Prólogo

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Miro al castaño fijamente a los ojos-¿Cómo es qué sabes tanto sobre mí? Es técnicamente imposible que alguien sepa tanto sobre una persona.

Temía por su respuesta, pues aunque él me gustara, no podía negar la extraña situación en la que nos encontrábamos. Él sólo se limita a mirarme. Me cruzo de brazos suspirando-¿No dirás nada o ahora no puedes hablar?-murmuro fríamente.

Él sonríe mostrando sus dientes. Se acerca lentamente a mí-Claro que no, bonita-su tono sarcástico como de costumbre. Retrocedo y mis piernas chocan con el borde de la cama, caigo sentada y levanto mi rostro para mirarlo-parece que otra vez estás atrapada-ríe, hace un mohín y mira la pared.

-¿Cómo sé tanto sobre ti...? Buena pregunta-sonríe con suficiencia. Siento una pizca de miedo recorrer, a veces la forma en la que me habla me asusta, siento que debo correr. Miro la puerta. Trazo un plan rápidamente, levanto mi rostro para verlo. Pero ya me estaba mirando, sus ojos reflejaban diversión.

-Ni se te ocurra escapar-sonríe-Puedes llamarme como quieras, pero me gusta más... Ángel o como me gustaría que me nombraras, mi protector-acaricia mi labio inferior con su pulgar. Frunzo el ceño ante sus palabras.

No, ellos no existen, claro que no es real, solo es un clásico juego de él, trata de asustarme igual que siempre-¿estas segura de eso, Blair?-Escucho su voz en mi mente.

Siento que mis vellos se erizan. Lo miro, siento el sudor en mi frente-¿por qué tan asustada?-sonríe malicioso. Siento mi piel fría, dejándome atónita, quiero hablar, pero mi voz no sale de mi boca. Era real...

Ángel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora