Capítulo III: Terreno Peligroso

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Un tic-toc inundaba el aula de psicobiologia.
El reloj inmenso que había colgado en la pared se podía oír desde el pasillo, haciendo que todos los alumnos de la sala mantuvieran silencio.
Así es como conseguía relajarme mientras tomaba apuntes de lo que dictaba el profesor. Tenía la sensación de que Jeremy iba mirando a mis hojas cada dos por tres ya que parecía bastante perdido entre las palabras del maestro.
Yo sin embargo dejaba que mirase sin problema, ya que sólo eran apuntes y no era algo importante como deberes, trabajos u exámenes.

— Y por último, como soy tan generoso, os dejaré unos cuantos deberes para el próximo día.

Toda la clase empezó a rebufar y más de uno ya se estaba quejando, mas el profesor sin inmutarse empezó a escribir en la pizarra digital las páginas con sus ejercicios.

— Como es el segundo día solamente pondré dos páginas.

— Menudo rollazo.

— Te he oído, Alex. Si no estás dispuesto a hacerlos.. Tu mismo, pero te aviso de que tus cualificaciones bajarán.

El joven rodó los ojos mientras daba golpecitos en la mesa con el bolígrafo.
Apunté en mi agenda todos los ejercicios mientras Jeremy hacía lo mismo.
Antes de que estuviera a punto de guardar mi libreta tocó el timbre avisándonos de que era la hora del descanso, así que rápidamente guardé todo mi material y me dirigí con Jeremy y Enzo hacia la salida.

— Nuestro segundo día y ya nos ponen deberes...— se quejó Jeremy.

— Estoy yo para hacer deberes.— ironizó Enzo mientras caminaba con las manos en los bolsillos.
Seguidamente nos encontramos con todo el grupo en la salida y los saludé a todos, intentando integrarme más.

— ¡Hola! ¿Qué tal vuestro segundo día, chicos?— preguntó Alicia contenta.

— No tan bien, con deberes de por medio..

— Qué me vas a contar, a nosotros también nos han puesto.— soltó Unax sin ganas.

— Pues yo no tengo ni uno, que os den.— rió Aswad como de costumbre pero al ver que Unax le dirigía una mirada fija se calmó un poco.

— La verdad no es para tanto, los deberes se hacen en un momento supongo.— afirmé algo inseguro para seguir la conversación.

— Tienes razón, además vendrán de peores...— respondió Lina rebufando.

— Hey, tío.— me llamó la atención Enzo dándome un codazo.— Me han dicho por ahí que fumas hierba.

No sabía como reaccionar, así que simplemente afirmé aquel rumor.

— Así es.

— Joder pues traigo un material que te cagas. ¿Vamos atrás a fumárnosla de una?

— Nunca rechazo una invitación.

— Chicos, que va contra las normas fumar hierba en el campus...— advirtió Alicia algo molesta.

— Pero detrás de los pilares todos fuman mota y nunca pillan a nadie, es nuestra oportunidad. ¿Te vienes, Jer?

— Venga.— se animó chocando la mano de su amigo.

Así que los tres fuimos detrás de los pilares alejados del campus para empezar a drogarnos. En ese lugar había gente chunga con aspectos extraños, miradas fijas... Incluso habían que llevaban navajas. Sinceramente a mi eso me daba igual, con tal de drogarme era suficiente.

— Cátalo tu, Louis. Es de buena calidad.

— ¿Por qué siempre seré yo el que tenga que probarlo antes que todos?— sonreí de lado y le di un tiro al porro. Empecé a observar a mi alrededor, viendo los pilares con grafitis; en algunos estaban dibujados miembros, en otros frases tipo "El Fulanito de Tal la chupa" y también los típicos amorosos que me hacían vomitar tipo "Ariana x David 02/18".

In[tocable]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora