Blair.
Cierro los ojos un momento. Estoy cansada de tantos números y letras, no comprendo a qué demente se le ocurre crear algo tan complejo como derivadas, funciones, límites entre otras cosas que no comprendo muy bien. Recargo mi cabeza en el escritorio y suspiro al sentir dolor en mis sienes.
—¿Está cómoda, señorita Verne?—murmura Vincent... Mi profesor. Da golpecitos suaves en mi cabeza con su lapicero.
Me enderezo y lo miro—Sí, profesor, muy cómoda la verdad—murmuro sarcástica y él levanta una ceja.
—Espero que se ponga así de cómoda la hora extra después de clases, conmigo, viendo... Matemáticas—murmura en el mismo tono sarcástico que yo, sonríe y se da la vuelta para seguir explicando la clase.
Gruño frustrada y paso mis manos por mi rostro.
—No entiendo como aguantas tanto a ese señor—murmura Sara en el asiento detrás de mí. Suspiro y me giro para mirarla.
—No tengo opción, lo sabes... Tengo la sospecha de qué él es...
—Sí, lo sé...—no me deja terminar mi oración cuando me interrumpe en tono firme—Pero aún así, sí él es quien tú crees, no tiene el derecho de tratarte así ¿bien? Y sabes que no soy estúpida para no darme cuenta de las intenciones que tiene contigo—susurra con seguridad y suspiro.
—Lo sé, Sara. Pero quiero confirmar mis sospechas...—susurro. Sara me mira haciendo una mueca y niega lentamente.
—¿Está interesante la charla ahí atrás? —pronuncia firme Vincent y me giro rápidamente—¿Quiere unirse al castigo, señorita Watson?—se dirije a Sara y ella niega.
—Disculpe usted, señor profesor. No entendía las gráficas y le pregunté a Blair—murmura en tono sarcástica lo primero y sonrío de lado. El profesor rueda los ojos y sigue explicando el tema.
La verdad es que Sara y yo somos algo parecidas. Ambas somos cortantes, sarcásticas, nos gusta la misma música, películas, ambiente. La conozco desde los catorce y realmente es increíble el tiempo con ella. Es atrevida, bastante coqueta con los chicos y a veces, siento que tiene tendencia a lesbianismo. Pero aún así, la amo tal cual es. Con su cabello castaño claro hasta la cintura, sus ojos negros profundos, su cuerpo formado perfectamente, aunque ella cree que tiene un poco de peso de más, digo que es perfecta aún así. La verdad es que muchos chicos están detrás de ella. ¿Y cómo no? Es la más popular de la escuela. Tengo la ventaja de ser su amiga y aún no sé porqué, no soy igual que ella físicamente, realmente soy una chica bastante básica, cabello negro por los hombros, ojos color café oscuro, un poco alta de la estatura promedio. Realmente no hay nada perfecto en mí.
Luego de que se acabara la jornada de clases. Salgo de literatura inglesa y entro nuevamente a matemáticas. Veo a Vincent sentado en su escritorio escribiendo algo en su computadora. Suspiro, me armo de valor y entro.
—Oh... Señorita Verne. Decidió lo que le conviene—murmura burlón Vincent. Ruedo los ojos y me siento en un pupitre frente a él.
—¿Tengo elección, señor profesor?—murmuro sarcástica negando.
—Es su decisión. Es una chica inteligente, bonita. Creo que sabrá elegir lo que le conviene—sonríe de lado y apoya sus codos en la mesa viéndome fijamente. Se me está insinuando, que pervertido.
—Tal vez usted sepa que es lo mejor para usted y su trabajo ¿no lo cree, profesor?—me levanto del asiento y tomo mi bolso.
—Sale por esa puerta y la repruebo, Verne—advierte firme y me ve fijamente a los ojos.
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Ángel.
FantasySu ángel de la guarda, será más que eso. Pero no siempre el final es feliz.