Capítulo 6

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   Era una noche muy hermosa, en el cielo no había ni una nube, dejando ver las estrellas. El bosque estaba silencioso, pero a lo lejos pudieron distinguir a Dixon esperándolas. Él estaba sentado bajo un Mantel, había velas que le daban un toque romántico y a su lado habia una canasta llena de comida.

   Él llevaba puesta una camisa celeste, aunque sus dos primeros botones estaban desabrochados, dejando ver parte de su clavícula y pecho, y sus mangas estaban arremangadas. Llevaba unos pantalones negros militares y unas zapatillas del mismo color.

   Al estar cerca suyo, él se gira y les sonríe.

— Hola. — Al sonreír muestra sus colmillos.

— Hola. — Se acercan y se sientan sobre la manta. — Elegiste un buen lugar. — Comenta Ashley.

— Quería que estuviéramos cerca de su manada aunque lejos de los padres celosos. — Les guiña un ojo.

— Hoy nuestros papis no están, trabajan, por eso aceptamos la invitación. — Contesta Amelia mirando el lago.

— Que bien, así que tenemos mucho tiempo para disfrutarlo nosotros tres. — Las gemelas se quedan mirando a Dixon y él sostiene su mirada, para ellas él era hermoso e increíble, ¿será que pensaban eso por qué son almas gemelas? — Traje mucha comida. — Dice apartando la mirada y abre la canasta. — Traje sandwiches, medialunas de jamón y queso, un bizcochuelo de chocolate, galletitas, botellas de jugo y agua. — Comienza a sacar el contenido.

— Uau, pensaste en todo. — Dice Ashley asombrada, viendo la comida que tenía muy buena pinta.

— ¿Y tu qué vas a comer? — Pregunta Amelia.

— Yo puedo comer esto, solo que lo tengo que mojar con sangre para poder digerirlo. — Saca un frasco con sangre. — Ya sé, es asqueroso pero no importa, también puedo beberlo así no las incomodó. —

— ¡No! — Se escucha a algunas aves volar lejos de ellos, asustadas por aquel grito de las gemelas. — Quiero decir no lo hagas, come, no nos incomoda ni nada por el estilo. — Explica Amelia.

— Está bien. —

   Ambas agarran una medialuna y cuando quieren darle una mordida, huelen un olor horrible, era el frasco de Dixon.

— No sé como a los vampiros le pueden gustar la sangre. — Comenta Ashley mientras ve como Dixon hunde la mitad de la medialuna de jamón y queso dentro del frasco.

— Pues pregúntale a Lucifer. — Se lo lleva a la boca y cierra los ojos. — Hace mucho que no como comida sólida. —

— Debes extrañarlo. — Dice Amelia.

— A veces. —

— ¿Cómo te convertiste en vampiro, Dixon? — Pregunta Amelia.

— ... ¿Cómo sabes si no nací como tal? —

— Porque ellos sienten a su alma gemela, y los convertidos no lo tienen. —

— ... No es una historia linda, y me gustaría no hablarlo por el momento, para no arruinar esto. —

— Esta bien Dixon. — Ashley coloca su mano sobre la de él. — Cuando estés listo, nosotras te escucharemos. —

   Sentir su piel fría debajo de su piel caliente se sentía raro, pero lindo. Y lo mismo ocurria con Dixon.

— ¿Qué tal si te contamos algo sobre nosotras? Para romper el hielo. — Pregunta Amelia sentándose cruzando las piernas.

— Muy bien. Cuentemen. —

Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora