F O O L S

10

—¡OUCH! Duele, duele, duele ¡te digo que duele, idiota!–.

Taehyung pateó a Jungkook lejos.

Estaban desaliñados, agitados y agotados y todavía no llegaban ni a segunda base.

—Esto no es lo que esperaba– negó Taehyung —creo que será mejor cambiar las posiciones. Ponte a cuatro–.

Jungkook retrocedió hasta salir de la cama de un salto, se sentía peor de expuesto estando desnudo.

—Eso no era parte del trato– argumentó —muy bien, tranquilo. Hay que pensar bien en esto–.

El pelinegro buscó una libreta y un bolígrafo entonces empezó a anotar mientras Taehyung se acomodaba en la cama sintiendo que el culo le ardía luego de que Jungkook le metió dos dedos de golpe.

—¡Primer paso; libricante! El plan es dejarlo bien húmedo para pasar al siguiente ¡dedos! Que entren al menos tres y entonces ¡mini Kookie entra a casa finalmente! Lo cual nos lleva al acto principal. ¡EL "METE, SACA"!–.

Jungkook dibujaba sobre la libreta como si fuese un entrenador de futbol americano explicando la estrategía a su equipo.

—Me largo– anunció Taehyung, inclinándose para buscar su ropa.

—¡Espera, dame otra oportunidad!–.

—¡Quieres dejarme en silla de ruedas y no precisamente de placer!– Taehyung suspiró derrotado —no sé porque creí que podía confiarte mi tesorito, eres un idiota después de todo–.

Jungkook se cruzó de brazos sin dejarse ver afectado.

—Yo sé que tu quieres que ésto te explote la cerecita– aseguró, apuntando a su pene ahora flacido.

Los ojos de Taehyung descendieron hasta ese punto. Se mordió el labio y suspiró de nuevo. Estaría mintiendo si dijera que no.

—Hay que hacer esto bien, Jeon Jungkook ¡no quiero que mi primera vez sea horrible!–.

Jungkook sonrió triunfal cuando Taehyung se quedó sobre la cama.

—Descuida, lo haré bien–.

—Eso espero, pero por si acaso– Taehyung se estiró hasta alcanzar el tenedor sobre la mesa de noche en donde efectivamente, había un plato ya vacío abandonado.

—¡Woah! Alto, alto– Jungkook bajó las manos para salvaguardar su mas grande orgullo, su Kookie. —¿Eso para que?–.

—Si esto no sale bien, no solo yo saldré herido– anunció Taehyung —ven acá y hazlo como es debido–.

En ese momento fue cuando la fuerza de voluntad de Jungkook flaqueo un poco. Pero solo un poco.

—Bien– asintió, tomando el lubricante.

Taehyung lo observó acercarse con desconfianza y abrió muy lentamente las piernas, apretando la base del tenedor mientras terminaba de recostarse sobre el colchón. Todo alrededor olía a Jungkook, se sentía rodeado. Era un aroma agradable, masculino y conocido. Aún así, su corazón prácticamente saltaba en su pecho bombeando sangre tan fuerte que estaba seguro que moriría de nerviosismo.

Jungkook vació una gran cantidad de lubricante sobre sus dedos y los movió para crear fricción y calentar el líquido pegajoso antes de acercar muy lento el primer dedo. Sus ojos estaban fijos en el tenedor que era fuertemente apretado en el puño de Taehyung quien saltó ligeramente cuando sintió el toque.

El dedo lubricado giró alrededor de la contraída entrada, acariciando, sin embargo sus manos temblaban por lo que resultaba incómodo para ambos. Taehyung se llevó una mano al rostro y se recordó ser paciente no solo con Jungkook sino con él mismo también.