Capítulo 2

12 1 0
                                    

La clase de derechos humanos es la mejor de toda la jornada escolar. Da la casualidad de que cuando yo hago esta clase Lisa hace gimnasia, por lo que des de aquí la puedo ver.

— ¿Que hay ahí fuera que es más interesante que mi clase, señorita Scott?

— Nada profesora. Lo siento.

— Como iba diciendo, necesito que dos voluntarios vayan a buscar unas hojas que hay en mi despacho. ¿Quién quiere ir?

— ¡Yo! —levanto mi mano.

Para ir a su despacho hay que pasar por la cancha, justo donde está Lisa.

— Yo también, profesora —habla un chico.

— Bien, gracias chicos. Tomad la llave —me entrega la llave y salimos de clase.

Íbamos caminando en un silencio bastante incómodo hasta que él decide hablar.

— Soy Samuel. ¿Tú?

— Sofía.

— Por lo visto las chicas bonitas tienen nombre bonitos también.

— ¿Que dices?¿Te has dejado las gafas en casa acaso?

— Ahora que me doy cuenta, me suenas de algo.

— ¿Ah si?¿De que?

— Me recuerdas a una niña con la que solía jugar cuando era pequeño. Pero como me mudé dejé de hablar con ella. ¿No tendrás un hermano mayor que se llame Adam, no?

— ¿Cómo lo has sabido?

— ¿No te acuerdas de mi? Tal vez esto te haga recordar —me enseñó un collar en el que ponía "Sammy".

— ¿Sammy?¡Ya me acuerdo! Nos conocimos por la calle y me invitaste a tu cumpleaños. Éramos vecinos. Solo fuimos amigos durante una semana porque te tuviste que mudar. Me caías muy bien, podemos volver a ser amigos, ¿no? —ya habíamos llegado a la cancha.

— Por supuesto. Me dolió mucho tener que mudarme, eras mi mejor amiga.

— Lo sé, tú igual.

— ¿Que haces aquí? —oigo una voz detrás de mi.

— Lisa. Voy de camino al despacho de la profesora de derechos humanos, voy a por unos papeles.

— Bien. Pensé que te habías escapado de clase.

— ¿Me ves capaz de algo así?

— Te veo capaz de muchas cosas, si te soy sincera —se encogió de hombros.

— Bueno, debo seguir mi camino. Nos vemos mañana, Lis.

— No me llames Lis. Soy Lisa, no Lis.

— Lo sé, pero me da igual. Te seguiré llamando Lis. Nos vemos —seguí caminando y hablando con Sam.

***

¿Pero que le pasa a esta tipa? No me gusta que me llamen Lis.

— Podéis ir a cambiaros y cuando lo hayáis hecho podéis iros a casa. Hasta mañana chicos —el entrenador es muy buena persona, pero me cae mal porque me obliga a correr.

Siempre soy la última en irse a cambiar, prefiero no compartir vestidor con las demás chicas.

Cuando por fin se han ido todos es mi momento, estoy sola.

— Vaya, vaya, vaya. ¿No te cansas de dar asco?

— ¿Y tú no te cansas de dar pena? No me molestes, estás bajo advertencia de tu ex.

— Él no tiene porque enterarse. Y tu amiga Sofía tampoco. Ahora chicas —entran sus amigas y me acorralan contra los casilleros— No tienes salida. Ahora dime, ¿cual es el punto débil de Sofía? Debo acabar con ella.

— No lo sé. Nos conocimos ayer, ni siquiera somos amigas.

— Entonces, ¿te da igual lo que le pase? —Karla parecía muy confundida pero feliz al mismo tiempo.

— Sí, algo así.

— Bien, nuestro trabajo aquí ha terminado, vámonos —chasqueó los dedos y se fue.

Todo y que no me importe esa chica, tal vez debería decirle que Karla planea algo contra ella. Si me doy prisa puede que la pille en la entrada del instituto.

Me cambié más rápido que nunca y salí rápido hacia la entrada. Ahí estaba, hablando con el mismo chico de hace un rato. Parecen muy unidos.

— Sofía, debo hablar contigo de una cosa.

— Lo siento, ahora no puedo. ¿Puede ser mañana? Mi hermano me espera ahí —me señaló a su hermano, quien esperaba en un coche.

— Es muy urgente, ¿no tienes ni un momento?

— No, lo siento. Pero te doy mi número si quieres y hablamos por ahí. Adiós —me dio un papel con un número y la vi entrar al coche con su amigo.

***

— Tenías tiempo de sobra para hablar con ella. ¿Porque le has dicho que no?

— Ha sido la excusa perfecta para dale mi número.

— ¿Acaso ella...? —susurró.

— ¿Eh?

— Nada, no importa —sonrió.

Bastaron cinco minutos más para llegar a casa. Por lo visto, Sam, se ha vuelto a mudar al lado.

Esa tarde no hice mucho, solo me repasé algunas leyes e hice la tarea de literatura. Esperé toda la tarde el mensaje de Lisa, pero nunca llegó así que me dormí.

Estaba durmiendo cuando de repente me suena el móvil, era un mensaje.

— ¿Lisa?

El mensaje decía lo siguiente:

"Hey, soy Lisa. Tengo que advertirte de algo. Hoy Karla me ha dicho que planea destruirte. Me ha preguntado sobre tu punto débil, le he dicho que no lo sabía y que no éramos amigas y me ha dejado ir. No es que me preocupe por ti, es que me has defendido de ella y solo te estoy devolviendo el favor. Siento haberte escrito tan tarde."

Simplemente le di las gracias y me volví a dormir.

No soy como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora