llamó a su madre para pedirle apoyo, cuando el azabache le tapó la boca para callarla.

─ Estaba jodiendo, histérica. ─ Exclamó, para luego abrazarla fuerte. Demasiado fuerte. ─ Traeme souvenirs, y que no sea un llaverito choto con la torre esa, porfa.

─ Si aprobás todos los finales de Diciembre te traigo cualquier cosa.

─ Dale loca, mira que me vas a poner una condición.

─ Ah, ¿Sos cagón?

─ Voy a aprobar todos los exámenes finales y te voy a hacer gastar una fortuna en mi regalo, anotalo.

─ ¡Agostina, veni a saludar a tu pobre madre antes de irte! ─ Dramatizó la matriarca de la familia, a lo que los menores rodaron los ojos abrazándose una última vez.

─ Ma, te amo. ─ La castaña le dijo. ─ Y a vos también Pa. ─ Los abrazó, mientras sentía como su padre lloraba. ─ Ay, tampoco me voy a la guerra, vuelvo en un añito nomás. ─ Intentó reír, para alivianar el ambiente; pero fracasó en cuanto vió a su mamá aguantar las lágrimas. ─ Los voy a llamar todos los días, lo prometo.

─ Está bien, mi amor, entiendo que a veces no vas a poder llamarme. ─ La madre de Agostina, Laura, le respondió abrazándola por los hombros, mientras veía como los trajeados subían las últimas valijas al jet privado de la rubia francesa. ─ Intenta conseguirte un noviecito o noviecita por ahí ¿Sí? Ya nos cansamos de escucharte hablar de los coreanitos esos. ─ La castaña rió, es cierto que siempre que podía les taladraba la cabeza con su enamoramiento hacia Jungkook, el menor de la banda coreana BTS.

─ No, nada de parejas. Está chiquita, ¿No la ves? ─ El padre (o, en realidad, padrastro), Martín, le respondió. "Como si alguien la aguantaría" Se escuchó que Mateo dijo de fondo, ganándose un golpe por parte de la castaña. ─ Si alguien te hace llorar allá, cagalos bien a piñas. ─ Le dijo firmemente.

─ Ta bien, ta bien. Los amo. ─ Abrazó a su familia, viendo como de lejos Chloé se acercaba. ─ ¡Rubia cheta, vení! ¡Abrazo familiar! ─ Ante la exclamación, la francesa corrió y se unió al abrazo, disfrutando el cálido momento.