En un mundo vibrante y lleno de contrastes, donde Daphne y Emmett, se encuentran atrapados en un torbellino de emociones y decisiones que desafían los límites de lo convencional.
En medio de una ciudad que respira vida, Daphne y Emmett se entrelazan...
Cuando el abuelo falleció recuerdo como su féretro bajaba a la tierra y las personas lanzaban flores blancas que la tierra cubriría.
Con papá no pude moverme de la silla mientras lo enterraban, estaba solo, nadie vino a dejarle ni una sola flor.
—Bonny por favor come algo —pide Maddie suplicante. Mi cuerpo estaba más delgado, nada de lo que comía se quedaba en mi estómago, las vitaminas prenatales que papá compró eran lo que nos mantenía funcionando.
—Voy a vomitar de todas formas —digo y comienzo a comer, sabía que debía moverme y comer algo que mi estómago pudiera soportar.
—Solo hazlo —dice frustrada y las náuseas vienen a mi nuevamente, camino al baño cerca de la cocina, vomito...
—Ahora entiendo por qué papá se quedaba en el piso de la cocina —sonrío mientras me levanto.
—Vamos al hospital —dice y asiento sin fuerzas.
Poco a poco la gente disminuía y sería mi turno, pero me sentía muy mal.
—Daphne Anderson —dice una voz por el altavoz, me levanto con una preocupada Maddie mirándome caminar tambaleante.
—Bienvenida —dice una voz dulce— mi nombre es Martha Midwifery —eres una nueva paciente —dice y asiento.
—Creo que necesito ayuda —digo cansada.
—Por tu estado las náuseas son sumamente incomodas —dice y la miro suplicante.
—Si...
—Hagamos tu ficha primero —dice y la miro expectante a ver la ficha que había llenado en la sala de espera:
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—Bien mejor vayamos a ver al bebé —dice extendiéndome una bata y señalándome un cambiador.
«Solo queremos saber si el bebé está bien»
—Lista —digo preparándome para subir a la camilla.
—Recuéstate y pon las piernas en el reposa piernas —dice y me siento incómoda. Alista el transductor y me lo introduce por la vagina. Empieza a examinar y mira con curiosidad.
—Es un bebé muy sano, teniendo en cuenta tu fecha de ultima menstruación deberías tener 12 semanas —Veo en la pantalla una pequeña mancha con forma de bebé y me emociono.
—¿Su corazón late? —pregunto preocupada y aplasta un botón en su máquina.
Un golpeteo fuerte y rápido resonó en la habitación.
—Me preocupa un poco su tamaño, pero dado a que no has podido comer adecuadamente por tu hiperémesis gravídica.
La doctora me explica que la hiperémesis gravídica se caracterizaba por las náuseas constantes, vómitos recurrentes en el día, disminución del apetito y aversión a ciertos alimentos, la pérdida de peso, deshidratación, cansancio, confusión mental, aturdimiento, etc.
