Lo siento.

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No hay señales del Abel. Ya se está poniendo el sol y el rey no ha vuelto.Camino inquieta por el aposento del rey, mordiendome las uñas. Realmente no sé porque me preocupo. Es decir, si el rey muere yo seré libre.

Pero no puedo evitarlo. Me estoy preocupando por un hombre que me retiene contra mi voluntad, que amenazó con matar a mi padre y mandarme al calabozo por no querer ser su concubina. Soy miserable.

Sin embargo, se ha portado de maravilla con migo. Ha sido atento y no ha tratado de tocarme un sólo cabello de mi cuerpo, en contra de mi voluntad. A pesar de que hemos convivido por cinco meses. No es frío, ni calculador. Él a cuidado de mi y me ha hecho sentir querida, cosa que no sentía hace años. Puede que...¡ay no!

¡Siento cosas por el rey!

Me acuesto en la cama del rey y coloco un brazo por mis ojos. No puedes ser. Siento cosas por el rey. No se por que me sorprende. Es un hombre realmente apuesto. Es atractivo en todo el sentido de la palabra. Era lógico que cayera ante sus encantos masculinos.

Me quedo quieta en lugar donde estoy. No se cuanto tiempo a pasado, pero cuando destapo mis ojos ya es de noche. Suelto el lazo de mi vestido rojo y busco una de las batas del rey. Me visto resignada. El rey no volverá hoy. Como lo ha hecho los cinco meses que he estado aquí. Me entro en las cobijas y me duermo más rápido de lo esperado

***

Me muevo incómoda y estiro el brazo, tocando algo. ¡Alguien está  con migo! Abro los ojos espantada y casi caigo al suelo al ver la sombra de un hombre a mi lado.

-¡Abel! -Exclamo, asustada.

-Shh -El hombre se acerca a mi y tapa mi boca. -No grites, pequeña.

A pesar de que no puedo verlo en medio de la oscuridad, se que es Stive. Me muevo inquieta debajo de él e intento salir, pero él es mucho más fuerte que yo.

-Vamos linda, no se que te asusta tanto. Si eres una zorra y te acuestas con el rey sin ningún compromiso. -Él empieza a tocar la parte superior de la bata del rey.

-No... por favor.

-Tranquila, el rey se cansará rápido de ti y te echará a la calle. Podrás ir con tu familia. -Él empieza a bajar las sábanas que cubren mi cuerpo desnudo. Mi vista se nubla.

-Sólo coopera y lo pasaremos bien los dos.

Stive toma la bata en sus manos y la rompe, con un sólo tirón. Mi cuerpo recibe el frío de la noche, pero no me importa. Stive me mira como un depravado.

-Hermosa.

Abro los ojos al tope y me muevo desesperada, cuando él toca uno de mis senos. Lo empujo con todas mis fuerzas hacia arriba y él cae para atrás. Salgo corriendo hacia la salida, pero Stive me toma del pie y caigo de morros al suelo.

No, no. ¡Abel!》 Pienso el nombre del rey, como si eso fuera a salvarme.

Stive toma mi cintura, me empuja a la orilla de la cama, y mis rodillas se estrellan contra el suelo. Él se acerca, y pone una mano en mi cabeza, aplastando mi cara contra la cama. Luego de unos segundos de forcejeo, siento algo caliente y mojado en mi entrada.

Entonces es cuando rompo en llanto y ruego para que Abel llegue pronto. Pero mi llanto queda a mitad de camino cuando siento que Stive ejerce presión.

-¡Abel! -Exclamo, asustada.

Y como por arte de magia, siento como alguien hala a Stive con brusquedad y luego un golpe en seco.

¡Guardias! -Grita una voz, muy conocida para mi. ¡Oh, esa voz!

Rápidamente, intento ponerme de pie, pero no logro conectar mi cerebro con mis piernas, y caigo al suelo en seguida. Abel se da la vuelta y viene rápido hacia mi y me envuelve en sus brazos. Y lloro en su pecho, manchando su túnica de mis lágrimas y mocos.

El trato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora