IV.

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Ya habían pasado 5 días desde que ganaron el juicio contra Louis Tomlinson, y Styles no podía dejar de pensar en el chico. Lucifer, quien lo conocía demasiado bien, había notado el cambio de Harry. Ahora, estaba más distraído, se ponía pensativo mientras trabajaban, le prestaba menos atención a todo y sonreía mucho cuando pensaba.

-¡Harry!- Llamó mientras tomaba una copa de vino en su oficina.

-¡Espérame un segundo!- Gritó el abogado desde la tina del baño. -¡Estoy tomando un baño!- Exclamó.

Después de unos cuantos minutos, Harry entró a la oficina con una camisa con solo dos botones abrochados, que dejaba descubierto su pecho dejando ver sus tatuajes, un pantalón negro y un par de zapatos Gucci algo mal puestos. Andaba el pelo mojado y una que otra gota agua caía de sus rizos a su camisa. Todo esto junto hacía que se viera como una obre de arte, una hermosa obra de arte. Harry siempre había recibido muchos comentarios positivos acerca de su aspecto físico. Tenía unos ojos verdes esmeralda llenos de vida, unos labios rosados carnosos, un cuerpo tonificado, dos hoyuelos que se formaban cuando sonreía, tes blanca. Simplemente, tenía un físico que cualquiera envidiaría.

-Ya vine. ¿Para qué me llamabas?- Dijo con tono serio.

Lucifer se limitó a verlo de pies a cabeza apreciando cada detalle del aspecto del abogado. -Wow.- Dijo sin contestar a su pregunta mientras seguía viéndolo.

-¿Qué pasó?- Dice al notar que no dejaba de mirarlo. -¿Tengo algo mal?

El rey del inframundo salió de trance y apartó su mirada. -No, solo me gustó la manera en que andas vestido.- Mintió.

-Oh.- Dijo dudando. -Bueno, ¿Para qué me llamabas?- Dijo cambiando de tema.

Lucifer permaneció en silencio por unos segundos sin saber que responder. -Se me olvidó.- Dijo rápidamente, tratando de no parecer un idiota.

Harry lo observó extrañado por unos segundos. -Estás muy raro hoy.- Admitió. -A ti nunca se te olvida nada ni te quedas pensativo. ¿Sucede algo?- Dice entrecerrando los ojos.

El arcángel se limitó a negar con la cabeza. -No.- Respondió secamente. -Nada pasa, y aunque pasara no te debería de importar.- Dijo irritado.

-No me mientas, Lucifer.- Dijo Styles mientras apoyaba sus manos contra el escritorio e inclinaba su cuerpo para quedar cara a cara con el líder del infierno. -Te conozco demasiado bien, sé que algo anda mal. Algo te está pasando pero no quieres decirme. Y soy tu abogado y tu amigo, obvio que me debe de importar.

-Pues déjame decirte que estás muy equivocado, estoy completamente bien. Si se me olvidó algo es porque he bebido muchas copas de vino hoy.- Dice alejando su rostro, enojado.

-Claro, bebiste tanta sangre de Cristo que te empezaste a olvidar de las cosas, pffff.- Dice con tono sarcástico, visiblemente irritado.

-Ya cállate, Styles.- Dice rodando sus ojos azul oscuro con un cuarto de uno de ellos tornándose rojo de vez en cuando, indicando que un alma iba entrando al lugar destinado para las almas impuras.

-Háblame cuando te acuerdes de lo que sea que necesitabas.

...

-Lu...

-Dime, amor.

El menor se sonrojó ante la manera en que Lucifer lo había llamado. -¿Tú me amas?

-Obvio que lo hago.- Dijo acariciando el pelo rubio de Alexander.

-¿Entonces por qué haces esto?- Dice tratando de contener sus lágrimas.

Lucifer limpió las lágrimas que corrían por su mejilla con su mano.- ¿A qué te refieres con eso? No llores, por favor, no me gusta verte así.

-¿Por qué haces que cada día me enamore más de ti, cuando ambos sabemos cuál es mi destino? Lucifer, ambos sabemos que en algún momento tendrás que adueñarte de mi alma, y yo no puedo hacer nada al respecto. Se supone que me amas y si de verdad la hicieras no me estarías torturando de esta manera. Si de verdad me amaras no dejarías que yo sufriera de la manera que lo estoy haciendo. Si de verdad me amaras romperías este trato y seríamos felices. El otro día juraste que me amabas con todo tu corazón pero, sé que no lo haces. Eres el diablo, el rey del inframundo, el ser más vil del universo, y sé que el diablo miente y trata de convencer con sus encantos a las almas inocentes que se entregan a él. Sé que todo lo que ha pasado estos días, todos los besos, todas las caricias, todas las palabras bonitas, todas las veces que hemos hecho el amor, todas las veces que nos juramos amarnos por siempre, todo eso ha sido una completa mentira. Odio que seas así, un maldito que lo único que quiere es apoderarse de almas inocentes que buscan algún tipo de salvación en ti, aunque eso conduzca a que tengan que sufrir por el resto de la eternidad, ardiéndose en las llamas del infierno mientras tú les das órdenes y te aseguras de que cumplan su castigo. ¿Crees que no veo cómo cada 5 segundos un cuarto de tu ojo se vuelve rojo indicando que una o más almas inocentes están entrando en tu reino donde van a "sufrir su castigo"? No sé ni como llegué a creer que tú de verdad me amabas, como nunca pude abrir mis ojos y ver que todos tus encantos eran simplemente una parte de tu gran mentira para después llevarme a tu reino y abusar de mi inocencia.

El rey del inframundo trataba de no demostrar su tristeza, no podía creer que la única persona a la que le enseñó su lado indefenso, la única persona a la que le enseñó y entregó su corazón, la persona con quien había bajado sus defensas y le había enseñado su lado amoroso y sentimental. La única persona a la que se le había entregado completamente con alma y cuerpo estuviera dudando de su amor. -No entiendes, Alex. Ese es mi trabajo, este es el camino que decidí tomar y ya no puedo volver atrás. No puedo hacer nada al respecto, nuestro destino ya está escrito. Y me duele que pienses que todo el amor fue falso, eres la única persona a quien me entregué con alma y cuerpo. La primer persona que me hizo sentir algo aquí.- Dijo mientras ponía su mano a la altura de su corazón.

-¡No te creo, eres un mentiroso!- Gritó mientras le pegaba una cachetada y salía corriendo.

-¡Alex! Espera, créeme que yo te amo.- Gritó con el corazón dolido y lágrimas corriendo por su rostro. Era primera vez que alguien lo hacía sentir así y en ese momento juró nunca más volverse a enamorar.

El Abogado del Diablo.|| {l.s.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora