5. TÚ TE ENAMORAS Y YO TE SIRVO PONCHE.

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SoY HaDes.

Ayuda, en serio.

Esto ya no es divertido.

Me quedé sin saludos.

Pasaron días desde lo de Maya, las sesiones de grupo no tenían día fijo, era según Jack nos llamaba, y por lo visto no tenía ganas, pues en ningún momento nos reunimos en esta semana, mi vida continuaba, como la de todos.

Carolina y yo nos encontrábamos caminando por la tarde en un parque platicando sobre mi libro, la verdad era algo muy personal pero sentía que podía confiárselo.

Ella me alentó a seguirlo continuando, me contó muchas cosas interesantes sobre ella, ella viene de una larga familia de pintores venezolanos por parte de su mamá, luego de que se descompuso la situación en su país y su hermano fuera asesinado por una bomba, decidieron venirse a vivir aquí.

Yo por lo general evitaría este tema de sentimientos, no porque era un descorazonado sino porque no estaba seguro de qué hacer en esas situaciones. Por lo general entraba en pánico.

—Era una mañana soleada de julio y mi hermano había salido a las marchas junto con sus otros 2 amigos
—me dijo de repente y siguió luego de un sonoro suspiro—junto a él, su amigo fue atacado por una piedra que se supone que iba dirigida a un militar pero bueno, falló. Mi hermano se detuvo a ayudarlo y...— paró un segundo intentando aguantar las lágrimas probablemente.

—No tienes que seguir— le dije con ternura y ella se limpió rápido la cara por sus lágrimas.

—Él murió como un héroe, no estoy molesta, dios hizo lo que tenía que hacer— ella dijo.

—¿Aún crees en Dios después de eso?— pregunté.

—Creo en Dios, porque al final, nosotros como seres irracionales buscamos esto, las divisiones, las guerras, todo es nuestra culpa, dios solo lo mejora, dios nos dio esta oportunidad a mi familia y a mí, estoy agradecida por eso. La lucha de mi hermano fue su elección, sabía las consecuencias que traerían, pero aún así lo hizo, él hizo que tenga más razones para creer—ella me dijo —además, solo para que tú y yo estemos sentados aquí, para que cada célula de nuestro cuerpo haga lo posible para estar vivos, hubo una fuerza, una fuerza capaz de mover galaxias— finalizó la conversación con una sonrisa, y en ese momento vi a una chica capaz de hacer todo, una chica con un corazón, un cerebro y una esperanza tan grandes, que los utilizó para creer en algo más grande que ella.

—Agradezco a esa fuerza por hacer que nos conociéramos—le dije.

—Yo igual— dijo ella.

Fue una muy linda tarde, nunca creí que pudiera haber alguien que me hiciera sentir cómodo hablando sobre estas cosas, fue lindo poder hablar con alguien.

Al siguiente día se repitió mi proceso de siempre por las mañanas, me monté en el bus como siempre y fui al colegio como siempre. Había algo raro que pude notar, Maya no estaba.

Al llegar a la escuela me encontré con Samantha sentada en el suelo meditanto, se veía concentrada, me senté junto a ella y abrió un ojo para ojear por encima el motivo de su fastidio: yo.

—Hola Sam— dije y ella sonrió. Agarró sus manos y empezó a moverlas alrededor mío.

—Debido a mi poder de sentir vibras puedo sentir la tensión en tu persona- dijo ella.

—Ok, créeme, no quiero estar aquí mientras examinan mi aura, solo quería saber si has visto a Maya—dije.

—¿Algo te aflige?— preguntó parando su rutina espiritual.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2019 ⏰

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