-¡Padre!- Es lo primero que grito al entrar en mi casa. Azoto la puerta de madera contra la pared de piedra y, casi corro en busca de mi padre.
-¿Si?- Él aparece en mi campo de visión, de lo más relajado, ajeno a lo que le espera. Tiene las manos sucias de harina y las mangas de su camisa marrón, recogidas a la altura de sus codos.
《Lo sabe》 Me susurra mi subconsciente.
Cada vez que mi padre hace algo mal, hace pan, galletas y pastel. Todo el terror que antes me acompañaba, desapareció y, fue reemplazado por auténtica ira.
Llevo mis manos a la parte de atrás de mi vestido viejo y gastado, y tanteo para halar (de la vieja soga que permite que mi vestido no se caiga) un trozo de papel que robé del cinturón de un soldado.
Lo extiendo sobre la mesa, y la sonrisa de mi padre se borra de inmediato. El gira su cabeza hacia la cocina donde está mi hermana, haciendome entender que aquí no.
Camino rápidamente a la cocina llevándo con migo, el decreto del rey. Tomó a mi hermana por los hombros y la hago girar.-¡Hermana!- Mi pequeña hermana se balancea sobre mi y se cuelga a mi cuello. La separo de mi y beso su cabeza.
-Hanna necesito que me dejes con papá ¿Si?-
-Está bien-
-Buena chica- Le doy un pequeño empujoncito y ella sale corriendo.
Empiezo a limpiar el desastre de harina y huevos que mi padre a hecho. El entra a la cocina con el ceño fruncido y Veo que aún tiene las manos sucias, así que le paso un paño. El se limpia las manos, pero no está pendiente en eso, su mirada está fija en el papel que coloque a un lado de la vieja mesa de madera, en la cocina.
-¿Qué es esto?- Camino hacia el y le quito el palo de las manos. Subo hasta su cara y empiezo a quitarle los restos de harina mojada de la cara.
-Tu sabes lo que es.- Él levanta sus ajos azules hacia mi y se le cristalizan.
-¿Qué has hecho Padre?- Doy la vuelta y mojo un poco el paño en un balde de madera. Vuelvo donde el y le paso el paño mojado, por su barba negra, teñida de algunas canas.
- Lo traicione. Traicione al rey.- Su voz sale en un susurro, y yo tengo que agudizar el oído para poder escucharlo.
- No te entiendo-
-Le di datos de nuestro reino al enemigo. El rey de enteró y mató a los mensajeros que envíe, antes de que pudieran llegar al otro reino. Uno de ellos le dijo al general del rey, que yo había sido quien les dio la información.- Al terminar de hablar, pasa sus manos por su pelo y tira de el.
-¿Por-Por que hiciste Eso?- Me siento en una de las pequeñas sillas de madera, que mi padre hizo.
- Por ti y por tu hermana. El rey Federico me prometió riquezas y uno de los mejores puestos de su reino. Me había cansado de la pobreza, de ser un simple soldado, de ver a mis hijas pasar vergüenzas y trabajo. Me cansé y acepté, si pensar en los riesgos.-
-Padre...-
- En ese momento no recordaba, lo cruel y despiadado que puede ser nuestro rey. La pena de muerte para los traidores. No quiero morir, si muero, ustedes también lo harán.-
-Deja de pensar en nosotras. ¡Debes escapar!- Me pongo de pie con una sonrisa esperanzadora.
- No, no. ¿Y que hay de ustedes?- Mi padre pregunta nervioso.
-Estaremos bien. Soy lo suficientemente mayor, para cuidar de mi hermana y de mi.
- No, yo...- Tres golpes en la puerta, interrumpen a mi padre.

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El trato.
Romance¿Qué eres capaz de hacer, cuando sabes que uno de tus seres queridos, corre peligro? Alejandra Hall. Una chica humilde se entera de que su padre morirá por decreto del rey. Su padre es lo único que tienen ella y su hermana pequeña...Por eso, ella d...