Cuatro años.
Habían pasado cuatro años desde que la banda que me dió las fuerzas que necesitaba para seguir adelante, la banda que me había ayudado en mis peores momentos, y acompañado en los mejores, la banda que había provocado que mi rostro quedase cubierto de lágrimas, pero también punzadas en mi estómago de tanto reír. La banda que hizo de mis días algo más soportable. La banda que me emocionaba con cada párrafo de cada canción que ellos escribieron. La banda que me había salvado; se separó.
Llevaba recaudando dinero para poder asistir a un tour titulado "MCR's comeback tour" durante varios meses. Pero era sólo un sueño. Una mera ilusión. Algo que tan solo había pensado. Hasta que un día me enteré que se había vuelto realidad. My Chemical Romance iba a hacer un último tour, y yo iba a ir, aunque fuese la última cosa que hiciese.
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Las entradas salían hoy, 31 de octubre, (qué sorpresa, tratándose de MCR). Salí corriendo del instituto para coger el bus que me llevase hasta el único centro comercial de la zona en el que pudiesen tenerlas. Llevaba puestos los guantes de Frank en honor a su cumpleaños.
Sentada en la penúltima fila me percaté de una chica que llevaba una camiseta de My Chem, más concretamente de la era Revenge. Tenía una sonrisa de oreja a oreja en la cara y se la veía nerviosa. Seguramente yo me veo igual en estos momentos.
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Por fin llegué al centro comercial, subí las escaleras corriendo, llegué al puesto en el que venden entradas para eventos varios y hablé con la chica al otro lado del mostrador para que me diese dos entradas para el concierto de My Chemical Romance. No podía casi hablar de la carrerilla que me había acabado de hacer, pero la chica puso una expresión que me dió a entender que ya había visto a varias personas así hoy, con camisetas y colgantes de MCR, exhaustos de la alegría pidiendo sus respectivas entradas.
Tenía las entradas en mis manos, las - entradas - para - ver - a - My - Chemical - Romance. No podía parar de sonreír y de repetir "tengo las entradas" mientras salía del centro comercial. Aunque todavía quedaban tres meses y creí que me iba a morir esperando.
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Pasaron tres meses. Estaba a tan solo unas horas de verles, de tener a mis héroes a metros, de poder ver sus sentimientos reflejados en sus ojos con cada canción, de poder verles sin una pantalla de por medio.
Estaba en la cola, de las primeras, con una amiga y una tienda de campaña, porque claro está, habíamos acampado para estar en primera fila.
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Abrieron las puertas del sitio, decenas de personas gritando, cientas corriendo por coger el mejor sitio, yo una de ellas. Por suerte me pude poner en primera fila central.
Mi amiga y yo no parábamos de hablar mientras la gente se iba colocando, "¿qué canción tocarán primero?" "¿subirán a alguien al escenario?" "¿qué sentirán al verse el uno al otro después de años, tocando juntos?"
De repente las luces comenzaron a desvanecerse, gente gritando, aplaudiendo, eufóricos por ver a sus ídolos por última vez.
Las luces se apagaron por completo, estaba todo oscuro, no conseguía ver ni mi propia mano, cuando un pequeño foco iluminó el centro del escenario, con una persona en el centro de éste. Todos sabíamos perfectamente quién se escondía tras esas luces.
Todo se quedó completamente en silencio por unos segundos, y comenzó a oírse un piano. Entonces comenzaron los gritos de nuevo, pero no por mucho tiempo, porque en cuanto Gerard empezó a cantar, todo se silenció, dejándole a él y a su voz sólos.
When I was,
a young boy,
my father,
took me into the city,
to see a marching band,
he said--
Gerard puso el micrófono al público, a la vez que salían cuatro focos más; Frank, Ray, Mikey, incluso Bob estaba también ahí. Quise cantar, pero más bien fueron susurros, porque no me salía la voz, verlos a todos juntos de nuevo, tocando otra vez, siendo felices. Sentí que se me iba a escapar el corazón del pecho en cualquier momento.
Miles de voces cantando al unísono, gente llorando de alegría, alzando sus manos.
Tocaron tantas canciones que perdí la cuenta, Teenagers, The World Is Ugly, The Sharpest Lives, Vampires Will Never Hurt You, Famous Last Words, Cemetery Drive, ese momento en el que no pude contener mis lágrimas al oír la voz de Gerard rompiéndose cantando Desert Song, y ese momento en el que me rompí yo al escuchar The Light Behind Your Eyes. Ese momento en el que canté hasta las partes de guitarra en Na Na Na. Ese momento en el que no podía parar de bailar al ritmo de Planetary (GO!). Ese momento en el que vi a Frank, sentado a un lado del escenario, sonriendo mientras veía a Gerard cantando Cancer. Ese momento en el que todos movíamos nuestras manos a un lado y al otro al ritmo de The Kids From Yesterday. Ese momento en el que me dejé la voz cantando Helena, y ese momento en el que sentí que Gerard, Frank, Ray, Mikey y Bob estaban tan cerca mío que creí que podía sentir su alma.
Pero todo llega a su fin. Sólo quedaba una canción.
Fake Your Death.
Some people watch, - la voz de Gerard comenzaba a quebrarse.
some people pray,
but even lights can fade away,
some people hope,
some people pay,
but why'd we have to stay,
cause even heroes get the blues,
or any misery you choose,
you like to watch, we like to use
and we were born to lose--
Gerard tuvo que dejarnos el turno porque su voz no daba más; estaba llorando. Él no quería mostrarlo, y no quería que se notase, pero yo sabía que estaba llorando.
I choose defeat, I walk away,
and leave this place,
the same today,
some like to sleep,
we like to play,
just look at all that pain.
La canción se acabó, las voces, y con ellas las luces se fueron desvaneciendo. El escenario quedó iluminado por una línea de luz a la que se fueron acercando poco a poco. Pude ver cómo Frank miró a Gerard, con una expresión entre pena y emoción, no sabría describirla, pero lo que sí sé es que Gerard entendió esa mirada a la perfección.
Se pusieron los cinco en fila, se cogieron de la mano y gritaron "We were My Chemical Romance!"
A estas alturas sólo podía sonreír y sentir cómo las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.
Las luces se fueron apagando, aunque pude sentir como ellos se quedaron en el escenario cogidos de la mano más tiempo, mirando como la gente abandonaba su sitio, llorando, o dando saltos de alegría. Orgullosos de las personas a las que han enseñado que somos más fuertes de lo que pensamos, porque, nunca dejaremos que nos cojan vivos.
Me quedé paralizada, no sabía que hacer, tantas emociones en tan poco tiempo.. Mi amiga empezó a prepararse para marchar, mientras que yo seguía parada.
Era de las últimas personas que quedaban en el recinto. Cerré los ojos, formé una de las sonrisas más sinceras que he formado en toda mi vida y susurré; "We'll carry on." Me di media vuelta y comencé a abandonar el recinto, dejando tras de mí el mejor momento de mi vida.