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Manuel sabía que Mateo se comportaba como un nene chiquito únicamente cuando quería algo de él y eso le molestaba. Porque, si el tierno y lindo Mateo que ama acurrucarse en su pecho cuando están solos fuera igual de cariñoso siempre, la cosa sería muy diferente. Manuel aceptaría sin problemas.

Había pasado media semana desde que el mayor comenzó a evitar a Mateo con la única finalidad de molestarlo y darle una lección para que aprendiera a pedirle las cosas de buena manera, sin sus teatritos ni manipulaciones. Pero, aún así, Manuel no había visto ningún resultado en Mateo porque este seguía acercándosele solo para saber si aceptaría participar, y por más que doliera admitir la realidad, Manuel no podía evitar pensar en él todo el día cuando no se veían.

Ahora que el morocho ya no lo acompañaba de camino al cole, Manuel tenía que caminar solo y cuando apenas puso un pie en el pasillo escuchó como alguien lo llamaba fuerte. Algo que ya se veía venir.

—Vainstein —escuchó como la voz de su amigo le llamaba, serio—. Vos y yo tenemos una conversación pendiente.

Apenas el morocho llegó a su lado, pudo notar el ánimo del orto que se traía, el ceño fruncido y la mandíbula tensa.

Poco a poco iba dándose cuenta que Mateo le inquietaba más de lo que creía y a pesar de tener una respuesta ya prevista, Manuel no pensaba ceder con tanta facilidad. Si el menor realmente ansiaba tenerlo en su canal de youtube, haciéndolo pasar por su novio falso, que al menos le costara un poco.

—¿Que querés ahora Teo?

Pero Mateo, aparte de ser infantil e impulsivo, amaba manipularlo para conseguir siempre lo que quiere, importándole un choto lo demás y cuando no lo conseguía, se enojaba.

—No te hagas el desentendido, flaco. Mira que llevas evadiéndome una semana.

Algo que Manuel odiaba a veces era lo exagerado que el menor podía comportarse, también le causaban ternura, pero no quería admitirlo. Consentirlo mucho traía consecuencias cuando no obtenía lo que quiere.

—Ya te dije que no Mateo, no me jodas más.

Verlo a Mateo, que parecía no estar satisfecho con lo que había conseguido, le causaba algo de gracia. Por más que quisiera a su mejor amigo, verlo así le divertía bastante.

—Sos un cagón Manuel —exclamó el morocho cuando Manuel soltó una risita— ¡Nada te cuesta mover ese culo plano que tenés, sentarte frente a la cámara y decir que somos novios!

El nombrado borró su sonrisa y rodó los ojos.

—Fijate que sí Mateo, porque no lo somos.

Unas cuantas pibas que estaban en el pasillo los miraban atentas, riéndose de lo alterado que estaba el menor, sacando sus celulares para grabarlos y subirlos a alguna cuenta de seguidores de Palacios.

El menor guardó silencio sin quitar su mirada llena de furia del cuerpo de Manuel.

—Solo serán 24 horas, la puta madre —dijo luego de un rato.

Mateo se acercó más a él y le miró con ternura, cambiando la cara.

—Mi respuesta sigue manteniéndose igual.

—Hago lo que me digas por dos semanas, si querés soy tu puta.

—Tentador, pero no.

—Tres semanas y te hago un pete en el baño.

Manuel volvió a rodar los ojos, sacando su celular para ver la hora.

—No lo haré, fin de la conversación. Ahora salí de acá que me voy a clases.

El mayor dijo, tratando de esquivar a Mateo para entrar a su salón. Ya había tenido suficiente y si se quedaba más tiempo, lo más probable es que terminaría cediendo y abrazando al menor porque no duraría oponiéndose.

—Me rindo con vos —resignado, Mateo le susurró para que las pibas no lo escucharan— Se lo pediré a Dani, chau.

Automáticamente el mayor se detuvo.
Eso si que no lo permitiría. Si Manuel no soportaba la idea de tener que fingir ser el novio de Mateo ante miles de personas, definitivamente no estaría de acuerdo que otro tomara su lugar, menos cuando ya había accedido.

Mateo sabía cómo ponerlo celoso, pero Manuel no caería en su juego.

—Está bien, decile y mandale besitos a Valen de mi parte cuando le digas.

Dijo volteándose tranquilamente viendo cómo Mateo se enojaba aún más. El morocho había olvidado que sus amigos Valentin y Daniel estaban juntos, dejándolo así sin opciones.

—Hijo de puta, te odio.

Manuel rió, acercándose al menor para sacudirle el cabello.

—Sabés que es mentira, me amás.

Mateo lo miró enojado y se fue de ahí, dejando al mayor satisfecho. Quizá era una buena idea ver hasta qué punto el menor era capaz de llegar con tal que Manuel aceptara.








volví wachoooo volví

𝐍𝐎𝐕𝐈𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝟐𝟒 𝐇𝐎𝐑𝐀𝐒 ☽ 𝐓𝐑𝐔𝐄𝐏𝐋𝐈𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora