Intentalo↠[Yaoi] HIATUS

CAPITULO 5: ¿Gracias?

—Ahora eres mío—fue lo primero que escuchó.

Ladeo la cabeza y tratando de visualizar se encontró con unos ojos cobre que lo observaban con cierta travesura en ellos. Reconoció enseguida de quien se trataba y soltando un bufido le dio la espalda moviéndose en la camilla.

Después de recibir aquel golpe con el balón perdió la conciencia, motivo por el cual se había despertado en la enfermería, lo que se preguntaba era, ¿porque en lugar de karma no estaba Ren? Incluso si no estuviera nadie ahí estaría mejor, todos menos el pelirrojo.

—oye no me ignores— jaló de la delgada sabana que lo cubría destapando la mitad de su cuerpo. Este lo jalo de vuelta cubriéndose—¿aun te duele la cara? —pregunto sin hacer esfuerzo en contener la burla en sus palabras.

Aun con eso el pelinaranja se mantuvo firme e ignoro al pelirrojo, ¿dónde demonios estaba la doctora? Se supone que no deben dejar a sus pacientes cuando están inconscientes ¿no?

Por un pequeño y casi increíble minuto el silencio cubrió a la habitación entera, casi no se lo podía creer, ¿al fin se había rendido y se había marchado? Posiblemente no, ¿o quizá sí? Tenía que verlo con sus propios ojos. Volteo consumido por la curiosidad.

Nadie, no había nadie, ¿enserio se había ido? El silencio aun reinaba, solo podía escuchar su propia respiración relajada, no había duda, realmente estaba solo. Volteo sin antes suspirar con alivio y dibujar una sonrisa en su rostro, se acomodaba en la camilla pero mientras lo hacia el aliento que rozaba peligrosamente es su rostro lo tomo desapercibido y entonces dio un pequeño salto por el susto, acción que hizo burlarse al pelirrojo.

—¿enserio pensaste que me había ido? Vaya por un instante podía sentir tu inmensa felicidad en el aire ¿tanto detestas mi sola presencia?

—Como no te imaginas, ahora largo de aquí— demando frunciendo el ceño.

—¿Quiere que lo deje solo su majestad? ¿O solo esta balbuceando porque lo asuste? — La migraña volvía irritándolo— siento no poder cumplir con sus órdenes, pero le recuerdo que hicimos un trato, el ganador le da órdenes al perdedor, así que seré yo quien las de.

—Ese juego nunca terminó—se incorporó.

—lo hubiera hecho si no te hubieras desmayado.

—y eso no hubiera pasado si no me hubieras golpeado con el balón.

—tu cara no debía estar ahí.

—tanto como tu aquí, ¿no se supone que aun témenos clases?

—no me puedo ir sin mi mascota.

—vaya, no sabía que ahora los animales tenían mascotas.

—así parece y mi gatito está mostrando las garras, ¿debería cortárselas?

—ponme un dedo encima y te aseguro que no saldrás vivo de esta.

—tranquila gatuna, el celo se pasara en unos días, no te enfades.

Casi estuvieron a punto de agarrarse a golpes o almenos por parte de Asano que ya tenía listo su puño y la puntería bien marcada en el la cara del otro, estaba dispuesto a devolverle el favor. Si no fuera porque la doctora entró a la habitación con algunos papeles que se limitó a ponerlos sobre el escritorio para luego dirigirse a la camilla, seguro habría tenido que llamar a la ambulancia.

—¿cómo te sientes ahora? — preguntó. Los dos jóvenes se mostraban como si apenas y hubiera sucedido algo.

—No me duele nada— respondió, cambiando su aura a una más amable de la que ya su rostro lo mostraba.