Levanto mi cabeza y veo que al lado del trono, se encuentra un hombre sumamente delgado y con bigotes extravagantes, que me mira como si fuera un gusano.
-¿Qué miras, niña?- Me habla el hombre delgado. Así que la voz chillona era de él. Desvio la mirada avergonzada y camino detrás del rey. Él sube los escalones y yo me quedo al pie de ellos. El rey galán, se sienta y me mira a través de su largas pestañas.
-¿Cómo te llamas?- Me estremezco, sólo de oir su voz.
-Alejandra, señor.
-¿Así que, darás tu vida por la de tu padre?- Yo asiento. - No se si eres estúpida o muy valiente.- Sonríe abiertamente, como si yo le hubiera contando un chiste.
-¿Usted a amado alguna vez?- Todos me miran, con los ojos bien abiertos, sin embargo el rey me mira con una sonrisa ladina.
-No.
-Entonces, no entenderá.
-¿Qué no entendería?
- Que las personas hacen sacrificios, por los que aman- Cuadro mis hombros y levanto la barbilla.
-¡Pero que osadía!- Exclama, el hombre delgado.
-Acercate- Obedezco al rey y subo los escalones lentamente.
-Tienes agallas- Habla el rey y, no se si es un cumplido o que es ya estoy muerta.
-Solo digo la verdad, señor- Él alza su mano y yo cierro los ojos esperando el golpe pero nunca llega, a cambio, siento una caricia en mi mejilla.
-Salgan todos de aquí- Ordena el rey. Todos obedecen sin rechistar, menos el "viejo delgado". Él ni siquiera se inmuta.
-Tú también Joseph- El viejo delgado, mira al rey desconcertado.
-Pero, señor...- Joseph corta su protesta, ante la intensa mirada de su rey. Él guarda silencio, y se retira del mismo modo. El rey dirige su azulada mirada hacia mi.
-Tengo una propuesta para ti.
-¿Á si?- Levanto una ceja. Estoy muy consciente, que no le puedo hablar de esta forma al rey, pero me salió sin pensar.
- Si. ¿Estás consciente de que morirás ¿No?- La frialdad con la que lo dice, me hace estremecer.
-Si.
-Bien, lo que te voy a proponer, puede salvar tu vida y la de tu padre- Entreciero los ojos, haciéndole saber, que no le creo.
-Y que es lo que tengo que hacer?
- Se mi concubina- Abro los ojos sorprendida y observo su semblante serio.
-No- Susurro, horrorizada. -Sería un prostituta.
-Solo dormirás con migo.- Él se pone de pie, y toca mi cabello, sucio y reseco. - Piensa en tu padre y en ti.
Su cercanía me pone los pelos de punta. Empiezo a jadear, como si hubiera corrido por colinas por mucho tiempo, mis manos sudan y tiemblan. Él acerca su boca a mi oído y susurra.
-Acepta, Alejandra- Lo dice de una forma tan sensual, que tengo que apretar mis muslos y mis vestido con mis manos. Siento como sonríe, satisfecho.
-No- Mi voz sale insegura.
-Si- Él besa mi cuello, y yo tengo que reprimir un gritito, por la sorpresa. No puedo hacerlo.
-No- Doy un paso atrás, separándome del rey.
-Como quieras. ¡Alex!- El rey llama, al único soldado que se a portado amable con migo.
-Llevate a la chica y trae al padre. Él morirá y a ella que se pudra en el calabozo- Alex me toma del brazo, siguiendo órdenes. Veo a Joseph, volver a colocarse al lado del trono y la habitación llenarse de los cuatro soldados que me trajeron aquí.
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El trato.
Romance¿Qué eres capaz de hacer, cuando sabes que uno de tus seres queridos, corre peligro? Alejandra Hall. Una chica humilde se entera de que su padre morirá por decreto del rey. Su padre es lo único que tienen ella y su hermana pequeña...Por eso, ella d...