Capítulo 4

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Capítulo 4

_ Josh me dijo que quedaste impresionado al conocer a su maestra._ le expresó con cierta picardía, su hermana, al sentarse en la mesa del comedor junto a él.
_ No es lo que piensas… Fue una antigua paciente._ dijo, aun cuando aún no recordaba si había sido realmente así. Sabía que la había visto antes de aquel día en que ella derramó su café en su bata.
_ Steven, no te comprendo realmente…
_ Sí que me comprendes… Y ya sé por dónde iba tu curiosidad.
_ ¿Por qué te niegas a enamorarte otra vez? Quisiera verte de nuevo feliz. Sonreír lleno de felicidad… Eres mi hermano, y deseo lo mejor para ti. Leah hubiese querido lo mismo para ti.
_ Hilary, aún no se han sanado las heridas que aún siguen en mi corazón. ¿Felicidad? ¿Crees que estoy pensando en esa palabra cuando no puedo pensar en otra cosa, sino que el amor a veces puede ser algo doloroso?
_ Déjame decirte que lo único que conseguirás con esa actitud es perder la oportunidad de que el amor vuelva a tocar a tu puerta. Si alguna vez llega a tu puerta… Sino es que ya ha estado de nuevo en frente de ti.
_ La realidad no estoy pensando en eso… ¿Cómo crees que puedo amar a alguien cuando no siento el ánimo de enamorarme de nuevo?_ dijo seriamente, para luego agregar algo más, al ver el gesto que le hacía su hermana_. ¿Se me ha hecho un corazón de piedra, piensas, verdad? Tal vez, sí… 
_ Espero que no te arrepientas luego.

Emily no se imaginaba que él pudiese tener el corazón roto, y que por ello, su interior le impidiera querer enamorarse de nuevo. Ahora quedaba de parte de él darse o no una nueva oportunidad.

¿Estaría en las manos de Emily, en realidad, la oportunidad de mostrarle lo que significaba volver a amar? ¿Y que el amor podía construir un puente
entre su corazón y el suyo?

El fin de semana Emily decidió salir un momento en la mañana. Había querido despejar un momento su cabeza, por lo que condujo lejos de Galway, hasta llegar a Ennis.

_ ¡Perfecto!_ se dijo al ver que había empezado a llover_. Indiscutiblemente es un lugar en donde llueve mucho… No sé por qué me sorprendo realmente_ suspiró haciendo una mueca_. Mejor me detengo y busco un lugar en donde tomar algo caliente… 

Se detuvo en un restaurant y pidió un irish Coffee y un dulce, para luego sentarse en aquella ventana cerca de la entrada. ¿Qué estaba pasando con ella?, se preguntaba, mientras veía caer la lluvia, sintiéndose tan nostálgica. Ella no era así. Era alegre. Pero se sentía tan melancólica últimamente. Su ser interior a veces le decía el por qué. Deseaba encontrar a ese alguien y dejar de soñar despierta.

_ ¿Puedo acompañarla?_ le dijo alguien al sentarse a su mesa, sacándola de sus pensamientos.
_ ¿Doctor Cunningham?
_ Buenos días, no pensaba que podía encontrarla esta mañana por aquí.
_ Yo tampoco... Tomé asiento._ dijo al ver que él esperaba su respuesta.
_ Me alegra realmente encontrarla fuera de Galway. Ciertamente aún le estoy agradecido… Josh no ha dejado de contarme todo lo que hizo por él. Incluso que iba a ser capaz de darle una segunda oportunidad si yo no llegaba a tiempo.
_ Es uno de mis mejores alumno… ¿Cómo negarle una oportunidad, incluso después de expresarme que había estado usted ocupado la noche anterior hasta tarde?
_ Realmente, le agradezco eso._ la notó algo pensativa_. Espero no estarle interrumpiendo esta mañana.
_ No, realmente sólo me he detenido un momento a tomar un café, antes de regresar a Galway… Prácticamente me ha sorprendido verlo aquí.
_ Sólo he venido por una visita médica. Una paciente que aprecio demasiado me ha pedido que viniera. Su pequeña nieta presenta un cuadro viral. Una gripe y ha tenido fiebre alta. Le he recomendado a un pediatra a quien estimo mucho y conozco su trabajo, después de recetarle algunos medicamentos mientras tanto.
_ Ok…_ en ese instante una camarera le llevo el café a Steven.
_ Estoy de paso… Cómo usted. Como puede ver.
_ Sí, por lo visto…_ sonrió por cortesía.
_ La he visto aquí sentada, cuando he entrado a este local, que me he dicho que debía agradecerle formalmente el gesto que tuvo con Josh. Al parecer, se ha convertido en su maestra favorita. No ha dejado de hablarme de usted… Incluso de la feria de ciencia que piensa hacer la semana que viene.
_ Sí… Es un estímulo para desarrollar su intelecto y su gran imaginación. No se imagina lo que pueden crear ellos y atreverse a hacer… ¿Piensa ayudarle?
_ Sí… Nos ha pedido a su madre y a mí, que le ayudemos. ¿No me hará hablarle sobre su proyecto? 
_ No, realmente espero que me sorprendan el día de la feria. Es uno de mis momentos más anhelados, como maestra… Uno llega a sentirse realmente tan bien con uno mismo, al ver cuánto los está ayudando con su desarrollo.
_ ¿Alguna vez ha llegado a dudar con respecto a su profesión?_ inquirió al mirarla a los ojos.
_ No… No que yo recuerde. Aunque una vez se me ocurrió quizás ser fotógrafa.
_ Bueno, es mejor que nunca llegue a dudarlo… Está haciendo un excelente trabajo._ su móvil sonó en ese momento, por lo que tuvo que responder al ver que era una llamada del trabajo_. Lo lamentó, tengo que irme. Ha surgido una emergencia y requieren mi presencia.
_ No se preocupe… 
_ Hasta luego, que pase un feliz fin de semana.
_ Gracias… Igual para usted._ esperó verlo salir de aquel local, después de pagar la cuenta_. Usted también está haciendo un excelente trabajo. No tan solo como médico sino como tío de Josh… Espero que jamás lo olvide._ miró su reloj_. Yo también debería irme. Tengo exámenes y trabajos por revisar. Al fin y al cabo, había salido para despejar la mente. Y ha sido lo contrario que he hecho…_ terminó diciéndose a sí misma. 

Afuera ya había escampado un poco. Caminó hacia su automóvil y se sonrió de sí misma. ¿La vida, acaso, podía llegar a ser más irónica con ella? Sintió un golpe seco en el corazón. Quería dejar de soñar, aunque le fuera imposible. Aquel acercamiento por parte de Steven había sido por mera cortesía. Se lo había dejado claro. ¿Por qué tenía que ver cosas que no había realmente?

_ Me gustaría simplemente conocerte… Saber quién realmente eres, Steven. No sé por qué últimamente me siento aún más atraída por ti, cuando no debería… ¡Que idiota soy!

Prendió el motor de su automóvil, y se marchó de aquel lugar rumbo a Galway.

Tú Puedes Salvarme (2do libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora