Capítulo 11

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Lily of the Valley

El coraje no siempre ruge.
A veces el coraje es la voz tranquila
al final del día diciendo:
"Voy a intentarlo de nuevo mañana."
-Mary Anne Radmacher

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Cuando el mundo cambia, cuando su eje se inclina, cuando tu existencia entera parece estar llena de información falsa, ¿Qué haces? ¿Te detienes? ¿Lloras? ¿Te escondes? ¿Corres? ¿Luchas? 

Tal vez, en su lugar, debes fluir. 

Eso es lo que Seungcheol hace. 

La noche después de la cena en casa de Seungkwan, Seungcheol va a la iglesia.

El lugar está vacío y sin la abundancia habitual de su congregación, todo parece más grande y más siniestro. Es extraño que la iglesia parezca siniestra, porque él siempre había visto a la iglesia como tranquilizante y familiar. La Iglesia se supone que es un santuario, un lugar donde puedes ir cuando nada parece correcto.

Que, muy posiblemente, es por lo que está aquí ahora. 

Todo huele igual, pero los bancos de madera nunca se han visto tan poco atractivos. Él arrastra sus dedos a lo largo de los bordes de los bancos mientras da pasos lentos y medidos hacia el frente. Es casi triste, como si estuviera diciendo adiós a un viejo amigo. Pero él no está diciendo adiós, recuerda. Todavía vendrá a la iglesia. Todavía creerá en Dios.

Él todavía tiene su fe. 

Pero las cosas son diferentes ahora. Todo es más complicado, la vida es más confusa y ahora, más que nada, desearía poder volver a Dios. Salvo... tal vez, que la última vez que oró para recibir guía, Dios se la había dado en la forma de Jeonghan, en la forma de la Srta. Park, y en la forma de los padres de Seungkwan. Antes de trasladarse a Seúl, Seungcheol siempre había pensado que, cuando Dios te daba una respuesta, la respuesta vendría y se presentaría ante ti en una lluvia de chispas doradas y rojas, con un fantástico despliegue de obvia comprensión. 

Había esperado siempre por algo más milagroso que un consejero, un potencial interés amoroso Ateo, y un par de padres gay.

Sin embargo, Seungcheol piensa mientras él se sienta en el segundo banco más cercano al frente, ahora piensa que Dios es más como un maestro; Él puede mostrarte el camino hacia las herramientas, pero tú tienes que solucionar el problema por ti mismo.

Seungcheol inclina la cabeza, apoyando la frente sobre sus manos unidas mientras ora.

"Querido Dios", comienza diciendo: "Yo no sé si esto es lo que tenías en mente cuando te pedí ayuda. No sé si la gente con la que he hablado eran las correctas, pero... eran las que yo tenía. Así que yo quería darte las gracias por ellos y yo quería darte las gracias por haberme dado algo cuando sentí que no tenía nada. Pero estoy - estoy creciendo ahora. Tengo que hacer lo que es correcto para mí. Yo siempre te amare y siempre creeré en ti y tendré fe en ti, pero creo - creo que tengo que hacer el resto por mi cuenta. En el nombre de Jesús yo oro, Amén. "

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Cuando Seungcheol entra en su habitación para ir a dormir esa noche, él ve una sola flor sobre su almohada. 

Un lirio del valle. 

Él mira alrededor de la habitación, como si el que le dejó la flor todavía puede estar allí. Es bastante extraño, porque él está bastante seguro de que no es la temporada para que este tipo particular de flor crezca de forma natural y ¿Quién alguna vez pondría una sobre su almohada? Sus pequeños bulbos blancos perfectos, son notables en contra de su funda de almohada azul marino. Esta casi temeroso de tocarla por miedo a que desaparezca, pero no, cuando arranca el delicado tallo de su lugar, sigue siendo sólido y muy, muy real. 

Things I Cannot Change - JeongcheolWhere stories live. Discover now