Cpítulo 3: El adiós (Parte 1)

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... pero si te vas de mí, no te diré adiós porque te guardaré en mi corazón...

~Heaven, Ayumi Hamasaki~

Pasó cerca de un mes para que las cosas comenzaran a calmarse en las vidas de Natalia y Gabriel, la única comunicación que tenían en esos momentos fué su teléfono celular,sólo podían mandarse mensajes para que en sus casas nadie descubriera que seguían frecuentándose de cierto modo; una madrugada, como a eso de las 2:30, Natalia sintió que su teléfono comenzó a vibrar (dormía él debajo de su almohada para poder contestar los mensajes), todos esos días ella había estado teniendo el sueño muy ligero así que al sentir el aparato, rápidamente despertó, se dió cuenta que tenía un mensaje multimedia, ella casi nunca enviaba ni recibía ese tipo de mensajes, así que un poco desconsertada lo abrió, era una grabación

"Veámonos en el parque, estaré ahí a las tres de la mañana, por favor, necesito verte"

Natalia lo pensó durante unos segundos y lo más rápido y silencioso que pudo se cambió de ropa y salió de su casa rumbo al lugar concretado, la mayoría pensaría que está loca y es muy peligroso, pero a ella nada de eso le importaba, también tenía ganas de verle, aunque fuera sólo un instante.

Cuando la chica llegó al parque de la colonia inmediatamente buscó un lugar para sentarse donde hubiera luz, ir a ese lugar a esas horas no era lo más apropiado; Natalia estaba un poco nerviosa, pero se tranquilizó al ver que pronto llegaba Gabriel, el chico al verla corrió a abrazarla, Natalia aún no estaba muy acostumbrada a eso, aunque se dejó abrazar se sintió un poco incómoda

- Gabriel....-

- No pude más...- le interrumpió el chico - ... todo éste tiempo quería verte, escuchar tu voz, sentí que el mundo se me vino abajo, gracias por venir-

- La verdad es que yo también quería verte - dijo tímidamente la joven

Cuando aquel largo abrazo terminó ambos se sentaron en la banca entrelazando sus dedos, Natalia sentía ese nervio que a todos nos agrada cuando estamos con la persona que nos gusta.

- Desde aquél día en tu casa mis padres me han tenido muy bien vigilado, aunque ellos no están le pagaron a alguien, un guardaespaldas - dijo Gabriel 

- ¿Y cómo le hiciste para que no notara que saliste de tu casa?-

- No es tan buen elemento que digamos - sonrió el chico

- ¿Ahora qué haremos? ambos tenemos prohibido vernos, me siento muy frustrada porque mi madre no quiere hablar de lo que sucedió, cuando trato de sacar a flote la conversación me cambia radicalmente el tema-

- A mi me pasa lo mismo, si incluso quiero insinuar algo mis padres simplemente se dan media vuelta y se van- Gabriel suspiró profundamente y miró a los ojos a Natalia - Perdóname - dijo preocupado

- No hay nada qué perdonar - sonrió Natalia

- Si no hubiera sido por mi.... imprudencia...-

- De todos modos habría sucedido - 

Gabriel miró a Natalia sorprendido e intrigado

- Sí...- dijo ella - ... aunque no hubiera estado con la pijama desabotonada todo éste.... borlote se habría dado, no creo que tu madre lo hubiese tomado más tranquilamente de lo que lo hizo-

- Pues, tienes razón, tal vez las madres tienden a sobreacutar un poco, pero.... no había razón para que ninguna de ellas te golpeara como lo hicieron, por cierto, tu mamá no....- dudó un poco en terminar la frase

- ¿Si no me golpeó más? - dijo ella complentando la oración de Gabriel - No, para mi fortuna, no lo hizo, y agradezco tanto a Dios por eso, porque en realidad creí que me venía una paliza de aquellas-

Destino: JapónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora