Capítulo 4. Química en Química.

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Blair.

En los últimos días, me había sentido un poco rara, no tenía una explicación. Era como si algo me faltara, sentía un poco de nostalgia, algo no muy común en mí, ya que siempre he sido muy alegre e intento ver la mejor cara a los problemas. Sin embargo, ignoraría el sentimiento, ya que posiblemente solo sea algo hormonal.

—¿Escuchaste que hay un chico nuevo?—dice Sara haciéndome salir de mis pensamientos. La miro y niego lentamente encogiendo mis hombros.

—La verdad es que no. Sabes que no estoy muy enterada del mundo adolescente en estos momentos—río un poco mientras Sara rueda los ojos divertida.

—Eres una tarada. No estás en este mundo, porque no quieres. De lo contrario, sabrías que a Marcus le interesas y Adam me dijo, que Zac le dijo a Rayan, que Marcus preguntó si salías con alguien—la forma emocionada en la que habla, me hace reír nuevamente mientras ella agita mi brazo derecho con ambas manos.

—Te imaginas—agrega tomando una pausa para contener la emoción—tú y él. Serían adorables. Solo piénsalo, saldríamos en citas dobles, iríamos al cine o a fiestas, o a comer... Estamos destinadas a estar juntas—dice aplaudiendo al final y la miro levantando las cejas un poco preocupada por sus expresiones.

—No, no lo imagino...—digo de forma sarcástica y ella bufa cruzando sus brazos. Suspiro mirandola—Él es... Atractivo, creo que podría hasta gustarme. Pero solo no sé, creo que es muy egocéntrico para mí, sabes que no me gusta esa clase de personas, tampoco no me gusta mucho su personalidad...—ella me mira asintiendo.

—Tranquila, chica. No te estoy diciendo que te cases con él. Sé que a veces es un idiota. Pero créeme, yo lo conozco y bajo toda esa cara de niño bonito engreído, hay una persona que quiere amar y ser amado—levanta una ceja sonriendo de lado.

—Debes dejar de leer tanto romance—río al escucharla y entramos al salón de clases mientras ella está colgada de mi brazo derecho.

—Cuando tu dejes de leer tantas cosas sangrientas y confusas que te hacen dudar sobre la existencia y perder tu tiempo—me dice con una pizca de burla, mientras me siento en un pupitre junto a ella en la mitad del salón.

—¡Oye!—me quejo cruzando mis brazos—no es ninguna perdida de tiempo. Es el arte de la interpretación. Algo que tu pequeño cerebro no logra entender, porque solo piensas en tu novio Adam-le respondo defendiendo mis intereses y ella frunce los labios.

—Ese no es el punto—se queja—el punto es que deberías salir con Marcus, date la oportunidad de conocerlo... Es alguien muy interesante-susurra mirándome.

—Lo pensaré...—le sonrío y ella asiente complacida empezando a sacar sus libros.

Me acomodo en mi asiento peinando un poco mi cabello con mis dedos y miro hacia la puerta. Entra un chico de ojos claros, su piel es blanca y su cabello es muy negro, no parece natural. Tenía una camiseta ajustada a su cuerpo, dejando notar sus músculos, no eran algo exagerado, pero no lo hacía lucir nada mal. Unos jeans comunes y tenis negros.

El chico camina lento pero seguro de sí mismo. Miro alrededor del salón y no era la única que tenía la atención fija en él, todas las chicas, excepto Sara que trataba de tener su pupitre perfectamente ordenado con sus lapiceros y libros.

Regreso la vista al chico y me tenso al ver que me está mirando, mientras... ¿camina hacia mí? No puede ser, no entiendo ni porqué me pongo tan nerviosa, es solo un chico, igual a los demás.

Lo observo fijamente a los ojos y sentía un deseo de lanzarme a él, como si lo necesitara. Nunca había sentido ese deseo por alguien. Además, al ver sus ojos, su mirada me dice algo, puede ser muy loco, pero así lo siento.

Ángel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora