Capítulo 2: Decisión

101 6 0
                                    

El suelo se estremeció y unas nubes negras cubrían el cielo, la lluvia tormentosa y los relampagueantes truenos, no eran nada comparada a la batalla mortal que se estaba viviendo allí. El golpe de estado estallo en una gran batalla que se extendió por 3 días. Todos los dioses y ángeles peleaban contra los estos ángeles caídos, término que se les dio en el cielo a los ángeles que se pusieron en contra del supremo dios.

Al término de la guerra, estos ángeles caídos fueron desterrados del cielo. Para evitar más caos, se creó una ley que prohibía a los dioses y ángeles involucrarse con los humanos o serian exiliados de los cielos, se les borraría la memoria y perderían sus poderes. Él dios supremo era bondadoso, pero al mismo tiempo era estricto. Todos lo querían, pero al mismo tiempo temían de sus palabras, y no se atrevían a desobedecerlo.

Los dioses más bondadosos escuchaban con impotencia las suplicas de los humanos, pero no se atrevían a romper las reglas. Las lágrimas de aquellos dioses se convertían en lluvia y sus lamentos en tormentas.

Una diosa, aquella que inicio hace algún tiempo una revolución, planeo volver a ayudar a los humanos. La diosa quería que él planeta vuelva a ser un lugar de paz y seguridad, como una vez lo había sido.

La diosa comenzó a pedir ayuda, pero los demás dioses se negaron a ayudarla, entonces les pidió ayuda a sus otras cuatro compañeras, pero esta vez se negaron a brindarle su ayuda. La diosa estaba sola, pero aun así no quería darse por vencida. Aunque ella fuese enemiga del cielo salvaría a los humanos, o eso era lo que ella quería creer.

Aunque la diosa quería salvar a los humanos. La ponía triste tener que dejar el lugar donde había vivido durante siglos y no poder regresar "seguramente no volveré a ver a mis amigos, mi familia o los lugares a los que les tengo mucho aprecio. Aun así, si esto logra hacer que la humanidad pueda gozar de paz nuevamente, habré cumplido mi cometido" Con esas palabras en mente, la diosa se animó.

Ya con los pensamientos firmes, se decidió que salvaría a los humanos. Ella sabía que estaba a punto de traicionar al supremo dios, por ello quería visitar algunos lugares antes de irse.

Comenzó una caminata por todos los lugares que más le gustaban.

Primero se despidió de las almas humanas con la que ella solía frecuentar, con las cuales hablaba y aconsejaba.

-Aunque el destino me guíe por un rumbo incierto, yo siempre estaré velando por ustedes, ¡Realmente amo a los humanos!- Dijo la diosa

Aunque las almas humanas no entendieron el mensaje. Esas eran las palabras de despedida de la diosa. Ella no quería irse, sin decir ninguna palabra.

Camino por las nubes de los recuerdos felices. Vio sus mejores recuerdos. "Lo siento, por decepcionarlos" Pensó la diosa. Unas lágrimas salieron de sus ojos. Se limpió con sus manos y trato de sonreír. No quería que sus lágrimas fueran el ultimo recuerdo de ella.

Se bañó por última vez en las termas fluorescentes. A la diosa le gustaba como el vapor muestra imágenes salidas de la imaginación. El vapor mostró rostros de personas alegres, eso hizo que la diosa se animara más.

Miro por última vez los grandes santuarios de los dioses. Era lugares donde había aprendido muchas cosas. Donde tenía muchos buenos recuerdos con sus amigos. Y también donde aprendió a valorar las vidas humanas.

Por ultimo quiso tener una última charla con sus cuatro compañeras de antaño, y explicarles su plan.

Reencarnación de la diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora