Me dirigía yo por la calle Sheridan, llevaba una falda de tubo por las rodillas negra, una camisa azul pastel y una chaqueta americana negra... no era mi habitual atuendo, pero tenía que cumplir un encargo.
Ese hijo de perra de Valenti me tenía de chica para todo... en mala hora decidí hacerme amiga de un mafioso.
Llegué al sitio indicado. Era un enorme edificio. Llame por el interfono a la dirección que me habían dado, poco tardaron en contestar.
-¿Si?
-¿Carl Meyer?-pregunte.
-Así es...-contesto al otro lado.
-Me envía Roberto Valenti...-le dije por el interfono.-Para darte un regalo...
-¿un regalo? -su voz sonaba extrañada.
-Es tu cumpleaños, según me dijo cuando llamó a mi agencia...-le dije mintiendo un poco, obviamente, no trabajo para ninguna agencia.
-De acuerdo... sube preciosa...-dijo y pulso para que subiera.
Su piso estaba en la planta 6, era toda la planta... un piso enorme, el vestía un traje de chaqueta bastante elegante, el pelo rubio, recogido hacia atrás. Era fuerte y alto. Me divertiría un poco antes de concluir mi trabajo.
-El viejo Rober debe conocerme...-me dijo mirándome.-Me encantan las morenas... sobretodo si son pálidas...-lo mire fijamente.
-El me dijo que quería que su mejor amigo disfrutara en su cumpleaños...-dije riendo y me abrace a el para lamer su cuello, comenzando a desabrocharme la camisa.
-También me gustan lanzadas... creo que este será mi mejor regalo de cumpleaños...-dijo riendo y siguió desnudandome...
Poco tardamos en acabar los dos desnudos, haciendo un 69 en la alfombra aterciopelada de su enorme piso. Su lengua jugaba con mi clitoris, de un lado a otro, hacía pequeños círculos. Me correría rápido, mientras por mi parte jugaba con el erecto miembro viril de mi acompañante con la lengua, acabó eyaculando en mi boca y trague su esencia a la vez que me corría en la suya.
-Eres maravillosa...-dijo levantándose.-¿Te apetece tomar algo? Para reponer fuerzas...-yo me rei, ahora comenzaría mi plan.
-A decir verdad, Valenti me dio otro regalo para ti...
-¿Otro?-miro incrédulo.
-Así es...-dije y fui hacia mi maleta para cojer una botella de Don Perignon.- Me dijo que te gustaba el champagne francés...
-Si que me conoce bien el condenado...-dijo riendo, yo me acerque a el, abrí la botella, haciendo que fuera el tapón a no se sabe donde y procedí a echarme el espumoso líquido por mis pechos...-veo que eres juguetona...-dijo riendo y procedió a lamer mis pechos, el lamía intensamente, provocandome algunos gemidos, cuando empezó a toser... y a toser más.... yo me aparte y lo mire fijamente mientras me limpiaba el pecho.
-Te acabo de administrar una droga que te matará lentamente y sin dejar rastro en tu cuerpo... Morirás de paro cardíaco sin que parezca que ha pasado nada... no será revelado el activo en las autopsias...-le explicaba mientras veía su cuerpo tosiendo y paralizado.
-por... que...-creo que preguntaba mientras tosia.
-Ah... sabe que lo has traicionado y has vendido información suya a sus enemigos, me mandó matarte simplemente, pero eres guapo y me apeteció jugar un poco antes... a demás, chupas muy bien el coño...-le comente riendo mientras me vestía.-En fin... tiraré por las cañerías el champán... es una pena que esté contaminado de esa droga... huele tan bien... En fin... mira el lado bueno, poca gente tiene el honor de morir el día de su cumpleaños...-dije riendo.
Al salir del bloque de pisos me fume un cigarro... tal vez creyeran que murió de sobredosis... me daba igual, llamé a Valenti para decir que el trabajo estaba hecho y quedamos en el café Shelley para que pagara mis honorarios.