Capítulo 13
Emily decidió seguir adelante con su vida sin perder el tiempo al hacerse preguntas tontas. Aunque sabía que a veces se mentía al decirse que no sentía nada cuando Steven se acercaba al colegio y buscaba a Josh y se despedía de ella a lo lejos con un simple movimiento de manos. En algo estaba tan segura, mientras los días seguían avanzando, para su bien o para su mal, Steven no estaba enamorado de ella... Simplemente le agradaba.
¿Acaso no había sido suficiente con lo que había visto él día en que la invitó a cenar? ¿O era que quería ver algo más?
Era consciente que desde ese momento ella había tratado de excusarse para no cruzarse con él. Incluso ya no iba con ellos a pescar, siempre acababa diciendo en son de excusa que estaba algo ajetreada por lo que ya no tenía tanto tiempo disponible, cuando la verdad es que era una mentira. Ella siempre tenía tiempo para todo. Era algo que había aprendido en su profesión.
_ ¿Qué estás esperando? _ le preguntó Hilary al entrar a su consultorio, después de que una paciente había salido. Se encontraba algo exasperada.
_ ¿De qué hablas?_ la miró con extrañeza al ponerse de pie y alejarse un poco de su escritorio.
_ No te hagas el tonto conmigo, que muy bien sabes de que estoy hablando… ¿Qué esperas? ¿Perderla? ¿Qué otro se te adelante?... Eres mi hermano, por lo que te voy hablar claro. Leah está muerta… Ella no regresara jamás.
_ Hilary… Si has venido a reprocharme eso, te informo que tengo mucho trabajo como has visto, por lo que no estoy para perder innecesariamente mi tiempo con una conversación que no tiene ni pie ni cabeza en este momento. Tengo pacientes que esperan ser atendidos.
_ Sé que te duele el hablar de ella… Que la extrañas. Que la amabas y que te arrepientes por que sientes que no se lo hiciste ver como debías haber hecho…
_ Ella era todo para mí._ dijo en un tono que podía expresar su molestia_ Marcus y tú sé que se preocupan por mí. Pero no acaban de comprender que sigo mi vida a mi manera… La señorita O´Hara es una persona muy agradable. Una mujer hermosa tanto por dentro como por fuera. No obstante, no creo que esté o si estaré algún día preparado para darme una oportunidad, por lo que es absurdo que ustedes sigan intentando algo que jamás haré…
_ ¿Por qué temía encontrarme con esa respuesta? Si es la que he escuchado desde que Leah murió. Eres un cobarde que se niega a continuar con su vida… Tristemente la vida continua, hermanito… Y para que lo recuerdes, yo también perdí a alguien. Perdí a alguien que también era mi mejor amigo y la persona que más amaba. Y he aprendido a continuar con mi vida… Y cuando a mi puerta llegue esa persona, ten por seguro que no le cerraré la puerta al amor. No le temo al hecho que debo continuar… Ojala que cuando tú lo entiendas, no sea demasiado tarde… Y si te preguntas por qué mi molestia, te lo haré saber. He visto a alguien con la señorita O´Hara esta mañana. Se veía muy a gusto con esa persona, y me dolió que no fueses tú… Me he dado cuenta, no soy ciega, que ella ya no comparte tanto como compartían antes. Sé que hay fines de semana que ni va con ustedes a pescar… Y me preguntó: ¿Por qué? ¿Por qué si se veía a gusto contigo? Hasta Josh siendo un niño me decía que hasta tú sonreías más que antes.
Esa mañana Hilary había ido a llevar a Josh al colegio. Había esperado que él entrara, cuando vio a la señorita O´Hara hablar con un maestro nuevo que había ido a suplir a un compañero que había tenido que viajar a Cork de emergencia. Veía a Emily sonreír por algo que él le contaba. Odiando que su hermano fuese tan ciego. Ella había visto que después de tanto tiempo, era la única mujer con la que había salido más de una vez, aunque negase que la invitación a cenar a su casa fuese realmente una cita. Hilary ya sabía que Steven le había hablado a aquella mujer de Leah y cuanto lamentaba su perdida, y ella como mujer, podía sentir como quizás se había podido sentir Emily. Probablemente Emily se había dicho que no podía pelear en contra de ese fantasma que seguía en el corazón de Steven llamado: Leah…
_ Me da la impresión de que estás buscando excusas. Estás intentando convencerte. Pero ni siquiera te escuchas a ti mismo. Te has acostumbrado tanto a estar solo que te da miedo lo que pudiera pasar si encontraras a alguien que te alejara de la soledad y llenara a tu vida de nuevos recuerdos…
_ No tengo miedo._ protestó Steven.
_ Ni siquiera te atreves a reconocerlo._ sonrió con cierto sarcasmo_. ¡Que novedad!... Steven, antes de dejarte continuar con tu trabajo. Si crees que sufriendo como sufres le demuestras tu amor a Leah… Te equivocas. Ella no querría jamás verte de esa manera. Le gustaría ver en ti a alguien que ha aprendido a seguir adelante. Y que desea ser feliz…Hasta luego, Steven.
Steven pasó el resto de la tarde solo, después de atender al último de sus pacientes. Se encontraba sentado en su escritorio, pensando en lo que le había dicho su hermana. Aquellas mismas palabras que de cierta manera le habían dicho tantas veces Marcus, antes de comprender que hablaban con Steven en vano. Steven se había hecho oído sordo a sus palabras.
A medida que avanzaba la tarde, su depresión fue dejando paso a la confusión, y luego a una especie de embotamiento. Algo que aún podía sentir incluso cuando llegó a su casa.
Emily vio el número que estaba en la pantalla de su móvil cuando empezó a sonar y se lo pasó a su madre.
_ Por favor dile que estoy durmiendo… Que llegue con un malestar y me tome algo y estoy durmiendo. Que eres mi madre y puede dejar su mensaje que tú luego me lo darás.
_ Emily… Hija…
_ Por favor…
La madre de Emily miró sin entender a su hija e hizo lo que ella le había pedido.
_ Gracias…_ le dijo cuando ella colgó el teléfono.
_ De nada… Era el doctor Cunningham. Se preocupó al saber que te sentías mal. Le aseguré que si seguías así, además de que si necesitaba a un médico, le llamaría… ¿Por qué me hiciste que le mintiera?
_ Es mejor que ya no esté tan cerca de él…
_ No te entiendo…
_ No puedo seguir engañándome… Es una persona agradable, mamá, pero he comprendido que no puedo pelear con fantasmas… Solo te diré eso. Y no quiero seguir hablando… Buenas noches y gracias…
_ ¿Fantasmas?
_ No me entenderías, mamá…_ la besó en la mejilla y se dirigió a su habitación.
Apagó la lámpara que estaba a lado de mi cama y se acostó. Necesitaba llorar sin que nadie más lo supiera. Tenía herido el corazón. Y ella era la única culpable por no haber escuchado aquellas advertencias que estuvieron en frente de ella.
_ Es mejor que siga adelante como si jamás hubiese sentido algo por ti. Como si nunca me hubiese reído con tus ocurrencias ni con ese Steven que me has hecho conocer y que de seguro muchas personas desconocen. Quien fue tu esposa, fue una verdadera afortunada… Jamás podre ganarle a su recuerdo. Jamás lograras verme, como yo te veo a ti… Ni siquiera de seguro has visto cómo te miro. Lo sé… Jamás podré luchar contra el fantasma de alguien a quien sigues amando…
Miró después hacia su ventana, al mismo tiempo que secaba aquellas lágrimas que recorrían su rostro.
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Tú Puedes Salvarme (2do libro)
RomanceEmily O'Hara es una maestra en un colegio en Galway. Siempre ha sido una soñadora, aunque sin pensarlo, el amor llegara a su vida de una manera distinta a la que ella se lo había imaginado. Es la mejor amiga de Adrianne Villanueva (la protagonista d...