Ashley Henderson, ese es mi nombre, tengo 22 años, provengo de una familia estadounidense, algo que no me agrada del todo, ya que para muchos somos algo egoístas y exóticos, pero la verdad es que no, somos solidarios y muy buenas personas, o al menos la mayoría de los que vivimos aquí lo somos.
Soy la única hija, y tengo que vivir con muchas presiones.Hace unos meses me diagnosticaron depresión y ansiedad, por lo cual ahora en todo momento estoy siendo cuidada por mis padres, lo cual me molesta un poco, ya que no tengo la privacidad que quisiera tener, como una chica normal; pero claro, una chica normal no tiene problemas para estar bien, o simplemente está sana.
Pero no me siento menos que otras chicas, claro, todas somos diferentes, algunas tienes cabello corto, otras largo como yo, algunas están delgadas como yo, otras están gorditas (que por lo regular, no le veo nada de malo, incluso quisiera estar un poco llenita, para evitar comentarios de estereotipos estúpidos, que al final, deberían valer poca cosa).
Yo creo que como en todo país, estado y ciudad, nunca le daremos gusto a nadie. Pero el problema aquí, es que al menos a mí, me afectan demasiado esos comentarios, usualmente por ello no quiero salir de casa, no me gusta la ropa que uso en ocasiones, o simplemente no me siento segura de mi cuerpo.
En fin, cuando me diagnosticaron depresión y ansiedad, mis padres se volvieron un poco sobreprotectores, todo porque la doctora Adilene Greene, les dijo que podría tener pensamientos suicidas. Y la verdad, siendo sincera, los he tenido la mayoría del tiempo.
La doctora les recomendo que sería bueno que fuera a terapia (lo que incluía a más personas con lo mismo que yo), para ayudarme a lidiar con esos pensamientos (en caso de que los tuvieran), a lo cual mis padres accedieron, sin mi consentimiento, soy mayor de edad y aún no me dejan tomar mis propias decisiones. ¡Así de jodida es mi vida!.25 de septiembre, primer cita a terapia.
Odiaba la idea de tener que hablar de mis problemas depresivos con más personas, ni siquiera a mamá y papá les contaba. ¿Por qué lo haría con personas que no conozco?
Pero últimamente no reprochaba nada, por el simple hecho de no discutir con ellos, por qué sabía que de igual manera me iban a obligar a asistir a esas terapias.
Así que solamente me quedaba la opción de obedecer e ir.
Y así fue, se llego la hora de asistir, 5:00 de la tarde, lo recuerdo tan bien, incluso por qué mamá estaba llorando, y recuerdo que dijo:–Por fin saldrás de nuevo, ¿Sabes el gran paso que es? Aunque ahora pienses que es una estupidez, verás que conforme pase el tiempo estarás feliz de nuevo, y seremos la hermosa familia que éramos antes.
Y sin más, siguió llorando, creo que nunca dejamos de ser esa familia.
Papá me llevo al hospital, en donde tomaría la dichosa terapia. Era un lugar un poco grande y bonito para ser un hospital de terapia, pero igual me pareció un lugar cómodo, a pesar de no querer estar ahí. La doctora Adilene Greene, me hizo una revisión primero, dijo que sería bueno para después, así sabría en que había mejorado, o empeorando, lo cual me parecía ridículo, pero no lo dije.
Papá se despidió de mí, y me dejo ahí, con personas que no conocía, pero que según la doctora me haría bien. Me senté hasta el fondo, para que no preguntarán primero a mí, lo cual funcionó.
Hizo que se presentarán todos, para luego presentarme yo, como si estuviéramos en una clase de matemáticas o algo parecido.
Después de presentarnos, la doctora Greene pregunto a cada uno, hasta que llegó el turno de un chico (el cual no me quitaba la mirada de encima, y si, tal y como esperaba, me hizo desconfiar de mi físico), la doctora le pidió que contará como empezó todo su proceso de depresión.–Como ya les mencioné, mi nombre es Daniel Benson, tengo 24 años, y soy de aquí. Mis problemas de depresión comenzaron a los 17, después de haber terminado con mi ex novia, lo cual lo sé, es ridículo, pero así fue. La verdad es que cuando terminamos, me dijo un montón de cosas que me hizo llegar a pensar que nunca sería suficiente para alguien, tanto física como emocionalmente, sé que no debí sobrevalorar eso, hasta de verdad entender la situación, pero era demasiado tarde. No fue el hecho de que me terminara, fue el hecho de no sentirme suficiente.
Durante meses no salía de casa, solo quería estar durmiendo, casi no comía, no hablaba con nadie, ni siquiera con mamá.— Lo interrumpí levantando mi mano, lo cual llamó la atención de todos en absoluto.–¿Qué pasó Ashley? ¿Quieres hacer un comentario?— Dijo la doctora Greene. A lo que asentí. —Adelante.
–Bien, primero que nada, no soy quién para decirte si de verdad debes estar así o no. Pero lo que si puedo decirte, es que nunca debes sentirte insuficiente para nada, y mucho menos después de terminar una relación, por qué quizá diste lo mejor de ti, y puede que ella no valoró lo que le diste, y está bien en cierto punto, por qué así te das cuenta si en realidad es bueno o no para ti.— Hice una pausa, ni siquiera yo creía lo que estaba diciendo.— En todo caso, deberías sentirte muy bien contigo mismo, diste todo de ti, y si esa persona no lo valoro, no es tu maldita culpa.
La doctora, y todo en la sala, me miraron, y comenzaron a aplaudir, comencé a sentir los nervios carcomer mi piel, y solo baje la mirada.
–Daniel, lo que dijo Ashley sobre tu historia, es verdad, nadie debe hacerte sentir menos. Señorita Henderson, me a dejado sorprendida.
No dije nada después. El chico terminó su historia, y luego los demás, la doctora dijo que mañana contaría yo la mía, y finalizó la sesión.
Lo que yo quería era ya no regresar, pero sabía que mamá estaría insistiendo todo el jodido día.
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Sólo tú.
RomanceSi no dejas el pasado atrás, no podrás vivir tu presente. Extiende tus alas y aprende a volar de nuevo, se quién eras antes se feliz.