𝐍𝐎𝐕𝐈𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝟐𝟒 𝐇𝐎𝐑𝐀𝐒 ☽ 𝐓𝐑𝐔𝐄𝐏𝐋𝐈𝐊

8

—Los amigos que se quieren mucho pueden chapar entre ellos, Emi.

El nene, que estaba sentado entre Mateo y Manuel sobre la cama, no entendía ni una mierda lo que pasaba. Desde que abrió la puerta de la pieza de Mateo y los vió demasiado cerca, inmediatamente les preguntó, con su inocencia infantil, por qué lo hacían, ocasionando que el mayor de los Palacios casi lo cague a piñas, y gracias a Manuel y la capacidad que tiene de tratar con niños, logró que el pequeño no corriera a contarle a Pedro lo que vió.

—Yo le llamo reforzar la amistad —agregó Mateo, sonriéndole al mayor de los tres, haciéndolo sonrojar a Manuel.

Emilio los miraba confundido y tratando de entender lo que pasaba, con ingenuidad preguntó:

—¿Entonces yo también me puedo chapar a Manu?

El nombrado no hizo más que reír y despeinarle el cabello, mientras Mateo negaba con su cabeza.

—No —Mateo casi grita y Emi lo miró confundido—. No podés porque Manuel es mi amigo y no tuyo.

Dijo y Emilio inmediatamente miró a Manuel preguntándole si es su amigo, a lo que Manuel asintió con una sonrisa, ganándose un golpe del morocho.

—Ya somos amigos, viste.

El nene dijo y se acercó más a Manuel para abrazarlo.

—Si si, como sea —dijo Mateo, fulminando a Manuel con la mirada—. Pero Manu sigue siendo mío y no de vos, así que ahora largate de aquí.

Emilio hizo un puchero y Mateo se levantó para llevarlo fuera de su habitación.

—Dale Emi, no tenemos todo el día—. Dijo Mateo abriéndole la puerta para que saliera, pero Emilio lo ignoró.

—Yo quiero jugar con Manu —lloriqueó el menor, aferrándose a Manuel que los miraba divertido—. Largate vos, ortiva de mierda.

Mateo abrió la boca dramáticamente sorprendiéndose por cómo le había llamado su hermanito y Manuel se rió a carcajadas.

—Qué decís, enano hijo de re mil puta —el morocho se acercó enojado hasta ellos y lo tomó del brazo a Emi, obligándolo a soltar a Manuel—. Salí de acá antes que te cague a palos, venda todos tus juguetes y decida darte en adopción.

El menor lloriqueó y rápidamente salió de la habitación, despidiéndose de Manuel con un abrazo que el mayor correspondió solo para molestar a Mateo.

—Y cerrá la puerta al salir.

Gritó el morocho una vez Emi los dejó solos, luego de eso se escuchó un portazo.

—Y no vuelvas —sentenció—. Nunca.

Manuel rió una vez más, mirando como Mateo se acercaba a él sin quitarle los ojos de encima.

—Lo tratás como el orto, Mateo —comenzó a decir el mayor—. Es solo un wachín.

Apenas Mateo puso el seguro de la puerta, Manuel se acomodó sobre la cama, para continuar con lo que estaban haciendo antes de que Emi los interrumpiera, y al llegar a su lado, Mateo trepó sobre la cama a cuatro patas y lo empujó para que quedara bajo su cuerpo.

—Cortó el mejor chape de mi vida —se quejó Mateo acercándose más a Manuel—. Que se joda.

—Dale Mateo, es tu hermano.