Cabello sedoso azabache. Listo.
Pechos grandes y con buena forma. Listo.
Labios rojo zorra. Listo.
LSD en su lengua. Más que listo.La presencia de Natasha Reynaldi en la escuela era por mucho las que más hacían voltear la mirada dos veces, con su baja estatura y enormes atributos, era una de las chicas mas ardientes de la jungle high school como los cool kids le llamaban para aparentar narcisismo, creyéndose los únicos civilizados entre idiotas de segunda. Sus tacones abiertos de siete centímetros le daban la seguridad que le faltaba a causa de su baja estatura y el look grunge veraniego le daba el empoderamiento femenino que necesitaba diariamente, al no querer avergonzar a su signo de idolatría Katy Angel; Sí, aquella chica que parecía tener el mundo a sus pies con tan solo un chasquido de sus delgados dedos blancos, era su mejor amiga omitiendo a Zoe Miller y a Savanna Haters.
Lo admitía aveces se sentía celosa por como la chica tenía influencia en todos y cada uno de los que conocía, había escuchado a mucho decir que era una "chica memorable" capaz de alborotar las hormonas de todos sin importar tu sexualidad. La había conocido desde pequeña y siempre tuvo esa chispa divina, que era una mezcla de glamour, elegancia y atractivo natural, conjugado suavemente con un veneno lento y doloroso que producía cuando alguien le desagradaba o suponía una piedra en su bella pasarela.
De alguna forma le recordaba a su madre, Cristine Reynaldi, de quien siempre tuvo un mal ejemplo, no es que fuese mala o ausente en su vida, solo que sus continuos cambios de amante y esposos habían influido a la larga en la vida y comportamiento de Natasha. No se lamentaba, para nada, era su madre y le amaba sin juzgarla nunca, pero muchas veces anheló tener esa estabilidad en su cambiante hogar, que su madre, nunca le pudo brindar; y ver como Katy Angel tenía la familia perfecta le hacía envidiar un poco aquello.
Tal vez solo estaba pensando mucho o la droga empezaba a afectar sus sistema central, pero no le importaba en absoluto al ver como los chicos disfrutaban el verle en aquel vestido de girasoles amarillo con vuelo corto y con escote frontal, no le disgustaba ser vista como objeto sexual o con lascivia, al contrario, le gustaba llamar la atención, le gustaba robar miradas de hombres casados y novios enamorados, y le encantaba ver como muchas mujeres envidiaban su esbelta figura y sus torneadas piernas ligeramente bronceadas para darle mas sensualidad.
-¿Tan temprano y ya high?- esa era la forma de Savanna de decirle que estaba drogada y se veía a kilómetros, a la chica le gustaba usar eufemismos para hacer sentir menos al resto, claro, que solo a los que no conocían su rara especie de lenguaje íntimo, reservado solo a los de su selectivo grupo de adolescentes descarriados.
-Solo es LSD Savanna, mamá quiere hacerme el antidoping la semana que viene y me niego a que en mi historial salga todo lo que me he metido en estos años- ríe sin humor, odiaba que alguien tratase de controlarla con estúpidos exámenes médicos.
-¿Estas segura de que eso no aparece en la lista del antidoping? Porque si no, estarás en serios problemas, aún estas a tiempo de pedirle a Katy que te agende una cita con su laboratorio y estos guarden el secreto dando falsos resultados- le ofreció su amiga con una sonrisa mientras revisaba su celular esperando una afirmativa de Natasha para llamar a Katy.
-No hay problema Savanna Banana, un chico que conocí en Venice Beach me dijo que no sale el LSD, al parecer estudia algo que tiene que ver con química y ADN o algo parecido- le restó importancia como si no recordara casi nada de lo que le había dicho, no era una chica buena para mantener una conversación sin pasar al terreno sexual.
-¿Chico nuevo o solo de una noche?- inquirió la morena con cierta curiosidad y guardo su móvil en el bolsillo trasero de su entallado leggin estilo Jaeger, que dejaba a la vista su lencería de encaje blanco por su abertura debajo de su trasero del lado izquierdo, dejando poco a la imaginación.
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Teenage Dream
Teen Fiction¡Oh su precaria habilidad para su desdén hacía aquel que le ama! ¡Oh, su belleza angelical!¡Su sonrisa infernal y sus pensamientos crueles! ¿Quién es sino, que el pecado mismo? Goza del sufrimiento ajeno, pero padece de locura ingrata. Muchos le h...