Capítulo 3

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Dixon

¡Mío!

   Desde aquél grito, todo cambió. Nunca imagine que las hijas de Alisha y los Hermanos King fueran mis mates, eso explica la vez que las tranquilise cuando aún ni siquiera habían salido del vientre de su madre.

   Salieron igualitas a su madre, aunque tiene los ojos de sus padres, aquel verde que me persiguió durante años.

   Me parece incluso gracioso, yo soy el mate de las gemelas King. Ya me imagino la cara que pondrán sus padres al enterarse, va a ser muy gracioso.

    Al principio no lo podía creer, ¿qué juego me jugaba el destino? Estar emparejado con la descendencia King, parecía un chiste, pero al ver que iba enserio... No sé cómo describir lo que sentí.

   Sin embargo, ellas estaban tan contentas de verme, que parecía que ya quería que nos hagamos novios, que nos casemos y tengamos un montón de hijos. Estaban muy emocionadas.

¿No nos quieres? — Pregunta con los ojos llorosos.

Por supuesto. — Y en ese momento ambas se largan a llorar.

   En verdad no quise decir eso porque no me dejaron terminar, lo que quería decir es que es muy pronto para amarlas. Los vampiros son muy distintos de los lobos, no pueden sentir su olor ni nada, no somos afectados por los días de celo ni nada por el estilo; pero al verlas llorar, mi corazón muerto, por un momento, se sintió vivo. Me sentía mal verlas triste y no pude evitar abrazarlas y que ellas se acurruquen en mi pecho, buscando protección, tratar de protegerlas de este mundo cruel donde el hombre es la bestia pero a la vez la bondad.

   Pero cuando me comenzaron a hacer chistes y cuando me invitaron a bailar, me sentí como un humano tratando de no caer en las redes de su conquista. Ellas bailaban tan sexys que no quería apartar la mirada de ellas, moviendo su cintura, su trasero, su pelo que iba al compás de la canción. Todo en ellas gritaba belleza, igual que la mismísima afrodita.

    Pero no todo dura para siempre. 

    Había llegado la hora que se vayan y ellas querían que les pasará el número de celular y no pude evitar aceptarlo. Sin embargo, cuando me dijeron su nombre fue... Wow, sentí como un balde de agua fría se cayó sobre mi cuerpo, haciéndome despertar del sueño. No obstante, lo que en verdad me sorprendió es que cuando dije mi nombre ellas no se sorprendieran, al parecer sus padres le ocultaron parte de la historia pero por alguna razón, no quiero decirles y que luego cambie las miradas de sus rostro, ahora es dulce y llena de amor pero si se enteran se va a convertir en odio y tristeza, y créanme, no quiero que me vean de esa forma, ya viví muchos siglos con esa carga.

   Al llegar a mi hogar, me encerré en mi despacho y abrí la puerta deslizante que llevaba a mi habitación, y al ponerme mi pijama, me acosté en mi cómoda cama. Al cerrar los ojos, recibí un mensaje en mi celular, y al verlo sonreí. Era el mensaje de ellas, que me deseaba dulces sueños. Yo no duermo, los vampiros no duermen pero me gusto que me dijeran eso, me sentí muy bien.

   Pasé toda la noche pensando en qué les podía regalar. Al amanecer, me fui al centro y al pasar por varias tiendas, vi una de ropa. Al ingresar había muchas mujeres y muy pocos hombres. Busque en las estanterías y nada, no encontraba nada perfecto, hasta que bien al fondo, cerca de la ropa interior, encontré dos vestidos hermosos, los cuales me las imagine a ellas y no pude evitar comprarlos, son perfectos para ambas.

   En mi hogar, comencé a empacar los regalos y envié a dos de mis mejor vampiros a llevarlos a la mansión King sin que nadie se diera cuenta.

Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora