MAÑANA

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No soy ave pero por las noches vuelo. Siempre asociado con el miedo a pesar de ser pequeño. ¿Qué puedo ser?

El calor de su pistola, recién vaciada, traspasaba los guantes de cuero, reflejo de su furia, como un incendio que se extendía por todo su cuerpo, ardiendo de impotencia en medio de la fría noche al borde del muelle.

El Pingüino miraba con desprecio el oleaje de las aguas oscuras que lo habían bautizado hace más de quince años. El corazón brincaba en su pecho con la misma intensidad que en aquel antiguo momento a pesar de haberse encontrado del otro lado del cañón esta vez.

Respirando tan fuerte como los pisotones que daba de regreso al coche, trataba de consolidar el frustrado deseo de su venganza. Habían sido diez años desperdiciados en Blackgate, diez años que alimentaron su rencor resultante de la ignominia de Gordon y en general, de toda Gotham.

Una vez que estuvo dentro del auto, azotó la puerta con marcado ímpetu. Reconociendo la imperfecta ejecución de su precipitado plan. Infortunada consecuencia de ceder a su naturaleza impulsiva, pues al poner el primer pie fuera de Blackgate, no había pensado en otra cosa que no fuera castigar a Jim Gordon.

Retiró su monóculo para limpiarlo y se encontró con su mirada en el espejo retrovisor, sobrecogido a la nostalgia inherente de los muelles, su mente divagó en los recuerdos. Contempló con especial atención la prótesis de iris que se volvió necesaria años después de que su visión empeorara dentro de Blackgate.

Un iris azul eléctrico que escogió como un silencioso homenaje a Fish Mooney, la madre de su verdadero origen. Actualmente pocos la recordaban pero Oswald la inmortalizaría en su mirada y cada que se viera sin la lente, estaría azorado de la indirecta conexión, como si ella lo contemplara desde el otro lado del espejo.

Sin importar los años que pasaron, el dolor de ver morir a Fish en sus brazos seguía en él, lo mismo fue con todos los que sostuvo en su abrazo, angustiado por el irremediable fin. Fish, en el umbral de su muerte prematura a manos de Jim (otro crimen sin castigo para el hombre de la ley), le había dedicado su último aliento "Haz esta ciudad tuya. Conviértela en cenizas"

Las palabras lo perseguían ahora más que nunca. Pero después de superar el abrumador fracaso de su ajuste de cuentas, fue inevitable que su cabeza se detuviera en las acusaciones de Gordon. Sí, el Pingüino podría ser el monstruo que siempre dijo que fue pero ni siquiera él habría planificado la destrucción de la Torre Wayne. No si James seguía respirando el aire libre que no merecía. Era su prioridad corregir eso.

No obstante, los muelles tenían demasiados recuerdos vinculados y por mucho que quisiera aferrarse únicamente al de Jim, el caprichoso destino se interponía de nuevo y el otro hombre fue nombrado. El hombre al que estuvo dispuesto a entregarle su vida, aun sabiendo que estaba en las manos punitivas del rencor, condenándolo al fondo del rio en otro tiempo y a su helado silencio en la siguiente ocasión. El hombre cuya vida priorizó por encima de su venganza en contra de la última descendencia de Don Falcone, pese a que la mujer fue la ruina de su imperio, el legado por el que derramó lágrimas, sudor y sangre más de una vez. El hombre por el que casi dio la espalda a todos sus ideales con tal de huir a su lado. El único hombre por el que consideró sacrificarse a sí mismo y a todo lo que le importaba.

El hombre cuyo recuerdo no pudo ahuyentar en los dos últimos lustros. En quien no quiso pensar y por el que eligió aferrarse a su vindicta contra Gordon. Era más fácil prenderse del odio de la persona que precisamente le privó en definitiva de seguir su relación con Ed. Pues no soportaba la idea de que en la actualidad fuera demasiado tarde para ambos, ya que no sabía nada de él, a pesar de que se mantuvo informado del bajo mundo en Blackgate gracias al flujo constante de reclusos.

UNA DÉCADA (Gotham/Nygmobblepot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora