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—¿Puedo pasar?

Tres golpecitos flojos sobre la puerta de la habitación de Manuel, seguido de la inquietante voz del señor Vainstein, retumbaron en los oídos de Mateo, alertándolos a ambos.

Estaban recostados uno sobre el otro, hablando de boludeces mientras escuchaban música, todo piola. Aún así, no dudaron ni un segundo en separarse, capaz se malinterpretaba la posición en la que estaban y lo que menos querían era eso.

Sin esperar una respuesta, el padre del mayor abrió la puerta, encontrándoselos a ambos de pie.

—¿Qué hacían? —preguntó desconfiado al verlos en esa situación.

De por sí, era bastante raro que Abian se paseara tantas veces por allí, siendo que no era novedad que Mateo estuviera en la habitación con su hijo. Manuel no entendía su preocupación.

—Nada —ambos respondieron al unísono.

El mayor de los tres pareció no creerles y paseó su mirada desde el cuerpo de Manuel hasta el morocho, como si estuviese buscando algo inusual. Algo que esperaba no encontrar.

—¿Buscás algo? —Manuel le preguntó al notar como los inspeccionaba de pies a cabeza.

Abian sólo los miró de reojo a ambos antes de darse media vuelta.

—Dejá la puerta abierta, Manucho —dijo y se fue.

Cuando dieron por hecho que Abian se había ido lo bastante lejos y no podía oírlos, se miraron extrañados y rieron incómodos. Manuel se dirigió hacia la puerta para cerrarla con seguro, pasándose por los huevos las palabras dichas por su padre anteriormente.

—Soy yo... —Mateo comenzó a hablar sentándose en la cama del mayor—. O tu viejo está actuando raro.

Manuel asintió despacio, dirigiéndose a Mateo.

—¿Crees que sospecha de lo nuestro? —le susurró, empujándolo en la cama.

Mateo se sonrojó cuando sintió su espalda  chocar contra el colchón y comenzó a ponerse nervioso al procesar lo que Manuel dijo.

—Pero qué decís pelotudo.

Manuel comenzó a reírse al ver la expresión confusa del contrario.

—Mirate, parecés un tomatito.

Las mejillas de Mateo comenzaron a encenderse aún más al oír como Manuel se burlaba.

—Que hijo de puta, Vainstein —le alegó, tomándolo de la mano y atrayéndolo hacia su cuerpo, haciendo que quedara sobre él—. Vos te ponés igual cuando te toco el culo.

Esta vez fue el turno de Mateo para reír, Manuel estaba re avergonzado y aprovechó la situación para esconder su cara llena de vergüenza en el cuello de Mateo, evitando mirarle la cara.

—Bue, aunque ni tenés —sentenció por último el morocho, ganándose un golpe del mayor.

Permanecieron así un rato, abrazados, hasta que Manuel comenzó a lamerle el cuello a Mateo, haciéndole cosquillas.

—Dejá de hacer eso si no querés que te arranque la lengua.

Mateo se removió incómodo debajo del cuerpo de Manuel, intentado quitárselo de encima.

—Y vos quedate quieto si no querés que te ate a la cama.

Manuel le tomó de las muñecas a Mateo y comenzaron a forcejear. Mateo intentando voltear al castaño para quedar encima de él, y Manuel solo quería joder a Mateo.

—Ah dale, cagón —arrastró Manuel al notar que Mateo estaba casi por lograr su cometido sin esfuerzo alguno.

Si hablamos de fuerza física, los dos sabían que el morocho ganaba por bastante, así que Manuel no pudo darle pelea por más de unos cuantos segundos. Quedando Manuel bajo el cuerpo del menor, comenzaron a reír y a recordar los viejos tiempos cuando se la pasaban jugando de esa manera.

—Deberías estar grabando esto —susurró Manuel, dándose por vencido.

—¿Y subirlo a Pornhub? 

Ambos rieron.

—Para tu video, siome.

—No sirve —dijo Mateo sonriéndole.

—¿Como que no Teo? —Manuel comenzó diciendo, mientras el menor agarraba sus manos y entrelazaba sus dedos—. Miranos, parecemos recién casados a punto de coger.

Lentamente, Mateo comenzó a bajar su mirada hasta los labios del castaño, sin borrar la sonrisa de su cara.

—Si queremos generar visitas —Manuel rió acercándose más a Mateo, sintiendo sus respiraciones mezclarse—, tengo que hacer algo que llame más la atención, corte...

La mente de Mateo se mantenía dudosa, mientras el tiempo parecía detenerse por un instante.

Más nada le importaba si estaba con Manuel.

—Eu, ¿Qué hacés? —el mayor le interrumpió tratando de llamar su atención—. Te quedaste en blanco.

Mateo pareció despabilar y toda aquella idea de acortar la distancia entre los dos, se esfumó.

—Ah bueno —trató de excusarse—. Me distraje.

—Qué distraje, parecés como si me quisieras chapar.

Manuel le reprochó entre risas, aparentando estar de lo más normal cuando por dentro estaba hecho un desastre por los nervios.

Tenerlo a Mateo tan cerca lo ponía así, pero a la vez le gustaba.

—Si lo hago... —Mateo se dejó llevar y dijo— ¿Me alejás o lo seguís?

Algo en el interior del mayor se revolvió, causando una extraña sensación que nunca antes había experimentado. Sentía náuseas y temía vomitarle encima a Mateo.

Jamás en su vida se había sentido tan confundido como lo estaba ahora.

—¿Pensás quedarte con la duda? —dijo sin quitarle la vista de encima.

Mateo sonrió y un poco confuso, decidió alejarse del mayor sin borrar la sonrisa de su rostro, soltándole el agarre.

















si hay alguna falta ortográfica, perdonenme q después lo edito

besoss y gracias por leer

ah y tenía q preguntarles algo, miren que he visto un leve desacuerdo corte a quien ven pasivo y a quien activo

a mi me re chupa un huevo, y dejare que ustedes elijan si quieren a manu o mateo abajo o si los quieren versátiles, comentenlo

ahora si chau❤️

𝐍𝐎𝐕𝐈𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝟐𝟒 𝐇𝐎𝐑𝐀𝐒 ☽ 𝐓𝐑𝐔𝐄𝐏𝐋𝐈𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora